3 de Noviembre de 2017
Irene Bianchi
La acción de “Casa Valentina”, de Harvey Fierstein, transcurre en un pequeño hotel-resort, en las afueras de Nueva York, en los primeros años de la década del ’60. Allí acuden un grupo de habitués, hombres a quienes les gusta vestirse y “lukearse” como mujeres (cross dressers). Ellos se declaran heterosexuales. De hecho, todos están casados con mujeres, y la mayoría tiene hijos. Algunos de ellos, incluso, “aborrecen” a los homosexuales y buscan diferenciarse de ellos.
El conflicto se desata cuando uno de ellos, “Georgina” (Fabián Vena), insiste en “salir de la clandestinidad” y convertir al grupo en una organización oficialmente reconocida. Pero para ello todos deberán dar sus datos personales (nombre, apellido, profesión y domicilio real), y asegurar que ninguno de ellos es un “gay infiltrado”. Salvo el dueño de casa “Renzo” alias “Valentina” (Mario Pasik), casado con “Rita” (Cristina Alberó), la proveedora de pelucas, con quien está todo blanqueado desde un comienzo, los demás “cross dressers” mantienen ocultas estas escapadas, con coartadas más o menos creíbles. Hay un par de trabajos sobresalientes. Diego Ramos, en la piel de “Gloria”, y Roly Serrano, como “Gogó”. “Casa Valentina”, dirigida por José María Muscari, con vestuario de Pablo Battaglia y escenografía de René Diviu, se presenta el domingo a las 20 en el Coliseo Podestá.
Imagen: "Casa Valentina" /archivo Teatro Coliseo Podestá
Fuente: EL DIA
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