Por IRENE BIANCHI
Malafemmena |
Un cura, “Pasquale” (Ricardo Ibarlín) y su sacristán, “Silvestro” (Diego Aroza), viven en una modesta parroquia de barrio, y reciben la visita nada menos que de Ella, Eva Perón, en 1949, personaje alrededor del cual gira la pieza, aunque nunca aparezca en escena. Es sabido que la figura de Eva despertó (y aún despierta) amores y odios, igualmente intensos. Para unos era “la Santa”; “la yegua” para otros, los mismos que escribirían en las paredes “Viva el cáncer” tras su temprana muerte.
Esa misma dicotomía despierta Eva en ambos personajes, y funciona como disparador del conflicto. Silvestro, que sin conocerla la desprecia, se enamora perdidamente al verla por primera vez. Pasquale, en cambio, más abierto y tolerante en un principio, tiene sus reservas tras ese encuentro, y la califica de tirana autoritaria. Bien sabido es que Eva Perón producía cualquier cosa menos indiferencia. Lo más interesante de la obra de Laura Coton es el énfasis que pone la autora en el vínculo entre estos dos amigos de toda la vida, inmigrantes italianos que habían transitado un largo camino, hermanados por las circunstancias.
Hoy a las 21 en 1 entre 36 y 37. A la gorra.
Fuente: EL DIA
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