27 de octubre 2014
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“Pulsiones” reúne cuatro coreografías de autores sudamericanos |
Por Margarita Pollini
"Pulsiones". Coreografías de V. Nebrada, A. Burgos, L. Reale y M. Silva. Ballet Estable del Teatro Argentino (director: M. Silva). Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata. Dirección: D. Censabella Farré (Teatro Argentino de La Plata).
Con un espectáculo que une lenguajes y estilos diversos, el Ballet Estable del Teatro Argentino que lidera Mario Silva continúa demostrando no sólo la calidad de sus integrantes y del conjunto sino su capacidad de trabajo y su muy buen nivel actual.
"Pulsiones" reúne cuatro coreografías de autores sudamericanos (tres argentinos, más el venezolano Vicente Nebrada) y plantea desafíos disímiles.
En el inicio, "Doble corchea", de Nebrada (en reposición de Laura Fiorucci, quien ya había trabajado en la casa platense para "La cenicienta"), invita a recorrer desde el movimiento la bella y célebre "Guía orquestal para la juventud" de Benjamin Britten.
El concepto de la obra musical, que es el de trabajar las sucesivas variaciones sobre el tema de Purcell en el que se basa para el lucimiento de distintos instrumentos y secciones de la orquesta, es continuado por Nebrada en elegantes y complejas evoluciones, plasmadas con mejor suerte por los solistas que por un conjunto al que le faltó uniformidad.
"Momentos", creada por Adolfo Burgos, es una sucesión de cuadros masculinos de gran exigencia física; si bien la tarea de los intérpretes fue superlativa, no alcanzó para remontar un planteo reiterativo y demasiado extenso al que tampoco ayuda la partitura de Juan Andrenacci y Leandro Marzani (que incluye "préstamos" como el "Vuelo del moscardón" de Rimsky-Korsakov). La "Suite taurina" de Leonardo Reale sobre música de Massenet, de líneas sobrias y luminosa alegría, permite el lucimiento de primeras figuras de la compañía.
Sobre el final, "El guía", de Silva, presenta una lograda versión del "Bolero" de Ravel que respeta los conceptos de "crescendo" musical y de variedad en la reiteración planteados por el compositor, creando así además una simetría con la obra de Britten-Nebrada. Aldana Bidegaray protagoniza la coreografía con energía y sentimiento, maravillosamente secundada por el cuerpo de baile.
La Orquesta Estable, sometida a un "tour de force" en las músicas elegidas por los coreógrafos, tuvo un excelente desempeño, a pesar de algunos pasos en falso en ciertos solos. En el podio, Diego Censabella Farré la condujo con firmeza y oficio, y la breve intervención del Coro de Niños preparado por Mónica Dagorret (en "Momentos") fue impecable.
Fuente: AMBITO
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