Quico García vuelve al teatro platense con un espectáculo, el quinto de su producción, que alcanza ribetes de exquisita perfección. Los sábados en La Hermandad del Princesa
Por Ana M.Tótoro
Especial para Hoy
Quico García es un dramaturgo y director platense que apuesta al trabajo de laboratorio y se toma tiempo entre una obra y otra para que los productos presentados sean de una prolijidad absoluta. Por eso, Ritual mecánico impacta como un todo armónico que parece superar trabajos anteriores. Menos épica que Canon perpetuo, el cuarto espectáculo, más melancólico y desesperanzado, presenta las ideas nihilistas del autor, en un clima de absoluto desamparo.
En el espacio real (no teatral) de un sótano, se encuentran los personajes encerrados y obligados a destruir libros, que es lo mismo que destruir la cultura del saber. Los protagonistas son dos seres que producen el extraño efecto de parecerse sin ser parecidos.
En tanto, otro personaje los registra, los graba, y les hace realizar determinadas acciones, que ellos ejecutan casi mecánicamente. Las distintas tomas del proceso se interrumpen con la aparición de un cuarto actor que acomoda cosas y habla del corazón como si estuviera leyendo un manual de anatomía: queda en claro que los sentimientos carecen de importancia, porque el corazón es sólo una válvula que mantiene vivo, y surge la reflexión sobre el hombre como “un milagro sin importancia”, obligado a hacer lo que no quiere, ya que la libertad no existe.
Mientras los protagonistas (¿sobrevivientes?) realizan la obra de destrucción de la palabra escrita en las escardadoras, una voz en off recuerda las formas de penas de muerte, que manifiestan la tendencia del hombre a eliminarse a sí mismo. El lirismo de la cámara de gas se opone a la descripción dura de los otros procedimientos.
El ritmo de las secuencias se va tornando cada vez más compacto marcando así la aceleración del proceso de los dos hombres: el enfrentamiento soterrado entre ambos se resuelve en la lograda escena en la que se hacen uno para manifestar el desasosiego de “querer creer entrever”.
Vestuario e iluminación apuntalan el clima propuesto, en tanto que la música conforma un texto sonoro actoral, que junto a los ruidos, surge desde adentro como un personaje más. Las actuaciones, ajustadas, reflejan la idea del autor de que el actor se disuelva en la realidad de la escena conformando un todo homogéneo.
Ficha técnica:
Obra: Ritual mecánico
Autor: Quico García
Intérpretes: Rodolfo Balvidares, Juan Manuel Gianastasio, Daniel Gismondi y Ricardo Ibarlín
Escenografía: Quico García y Damián Curcio
Vestuario: Analía Seghezza
Sonido: Daniel Gismondi
Dramaturgia y dirección: Quico García
Lugar: La Hermandad del Princesa (Dg. 74 Nº 817).
Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2003/09/16/pdf/23.pdf
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