Mutación simiesca

 

19 de agosto de 2024

Por María del Rosario Goñi

Imagen prensa de la obra

"Informe para una academia", de Martin Filiberti. Dirigida por Martin Filiberti. Con Gonzalo Alba y Her Müller. En La Mercería Teatro. Calle 1 Nº 210 La Plata. Funciones: Sábados 21:00 hs. Hasta el 30/08/2024. 

Parado frente a un atril, Pedro “El Rojo” expone un informe para una academia sobre su adiestramiento, desde el estado de naturaleza animal hacia la adopción de usos y costumbres propios de la humanidad, en especial el habla. En esta introducción, dará cuenta de su captura por parte de un grupo de exploradores en la Costa del Oro, actual territorio de Ghana, y de las circunstancias en que fue sometido mediante disparos. Uno de ellos le rozó la mejilla y le mereció el epíteto de “Rojo” por una cicatriz permanente de ese color. Pedro efectúa el relato con las formalidades prototípicas de lo esperable para el auditorio al que se dirige, al cual le dispensa la consideración de “Eminentes Señores de la Academia”. Así realiza un racconto de lo que recuerda de su antigua condición simiesca, puesto que el tiempo transcurrido, y su determinación por adoptar una humanidad forzada, le han borrado su esencia animal. 

La pieza teatral es una adaptación del clásico y formidable cuento homónimo escrito por Franz Kafka, publicado en 1917. Los protagonistas de este desafío actoral son Gonzalo Alba y Her Müller, quienes mediante una imagen especular interpelan al público sobre la crueldad humana en su máxima expresión, e invitan a preguntarnos: ¿quién es el salvaje entonces, aquel animal que vive en estado de naturaleza plena o el humano que goza con sus bajezas sin límites? 

Llevar a escena una obra consagrada implica, de por sí, un reto ambicioso, y lo cierto es que ambos actores estuvieron a la altura de las circunstancias. Así pues, Her Müller pudo dar cuenta del goce sádico con acciones físicas de extrema brutalidad, a través de una gestualidad gélida y provocadora, de su plasticidad escénica, como del quiebre de la humanidad por cada acto agresivo y humillante. Por su parte, Alba supo captar la esencia de un animal alienado, al cual se le arrebató su animalidad en pos de una humanidad cínica y especuladora que explota a través del lenguaje como única «salida» para su supervivencia. El actor transita por distintos estados emocionales: el miedo ante sus captores, la debilidad ante el sometimiento, el dolor ante la ferocidad. Además, se convierte en la mirada objetiva de quien reprueba a la raza humana debido a sus más ruines miserias.

La escenografía es austera, sus recursos eficaces. El vestuario propone una sugestiva muestra de intercambio entre los actores para denotar que uno es el espejo del otro. El simio se transforma en humano y viceversa. El trabajo de dirección encarado por Martin Filiberti, quien ya nos tiene acostumbrados a componer puestas teatrales con claro sentido escénico, construye el recurso más potente de la obra: una jaula que ubica en medio del escenario y remite a la metáfora de la prisionalización en tanto encierro y sometimiento. Este artefacto crece con el desarrollo de la acción dramática para internalizarse en esos seres atormentados ya que la vida en sociedad –como lo anticipara Kafka- es en sí misma una cárcel de opresión y domesticación.

En fin, resta agregar que los textos resultan proferidos con la fuerza necesaria para expandir un mensaje potente y desolador. La obra ironiza con la quimera de la libertad, anhelo perpetuo de la condición humana. Así pues, el simio reconvertido en un ser extrañado se erige en tanto metáfora perfecta de alienación –en términos de la teoría marxista- que sucumbe en el cotidiano de la existencia.

Fuente: https://artecriticas.wordpress.com/