jueves, 12 de mayo de 2022

“La Romanza”: una historia de amor animal bajo el manto de Gilda

 

En la obra escrita y dirigida por Maru Ozafrain una mujer sobrevivió al fin del mundo junto a su vaca, lo más importante de su vida

María Virginia Bruno
12 de Mayo de 2022
Melisa Taylor es la protagonista de “La romanza”

Tras “2072”, Maru Ozafrain vuelve al futuro para ubicar a su nueva obra, “La Romanza”, una historia post apocalíptica, ambientada en algún rincón del tercer milenio, en el que una sobreviviente vive por y para su vaca. Por eso dirá la joven actriz, dramaturga y directora que la pieza, que se ofrece los viernes a las 21 en Teatro Abierto, bien podría definirse como “una historia de amor, del más puro y profundo amor: el amor a un animal”, bajo el cálido y contagioso manto de Gilda, diosa pagana.

Protagonizada por una virtuosa Melisa Taylor, “La Romanza” nació a partir de un “desafío autoimpuesto” por Ozafrain, en un intento desesperado por despegarse de la cercanía personal que le había impregnado a sus últimas creaciones.

Decidida a no dejarse interpelar por esos sentimientos que la abrumaban en la parte más restrictiva y dolorosa del aislamiento, buscó ficcionalizar la realidad encontrando el filtro en “una historia de acción imposible, como algo que sucederá dentro de muchos años, cuando el mundo ya no sea este”.

En ese mundo, donde sucede “La Romanza”, una mujer logró sobrevivir a la tercera guerra mundial y junto a su vaca Lelé, a quienes une un vínculo hermoso, enfrenta las adversidades. Oprimida por quienes ella llama “Las bestias”, deberá abrirse paso en su realidad salvaje, en un mundo desesperanzado donde “la estupidez humana destruye lo que le da vida”, explica Ozafrain.

Para la dramaturga, su obra fue un pretexto para hablar de los vínculos que forjamos con los animales, “porque muchas veces se nos olvida cuán profundos pueden ser”.

Y Ozafrain quiso celebrar este amor que perdura en la oscuridad a partir del universo de Gilda, la santa popular que acompaña y protege a la mujer y a la vaca y que, con su espíritu y su música (cantada y bailada en vivo por la protagonista, con el asesoramiento de Pablo Ramuzzi), “viene a traer vida y color en medio de tanta desesperanza”.

La desesperanza se traduce en una puesta en escena “con una impronta campechana, oscura y lúgubre”, unas elecciones desafiantes y muy distantes a las que Ozafrain suele presentar en sus producciones que, en general, se mueven entre lo kitsch y el pop art.

Dice Maru que la protagonista fue “todo un hallazgo” y que “supo elevar a lugares impensados” a su creación, más allá de lo escrito. La joven actriz, con la que habían compartido escenario en “Insomnio”, no sólo se pone a los hombros una obra cargada de drama y texto sino que, además, lo hace desde la naturalidad de una tonada gauchesca compleja que remite al pasado aún estando en el futuro.

“Aquí nos encontramos con un mundo que llegó a su fin. Lo que vemos son los restos de aquello que supo ser, un volver a empezar. Lo cíclico del lenguaje en función de lo cíclico de la historia y de la vida. Por eso, me pareció simbólica la idea de que en el 3000, se retome aquel hablar gauchesco, ya que son más los puntos que convergen en ambos mundos que en nuestra actualidad”, cuenta la directora.

Ozafrain no solo escribió y dirige “La Romanza” sino que también actúa, en tal vez el rol más desafiante de todos los que le ha tocado interpretar: es Lelé, la vaca. Lejos de querer encarnar literalmente al animal, su interés estuvo puesto en “reflejar cuán expresiva puede ser una vaca dentro de su inexpresividad”. Para la actriz, fue interesante “explorar cuándo debía accionar, cómo y por qué”, así como también la forma en la que “se comunica con la protagonista y qué impulsos animales la llevan a hacerlo”. Ayudada por elementos de vestuario y de utilería que remiten al universo vacuno, decidió “recurrir a la parte por el todo”, simbolizando “con elementos de nuestro cotidiano humano, el estar de una vaca”.

Con diseño y técnica de luces Juan Esteban Camargo, “La Romanza” se destaca por la gran cantidad de mujeres arriba y abajo del escenario, no sólo en la dramaturgia, dirección y actuaciones sino también en la asistencia de dirección (Marilina Oriolani) y dirección de arte y escenografía (Denisse Bozzarello), en una sala, ubicada en 63 entre 3 y 4, que es gestionada también por una mujer: la misma Ozafrain.

-¿Qué tenés para decir sobre eso?

-Siento que es mi deber, desde el lugar que ocupo como productora, el de reivindicar el rol de la mujer en los espacios de producción artística, roles que desde hace mucho tiempo ocupan en su mayoría hombres. Creo que es importante crear obras con temáticas y perspectiva de género, y que es igual de importante -o incluso más- generar equipos que le den trabajo a mujeres en el ambiente artístico. El feminismo debe militarse desde el discurso y desde los cimientos, como la composición de un equipo de trabajo.

Fuente: EL DIA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Día Nacional del Actor y la Actriz

  12 de mayo de 2025 Día Nacional del Actor y la Actriz: segundo lunes de mayo Abrazamos a todas las actrices y actores que, con talento, en...