5 de Febrero de 2016
Escribir sobre los Rolling Stones no es nada fácil, menos intentar dejar de lado la pasión que me invade cada vez que escucho una composición de Jagger/Richards.
Lo musical está todo dicho; sus anécdotas están todas contadas y sus vidas privadas dejaron de serlo hace tiempo, y tampoco me interesa abordar ese tema. Cuando recibí la propuesta de hacer una columna, lo primero que se me vino a la cabeza fue la influencia de la banda en otras más chicas, y de hecho me acoto a las de nuestra ciudad. Su idiosincrasia, sus formas de trabajo y las tribus que alrededor de la figura de la lengua han subsistido a lo largo del tiempo.
Argentina es Stone. La Plata es Stone. ¿Pero cuánto imitamos su trabajo? Nada, porque somos argentinos, platenses e inventamos una forma distinta de ser de esa tribu. Los Rolling jamas fueron independientes y autogestionados, y la mayoría de las bandas de nuestra ciudad que caminan por la senda Stone, sí lo son.
La banda inglesa jamás tocó en clubes de barrio, las nuestras sí. Ellos nunca usaron zapatillas Topper, nosotros sí. Me interesaba remarcar esto porque fue el espíritu rebelde, que en los años 60 dieron vida a “la banda más grande del mundo”, lo que en realidad inspira a nuestras bandas, a nuestras tribus, a nuestro amor por ellos. Es la perseverancia y la importancia de la canción y el mensaje directo, lo que hizo que existieran bandas Stones como no hay casi en ningún lado del mundo. Sus majestades, bienvenidos a la ciudad más Rolling Stone del planeta tierra, y de otros planetas también. Bienvenidos a la Ciudad de La Plata.
Nacho Bruno
Cantante de Narvales
Fuente: EL DIA
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