© Fotos Revista Hombre 2004
No depende de nadie. Se mantiene sola. Dice que Moria, "la loca mayor", está cada vez mas madre. Ciclotímica, confiesa sus debilidades.
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¿Sos tan zarpada cómo parece?
Y... no sé, yo no me siento zarpada. Me crié con mucha libertad, sin ningún tipo de prejuicios ni de juicios.
¿Te sentís libre?
Sí, totalmente: me siento libre. Me parece que zarpado es alguien que descontrola, que no tiene ningún logro, que se pasa. Yo tengo muchas metas cumplidas —a pesar de que soy chica— y muchas por cumplir. Estoy llena de proyectos. Trabajo, vino sola, pago mis cosas... Por ahí, para algunos soy zarpada, pero no me importa nada lo que piensen.
¿Quién va al banco a pagar tus cuentas?
Mi representante con mi plata.
No te veía en el banco haciendo cola.
¿Queeeé? (N de R.: con el mismo todo que mamá Moria). Soy cómoda. Estoy tan bien criada que vivo sola y puedo hacer mis cosas. Gracias a Dios —y gracias a mi buena crianza— logré, a mi edad, todo lo que me propuse.
¿Te pagás todo vos?
Todo yo.
Pero todavía sos chiquita, podés pedir.
Pido todo el tiempo. Pero mi cuenta de teléfono, mi gas, mi luz, mi ropa, mi comida —todo lo mío— me lo pago yo. Después mangueo, si quiero algo.
¿Cuál es tu meta ahora?
Aprender más sobre actuación porque me gusta mucho. Lograr entretener porque salgo en la tele. Actuar, por el momento, es lo que me da de comer y es lo que más me gusta. Pero estoy aprendiendo. También me gustaría seguir una carrera en la facultad. Pero, me tomo mi tiempo, ya que soy joven. Y soy sedentaria, pero es una enfermedad.
¿Cómo?
Sí. Para mí, el sedentarismo es una enfermedad. Es muy difícil dejar de serlo. Y a "los sedentarios" no nos divierte, queremos ser activos. Todos los días me digo que mañana voy a empezar gimnasia, todo el tiempo tengo ideas nuevas y ganas de hacer cursos. Pero al otro día ni siquiera me voy a depilar... (risas). Me quedo en mi casa... Pero,al psicólogo no me cuesta ir, estoy un poco de la cabeza (risas).
¿Cómo es eso de que estás de la cabeza? ¿Por qué lado te va la locura?
Yo no le tengo miedo a la locura, creo que cada uno tiene su propia locura o está un poco loco. Soy una persona extremadamente ciclotímica. Muy muy, muy, pero mal. A un grado ridículo y exagerado. Puedo estar jajajaja, cagándome de risa, y de golpe ponerme a llorar o ponerme de mal humor. Puedo amarte y odiarte al mismo tiempo.
¿Cómo estás ahora, por ejemplo?
Bien, bien (risas).
¿Qué comés, Sofi? ¿Cocinás, comes afuera, pedís delivery?
Un poco de todo. El sushi es mi comida preferida.
¿Sake, vodka, cerveza o vino?
Cerveza de todas esas porque no puedo tomar mucho alcohol. No me hace muy bien.
¿Tuviste una experiencia medio nefasta, no?
Sí. (N. de R.: hace unos años sufrió un coma alcohólico y le hicieron un lavaje de estómago.) De ahí en adelante hay ciertas cosas como el vodka y el tequila que es mejor no tomar. Me pongo en pedo enseguida.
Cuando eras más chica te gustaban los hombres grandes. ¿Y ahora?
A mí me gustan los hombres en su totalidad, en general.
¿Todos?
El hombre es un animal que me gusta (risas). Como el gato o el perro, ¿viste? (risas).
Me gustan los gatos, los perros y los hombres...
Me gustan. Usualmente no me enamoro de jóvenes de mi edad. Me parece que los de 21 están en otra etapa. Les gusta salir, joder, ¿entendés? No se consigue una relación con un pibe de esa edad.
¿Ahora estás con ganas de estar de novia o querés seguir suelta?
Estoy bien así.
¿Crees que existe "el amor de la vida"?
Sí, yo creo que sí, pero me parece difícil. La mayoría de la gente lo encuentra y lo pierde.
¿Te imaginás formando una familia?
Sí, obvio, claro. Crecer con una persona. También es importante no estar con nadie y joder: las dos cosas son muy importantes. Hay un tiempo para todo y cada uno en su vida puede dividirlo como quiere.
- ¿No te pegó todo ese rollo de la separación de tus padres?
- Nada, no tengo ningún rollo del pasado. Yo tuve una familia —no una familia unida— pero tuve a mi mamá y a mi papá por suerte. Me encantaría poder formar algo el día que me sienta preparada y conozca a alguien que se sienta igual.
- ¿En qué te pareces a tu mamá?
- A veces hablo como ella, con esas subidas de tono, y digo ¡¡¿queeeeeeé?!! Por ahí soy parecida en la independencia, trato de ser lo más independiente posible. Independencia económica, afectiva. No dependo de nadie. Ella tampoco.
- ¿Afectivamente tampoco?
- No.
- ¿De ella tampoco?
- No. Necesito el cariño de mucha gente, pero no dependo de ese cariño para vivir. Necesito a mi mamá y a mis amigos. Pero creo que nadie muere por amor y que siempre podés seguir adelante. Perdí a mi papá cuando era muy chica y en ese momento sentí que se me iba a acabar todo, que nunca más me iba a volver a reír. Sin embargo, ahora soy feliz otra vez.
- ¿En qué sos totalmente distinta a tu mamá?
- Ella siempre quiso ser la mejor y yo no sé si quiero llegar a ser la mejor. Además, como estoy enferma de sedentarismo no puedo ser como ella (risas). Yo no podría vivir siendo alguien que tiene a todo el mundo encima. Sufrí mucho cuando no me podía mover para ningún lado y me perseguían. Se ha hablado tanto de mi vida, tanto, tanto.
- ¿Cómo se hace para dejar de ser el hijo de alguien?
- Mi prioridad es no ser la hija de Moria para la gente que amo. Ahora mucha gente dice la actriz de Los Roldán y eso me gusta.
- ¿Cómo lleva Moria el hecho de que vivas sola?
- Las dos transitamos el síndrome del nido vacío. Pero a ella, me parece, le cuesta un poco más. Está bastante encima, mucho más que antes, pero la entiendo también. Siempre fuimos "yo y ella." Nada más. Siempre da cosita cortar el cordón umbilical y largar a tu hijo.
- ¿Por qué decís que está encima? ¿Te llama muchas veces?
- Miles de veces por día (risas). Está muy madre. Es la primera vez que la veo muy madre, porque siempre fue más amiga y muy compinche mía. Ahora está mucho más en su papel de madre: "¿Fuiste al super?, ¿Qué comiste?, ¿Te vas a acostar tarde? Se pone en el papel de madraza, pero mal, no lo puedo creer, la desconozco.
- ¿Se lo decís?
- Sí, siempre, que es insoportable. Pero me dice "bueno, yo quiero saber". Pobre, no se da cuenta, pero la entiendo perfectamente. Desde chiquita ella tenía la costumbre de llegar a mi casa, abrir la puerta de mi cuarto y darme un beso. Ahora ya no puede.
- Me da pena.
- Pero mi mamá tampoco cambiaría nada por verme a mí, no es ninguna pelotuda (risas). Seguro que está entretenidísima y feliz.
- Es muy graciosa tu mamá, ¿vos te divertís con ella?
- Sí, mi mamá es el mejor cómico que conozco (risas). En realidad, la gente que está alrededor mío está loca (risas).
- ¿Y ella también?
- Ella es la loca mayor. La gente enloquece al entrar a mi grupo. Enloquecen. Pero está bueno, somos más felices, me parece. Yo creo que la felicidad tiene mucho que ver con la locura, con esa locura buena y sana, de divertirse y de desdramatizar un poco la vida.