viernes, 28 de febrero de 2003

Agenda La Plata: Teatro

Nuevo espacio cultural en La Plata

Mañana a las 21 quedará inaugurado el Teatro / Estudio de las artes (43 e/4 y 5), con un show de Marcela Monreal. Dicho lugar será coordinado por Gastón Marioni, Javier Cardini, Carla Chavaño, Nicolás Acosta y Néstor Lazcano.

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2003/02/28/pdf/18.pdf

jueves, 27 de febrero de 2003

Una temporada que empieza a cobrar vida

EL TEATRO ARGENTINO PRESENTO SU AGENDA 2003, QUE COMIENZA EL FIN DE SEMANA

Habrá ocho títulos operísticos, tres de ballet, múltiples conciertos, exposiciones, cursos, concursos, teatro, y ópera para niños, a precios populares

Por Martín Cruz Cabrera
de la redacción de Hoy

El Director General y Artístico del Teatro Argentino, Daniel Suárez Marzal, reunió a la prensa para adelantar los detalles de la temporada 2003 que se inicia este fin de semana. La misma ofrecerá ocho títulos operísticos, tres de ballet, una variada agenda de conciertos -con artistas nacionales y extranjeros-, ópera para niños, teatro y exposiciones, además de la continuación en el proyecto de acercamiento a la comunidad, con la iniciativa de Conciertos en las cárceles, Abuelos al teatro e Integración por el Arte.

El propio Suárez Marzal dijo sentirse conforme por presentar una agenda digna del coliseo platense, realizada casi en su totalidad por los elencos que conforman el teatro y, lo más importante tal vez, a precios muy pero muy populares, que permitirán que miles de platenses puedan disfrutar de espectáculos de calidad.

En ese sentido adelantó que ya se pusieron a la venta los abonos de ópera ($180) y ballet ($60), que este año estarán divididos en nocturnos, (viernes y sábado) y vespertinos (domingos), y que podrán ser adquiridos los once por $200, financiados en dos cuotas, la primera en marzo y la segunda en abril.

Temporada de Opera. El año lírico se iniciará con Don Giovanni, de Mozart. Este título se había ofrecido a fines de 2002 a modo de preestreno; ahora se presentará el 22 de marzo con la dirección musical de Mario De Rose.

Los otros títulos que completan la agenda de ópera son: El burgués gentilhombre, de Moliere- Lully (coproducción con la Compañía de las Luces del Colegio Nacional de Bs.As que se ofrecerá el 12 de abril), Lin Calel, de Arnaldo D’Espósito y Víctor Mercante (llegará el 24 de mayo), La Boheme, de Puccini (estreno el 14 de junio), Lakmé, de Leo Delibes (se presentará el 2 de agosto con dirección musical de Fernando Alvarez), Luisa Miller, de Guiseppe Verdi (4 de octubre), Tancredi, de Rossini (23 de noviembre) y cerrará la ópera brasilera Cristóbal Colón (12 de diciembre).

Temporada de Ballet. Con Luis Ortigoza como primer bailarín, llegará el 5 de mayo La Sylphide, que se ofrecerá en carácter de estreno en La Plata. El 5 de julio será el turno de la ambiciosa propuesta de Romeo y Julieta, con coreografía de Oscar Araiz y con Iñaki Urlezaga como figura estelar. Cerrará la temporada El lago de los Cisnes, el 12 de septiembre, con Maximiliano Guerra y Mariela Nuñez.

Fuera de abono se ofrecerán El arte de la barra (fragmentos de cuatro ballets) y Sueño de una noche de verano (Premio Clarín 2002), aunque todavía no tienen fecha confirmada. Temporada de conciertos. Será muy variada y aun no está completa. En todos los casos serán ejecutados por la Orquesta y el Coro Estables.

También se producirá el regreso de Susana Rinaldi, luego del éxito del año pasado. Ciclo de grandes artistas españoles. Después de un convenio con la embajada española, llegarán Nati Mistral, con su espectáculo Contra viento y marea (21 de marzo), Ismael Serrano (10 de abril), la mezzosoprano María Aragón (en julio) y la gran pianista Rosa Torres-Pardo (agosto).

Opera para niños. Programación especial en donde se presentarán Pedro y el lobo (con la posible colaboración de Alfredo Casero en la narración), Hansel y Gretel y El Barbero de Sevilla. Cursos y concursos. Durante julio y agosto tendrá lugar el Primer Concurso sobre Jóvenes voces líricas del Mercosur. También se llevará a cabo el concurso denominado Composición de una ópera, cuyo premio será la ejecución de la obra durante la temporada 2004. Además se realizará el Primer Concurso de Fotografía coordinado por Milos Deretich. Por último, están confirmados los cursos Los mitos en la escenografía contemporánea, a cargo de Milan David y Escultura gigante, dictado por Pablo Bolaños.

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2003/02/27/pdf/18.pdf

viernes, 21 de febrero de 2003

Agenda La Plata: Teatro

Una pasión por el teatro

Continuando su temporada de verano, mañana a las 22.15 en el tradicional Teatro Rambla (2 e/48 y 49) se ofrecerá una nueva función de la obra Pasión Sudaca, de Alejandro Bilbao.

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2003/02/21/pdf/19.pdf

domingo, 9 de febrero de 2003

Iñaki, cansado de luchar solo

“SIGO ADELANTE POR EL CARIÑO DE LA GENTE”, SOSTUVO

El platense, primer bailarín del prestigioso Royal Ballet de Londres, se tomó unos minutos para hablar sobre el presente del país. “Espero que no nos equivoquemos otra vez a la hora de votar”, reclamó con firmeza.

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2003/02/09/pdf/18.pdf

domingo, 2 de febrero de 2003

Anochecer de un mundo agitado

DOMINGO, 2 DE FEBRERO DE 2003

TEATRO.

La última noche de la humanidad: El Periférico de Objetos

La estrenaron primero en Viena y ahora  se la puede conseguir en Buenos Aires:  La última noche de la humanidad es la nueva obra del siempre inquietante grupo El Periférico de Objetos. A la aceitada máquina escenográfica a la que nos tienen acostumbrados, agregan esta vez los textos y la figura del ácido Karl Kraus, un pensador que osciló entre el apocalipsis y la decadencia, ahora aquí, a la vuelta de la esquina.

Por Cecilia Sosa

La trama de cuerpos, objetos y materia que sube a escena en cada obra de El Periférico de Objetos está montada sobre un resbaladizo territorio alegórico plagado de intertextualidades y simbolismos. Este juego de citas suele permanecer oculto a los ojos del gran público que, estreno tras estreno, llena butacas y corresponde con aplausos al equívoco. Pero a base de una puesta siempre deslumbrante, Emilio García Whebi, Ana Alvarado y Daniel Veronese, núcleo fundador de la compañía en 1989, lograron hacer del malentendido una gracia, no un defecto. La última noche de la humanidad, que llega con los galardones ya otorgados por el estreno en el Weiner Festwochen de Austria, no es una excepción. Así como el pensamiento de Freud y Deleuze sobrevoló Zooedipus (1998), y los textos de Heiner Müler a Máquina Hamlet (1995), esta vez, los periféricos se sumergen en el universo de Karl Kraus (1874-1936), el cáustico ensayista checo sobre el que giró toda la fastuosa decadencia europea, con centro en Viena, de principios del siglo XX. Amparados por el financiamiento del Weiner Festwochen, los periféricos, post doctorados en la Universidad de la consagración europea, no tienen empacho en confesar que llegaron al texto de Kraus casi por descarte. Así, en una rara elipsis moldeada por el azar, un autor poco conocido, aun para el público universitario, reingresa al fangoso escenario teatral argentino.

Ahora bien: ¿es que el texto profético de la primera gran guerra tiene alguna lectura posible en el presente argentino?, ¿qué línea de complicidades puede tenderse con un escritor checo que alguna vez fue instado a robustecer su complexión física o a cambiar su manera de escribir?, ¿qué extraña noche de la humanidad se estrena en el renovado Espacio Callejón del Abasto? Veamos. 

Desprovista de toda otra fastuosidad que no sea la macabra escenografía de la muerte, la primera escena de La última noche de la humanidad, la “Opereta Apocalíptica e Hidrocefálico”, descubre a actores y muñecos deformes, sobrevivientes y cadáveres, revolcándose en el fango de un páramo desierto. Allí, al fulgor cansino del fueye, se entona el himno a una especie ya extinta. Los desertores bailan una danza demencial con los restos celebrando el olvido del horror. El elenco deleita, desnudo y embarrado, una procaz sonata de celebración idiota de la vida cuando ya no hay vida posible. La voz incriminatoria del que denuncia la estafa es una vez más desoída. “Murió la vida, el crimen baila el tango”, dice KK. Frente a los fantasmas universales de la guerra, cinco infradotados se regodean en el fango festejando una sobrevida inútil. He aquí la última noche.

¿Cuál es la guerra y quiénes los victoriosos? Walter Benjamin sentenció alguna vez que Kraus escribe no de cara a una época que agoniza sino frente a otra que se encuentra directamente ante las puertas del “juicio final”. Tal vez, sólo tal vez, el baile con los muertos, el festejo enlodazado, recuerde algunas de las miserias del insoportable estío argentino post revolución dicembrina. Kraus sentencia: “Toda la infamia bélica acaba superada por la infamia humana de no querer saber nada de la guerra, porque los hombres toleran que la haya, pero no que la haya habido”. Ajá. Y, desde algún otro lugar de la baticueva, Elías Canetti, discípulo confeso de Kraus, resume: “El momento de sobrevivir es el momento del poder. El espanto ante la visión de la muerte se disuelve en satisfacción pues no es uno mismo el muerto”. 

Sigamos. Tras una oportuna y necesaria “pausa higiénica” –se recomienda al público no perderse el baño del sector humano del elenco (Maricel Alvarez, Federico Figueroa, Emilio García Wehbi, Román Lamas y Eliana Niglia) en la Pelopincho mal disimulada tras el escenario–, la obra prosigue en “White room”, un segundo escenario montado a modo de bunker,colonia en Marte o psiquiátrico universal, donde se pone en acto un intento de refundación de la especie. En la aséptica caja de ensayos, cinco individuos vestidos de blanco son despertados por una maquinal voz en off recién salida de la CNN, obligados a alimentarse con una sustancia blancuzca (que llaman leche) y a aceptar nombres nuevos: One, Two, Three, Four y Five. He aquí el primer día de una nueva humanidad. De la agonía embarrada al espacio aséptico, de la lucha sexual en el barro al laboratorio de experimentación: La última noche de la humanidad experimenta un violento pasaje del estado de naturaleza al orden. Los seres a quienes les toca despertar en la prisión del tiempo deben someterse a los rituales panópticos y purificatorios de un último intento de refundación de lo humano. “I want to go home”, logra balbucear una de las condenadas, como ET en la tierra.

Esta segunda parte es ocasión para que la compañía despliegue toda una serie de recursos técnicos de seducción y tortura: cámaras que sorprenden desde el interior de las heladeras, televisores que transmiten en vivo la cocción de Choppe, el perro de uno de los encerrados; y hasta la casita de muñecas ocupada por cucarachas donde los reclusos son obligados a verse reflejados. Los ojos se multiplican y luces que señalan al centro. Norte-Sur, Centro-Periferia, la opresión se actualiza en distintos lenguajes. El disciplinamiento periférico exige el uso del inglés. Algunos responden con acento perfecto y bailan; otros resisten, intentando a fuerza de autoflagelación transformar lo blanco en rojo.

“White room” es también ocasión para que la compañía despliegue en vivo su propio drama. Los periféricos pagan el precio de sus diplomas europeos y lo devuelven con creces en puro argentino. La más rebelde de los sobrevivientes pide “centro” y la sucesión de insultos parece no tener fin. ¿Cómo habrá sonado la saga de puteadas en criollo sobre el escenario del Weiner Festwochen? 
Una última cosa. En el cuadernillo que acompaña a la obra hay una secuencia integrada por tres imágenes: un estudio de movimiento de Edward Muybridge; un óleo de Francis Bacon con dos figuras copulando, y una imagen del segundo acto de La última noche de la humanidad. Las tres imágenes guardan una evidente sintonía, parecen ser sus continuaciones más inmediatas o sus más literales traducciones. ¿Pretencioso? Los periféricos recogen el guante e inscriben su obra en la más prestigiosa serie de la alta cultura occidental. Extraño juego de textualidad y representación. Tal vez en la rara cita de la combinación erudita y la producción escenográfica casi sublime, se encuentre una de las pocas compañías que logra la difícil misión de provocar y, a la vez, generar desconcierto. 

La última noche de la humanidad se exhibe los viernes, sábados y domingos a las 21 en el Espacio Callejón (Humahuaca 3759).

Las tablas le hicieron fuerza a la motosierra

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