domingo, 16 de mayo de 1999

PALOMA HERRERA De lo nuestro, lo mejor

Domingo 16 de mayo de 1999 | Publicado en edición impresa

PALOMA HERRERA

Tiene sólo 23 años, pero es figura indiscutida en los Estados Unidos y se la incluye entre las diez más grandes bailarinas del siglo. La veremos en Buenos Aires este año, pero habrá que esperar hasta diciembre, cuando bailará en el Colón La bella durmiente . Antes, se dará un gusto por el que -dice- tuvo que esperar demasiado: presentarse en un teatro de París

Paloma Herrera, que cerrará en diciembre la temporada de ballet del Teatro Colón como protagonista de La bella durmiente, recibió gratas sorpresas este año, que hablan del reconocimiento a su gran talento. A los 23 años, es la estrella del American Ballet Theatre. Desde los 17, cuando ingresó en la compañía, ascendió a ritmo vertiginoso hasta llegar al nivel más alto. Hasta el momento, ha realizado mucho de lo más importante del repertorio de ese elenco y cada año, impulsada por su director, Kevin McKenzie, la gama de sus personajes se amplía.

Su nueva alegría tiene que ver con la inclusión de su nombre en la lista de los diez bailarines que más aportaron a la danza en los últimos cien años. Esto partió de una encuesta realizada entre los innumerables lectores de la revista norteamericana Dance Magazine, una de las más prestigiosas mundialmente en su tipo, listado que apareció en la edición de marzo último. De modo tal que no sólo nuestra compatriota es constantemente elogiada por la crítica y admirada por los conocedores, sino que ha alcanzado el corazón multitudinario del público. Con varios e importantes premios en su haber, también cosecha elogios de grandes figuras, como Alicia Alonso.

Recientemente se filmó un video que hablaba de la diva cubana, donde se incluyó la interpretación de la obra Tema y variaciones, que esta artista estrenó cuando la creó Balanchine en 1947, alentado por su portentosa técnica. Había que elegir a una bailarina para que la representara en el video, y la propia Alonso eligió como ideal a Paloma. Es que Herrera está habituada a bailar la intrincada coreografía en el ABT y la legendaria estrella, al verla, no tuvo reparos en felicitarla, en guiarla durante los ensayos y en decir que su labor la calificaba como heredera suya.

Otra gratificación para la argentina fue ser seleccionada por la revista Spotlight como una de las veinte mujeres, de distintas profesiones, más destacadas de los Estados Unidos. Asimismo, Time la ubica entre los diez jóvenes, en diferentes rubros, más prometedores de América latina.

Por otra parte, Paloma fue la heroína -junto con su colega del ABT Angel Corella- del libro Romeo y Julieta, que realizó la famosa fotógrafa Nancy Ellison (entre otros, ha publicado trabajos que abarcan personajes tan diversos como Boris Yeltsin, Jack Nicholson, Sting, y Bill y Hillary Clinton) en Verona, ciudad donde Shakespeare ambientó el argumento. Como primicia, la Revista muestra algunas de las imágenes de la refinada publicación, que sigue, a través de las fotos y frases del texto, la historia de los célebres amantes.

La popularidad de Paloma se acrecienta y enorgullece que su nombre, en el artículo Your top choice of the century, esté intercalado con los de Mikhail Ba-ryshnikov, Rudolf Nureyev, Margot Fonteyn, Ana Pavlova, Alicia Markova, Vaslav Nijinsky, Martha Graham, Suzanne Farrell, Isadora Duncan, Gelsey Kirkland, Natalia Makarova y María Tallchief. Muchos han fallecido. Otros, hace rato que han dejado el escenario. Entre las mujeres, la única que está bailando es Paloma, que no cabe en sí de felicidad.

En realidad, está sorprendida porque no tenía conciencia de ser tan conocida y apreciada, aunque el presidente Clinton y su mujer, Hillary, le envíen trajetas de saludos navideños. Después de bai- lar los papeles más famosos del repertorio, como Giselle, El lago de los cisnes y La bella durmiente, Paloma puede vanagloriarse de haber inspirado a coreógrafos de la talla de Twyla Tharp y James Kudelka y de ser la única en la historia que, siendo estrella del ABT, bailó en la contra, como invitada del New York City Ballet, la otra gran compañía norteamericana, cultora del estilo Balanchine.

Hasta el mes que viene, está a full con sus actuaciones en la temporada del ABT en la Metropolitan Opera House de Nueva York. Tiene muchos personajes que ensayar y todo lo hace con convicción y a fondo. Este año es protagonista de las mayores producciones que se verán en el Met: Don Quijote, Romeo y Julieta, La Bayadera, El Corsario y La doncella de las nieves, además de programas mixtos que incluyen, entre otras obras, Stepping Stones, del mayor coreógrafo de esta década, el checo Jirí Kylián. Asimismo, es una de las figuras centrales del ciclo que el plantel hará, de octubre a noviembre, en el City Center.

Aprovechó algunos días libres para redecorar y hacer algunas refacciones en su departamento, ubicado frente al Lincoln Center, donde está el Met, teatro en el que continuamente es aclamada.

"Me asombra lo de Dance Magazine, porque no tenía idea de que el público me toma en cuenta de esta manera y, menos, que me ubica al lado de esos geniales artistas. Cada uno contribuyó a su modo y no se pueden hacer comparaciones."

De esa lista, algunos son sus sempiternos ídolos y por eso se emociona más aún. "Misha Ba-ryshnikov, Natalia Makarova y Gelsey Kirkland fueron grandes figuras de mi compañía." Desde pequeña, cuando estudiaba en el Instituto del Teatro Colón, leía y miraba cuanto video encontraba de esas estrellas que adoraba. Además, porque de los elencos del mundo era el American Ballet Theatre el que captaba su mayor admiración y en el que, como remota ilusión, esperaba ingresar.

"Por eso estoy conmovida, ya que no sólo amé a esos artistas y al ABT, sino que ahora soy parte de este elenco y estoy en el lugar que ellos ocuparon." De esa nómina, el único varón que está bailando es Mikhail Baryshnikov que, con sus 50 años, adoptó otras vías de la danza para expresarse.

"El, que impresionó en el clásico, ahora conmociona con lo moderno. Fui a ver su último espectáculo, sin expectativas previas, porque yo lo admiraba mucho por su estilo y virtuosismo académico. Sin embargo, a medida que transcurría la función, me conmovió de tal modo que lloré a mares. Eso es lo que provocan los máximos artistas, sin que interese qué tipo de danza hacen."

Gran parte de los integrantes de esa lista ha fallecido y ya es parte de la leyenda. "Como bailarina, sé lo que representaron para el mundo del ballet Nijinsky, Pavlova, Duncan o Markova, pero no los vi actuar. Tanto Nureyev como Fonteyn provocaron un giro excepcional en su época cuando integraron una de las parejas más cautivantes de todos los tiempos."

Respecto de Gelsey Kirkland (una de las primeras partenaires de Baryshnikov, cuando éste se escapó de Rusia), dice: "Me encantaba en los videos que vi. Cuando ingresé en el American, muchos me compararon con ella. Aunque somos distintas físicamente, hacían el parangón porque las dos, siendo muy chicas, bailamos obras muy exigentes, como Tema y variaciones. Es que ella venía del New York City Ballet y había absorbido en su cuerpo la velocidad y musicalidad que requiere Balanchine. Como también yo tuve mi experiencia, como invitada, en esa compañía, asimilé el estilo y muy pronto, en el ABT, me dieron el papel principal femenino, así como otros del repetorio clásico, tal como sucedió con Kirkland". Es que ambas fueron talentos precoces y desde adolescentes tuvieron oportunidad de acometer roles que a otras les cuesta años. Asimilar los distintos estilos implica esfuerzo, entrega y concentración. Paloma está dispuesta y preparada para todo y se lanza con su radiante personalidad y fabulosa técnica a lo que sea.

"El ballet atrapa todas las horas de mis días y mi corazón completo. Es lo que quiero hacer en la vida. El trabajo es sagrado y para lograr el nivel de calidad que aspiro, ya que soy muy perfeccionista y autocrítica, debo ensayar sin descanso. En los estudios del American es donde modulo los personajes, con la guía de eximios maes- tros, como Irina Kolpakova Allí me motivo y prosigo el pulimiento técnico, que nunca acaba. Todo es indispensable para luego salir a escena en total libertad y lanzarme sin dudas."

Allí se transforma y se olvida de que miles de ojos la obser-van. "Consigo adentrarme en la magia del espectáculo, en lo que viven los personajes. Y durante ese tiempo, lo demás no existe".

Seguramente, la fruición que Paloma traduce se comunica de inmediato con los espectadores. Puede que ésta sea una de las causas por las que el público la ha elegido entre los diez top. Si bien recibe cantidad de cartas y presentes de sus fans (que consecuentemente la esperan a la salida de sus representaciones) y hasta misivas de los que nunca la vieron, Paloma no hace nada especial para buscar la popularidad.

"Simplemente, salgo a bailar y hago lo que siento. Si gusto a la gente debe ser porque le toqué algo en lo hondo de su sensibilidad y, como artista, es a lo que aspiro. Lo mismo me sucede cuando voy a ver ballet. Entonces, entiendo por mis sentimientos lo que emociona al público." Comenta que su compañía está alcanzando, con la dirección de McKenzie, un nuevo grado de energía, vuelo y, gracias a la programación y los repartos, siempre con rutilantes figuras, las funciones son a sala llena. "Es importante que el American mueva, con un repertorio tan variado y excelente, esa enorme masa de gente y se difunda tan ampliamente el ballet. Hay dos claves para que esto suceda: coreografías de calidad y figuras estelares para interpretarlas. En esta conjunción, como partícipe constante de ese equipo, me siento en plenitud. Sólo me importa bailar y dar lo mejor que tengo en cada función."

Sin embargo, dentro de poco se le cumplirá un sueño muy acariciado. Con su elenco hizo muchas giras mundiales, incluyendo Japón, país al que ahora vuelven. Pero nunca había actuado en París. En septiembre, cuando el ABT se presente en el Teatro Champs Elysées, Paloma concretará otro de sus anhelos: "Lo esperé durante años y no puedo creer que ahora se concretará".

Así, los parisienses tendrán la oportunidad de conocer a una de las figuras que más contribuyeron a la danza del último siglo. Una argentina que volveremos a ver como la encantadora Aurora de La bella durmiente a fines de este año y que, con su personalidad, es simbiosis de líneas y estilos. Con su sanguíneo espíritu, Paloma puede ser el prototipo de la bailarina del próximo milenio. .
Texto: Silvia Gsell

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/211781-paloma-herrera-de-lo-nuestro-lo-mejor

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