sábado, 29 de diciembre de 1990

Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota - Estadio Obras (1990)


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Recital Estadio Obras

Lista de temas :

1) Mi perro dinamita
2) Toxi taxi
3) Un poco de amor frances
4) Blues de la libertad
5) Blues de la artilleria
6) Nueva roma
7) Queso ruso
8) Tarea fina
9) Fusilados por la cruz roja
10) El pibe de los astilleros
11) Criminal mambo
12) Nadie es perfecto
13) Maldicion va a ser un dia hermoso
14) Barbazul vs El amor letal
15) Jijiji

La banda se origino en La Plata en 1976. Descendiente directa de La Cofradía de la Flor Solar, en un principio no tenía ni nombre ni integrantes fijos, sino que alrededor de quince músicos se alternaban en los instrumentos. Los tres pilares fundamentales para la gestación de la misma serían el Indio Solari (voz), Skay Beilinson (guitarra) y Carmen Castro La Negra Poly (mánager y alma mater), además de contar con la presencia de Ricardo Cohen, “Rocambole” como director artístico de la agrupación.
La devoción por Los Redondos ya va mucho más allá del boca a boca de sus fans. Suenan en las radios y llenan con facilidad lugares como Cemento. Sale "Un baión para el ojo idiota" en 1988, y al año siguiente, con "Bang bang, estás liquidado!" deciden hacer su primera experiencia en el estadio Obras. Lo llenan dos veces y cierran el año con una función más, pero al aire libre, ante más de 25,000 personas. A partir de entonces, queda en claro que todos los lugares les quedan chicos, y en 1990 prueban con un ciclo de shows en Obras, pero descubren que gran parte de los fans asisten a todas las funciones y las entradas se agotan siempre. Un incidente con la policía, que detiene a varios fans y mata a golpes a uno de ellos en el calabozo (Walter Bulacio), los obliga a replantear su continuidad, y optan por seguir, pero después de un Obras en 1991 pasan al Centro Municipal de Exposiciones (con capacidad para 40,000 personas) y luego al terreno de los estadios de fútbol, como Huracán y Racing.

"La mosca y la sopa" es el quinto álbum de estudio de la banda Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, publicado en 1991. Siendo este uno de los álbumes emblema de la banda junto a Oktubre, con éxitos como "Un Poco de Amor Francés", "Mi Perro Dinamita" y "El Pibe de los Astilleros".

Fuente: http://www.youtube.com/watch?v=imfz6yi-loM&feature=channel

jueves, 20 de diciembre de 1990

Grupo de Teatro independiente “Arijuna”


“La Cándida Eréndida” investigación dramática sobre el texto de Gabriel García Márquez “La increíble y triste historia de la cándida Eréndida y Su abuela desalmada”- Dirección Raquel Achberas.

Con Leonel Meunier, Alicia Albertella, Erica Poncio, Sonia Costa, Sandra Farias, Alicia Duran, María Teresita Etchegaray, Julian Bertoldi y Marcelo Paparelli entre otros.

"No es de extrañar que un cuento largo, de 1972, titulado "La increible y triste historia de la cándida Erendira y su abuela desalmada", transcurra todo en La Guajira y que en el Garcia Marquez nos permite entender mejor ese mundo, con sus soldados y contrabandistas, los legendarios Amadises y el matute, el misionero y las prostitutas, los extranjeros de todo el mundo que encontraron alli una patria propicia, donde tanto los politicos como la persistencia de las culturas indigenas, con su vocabulario inconfundible, “Arijuna”, perduran con tenacidad."

Fuente:  https://www.facebook.com

sábado, 9 de junio de 1990

Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota - Parque Sarmiento (1990)


Subido a youtube por alejo10nr

Lista de temas :

1) Nene, nena
2) Aquella solitaria vaca cubana
3) Un pacman en el savoy
4) Susanita
5) Heroe del whisky
6) La parabellum del buen psicopata
7) Mi perro dinamita
8) Nuestro amo juega al esclavo
9) Perdiemdo el tiempo
10) Maldicion va a ser un dia hermoso
11) Blues del noticiero
12) Rock para los dientes
13) Ropa sucia
14) Ella debe estar tan linda
15) Musica para pastillas
16) Mariposa pontian/Rock del pais
17) Gordo tramposo
18) Un tal Brigitte Bardot
19) Todo un palo
20) Nadie es perfecto

La banda se origino en La Plata en 1976. Descendiente directa de La Cofradía de la Flor Solar, en un principio no tenía ni nombre ni integrantes fijos, sino que alrededor de quince músicos se alternaban en los instrumentos. Los tres pilares fundamentales para la gestación de la misma serían el Indio Solari (voz), Skay Beilinson (guitarra) y Carmen Castro La Negra Poly (mánager y alma mater), además de contar con la presencia de Ricardo Cohen, “Rocambole” como director artístico de la agrupación.

Fuente: http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=cJb5T8e0prE

Los Buscas junto a Escombros en Avellaneda

En el encuentro RECUPERAR más de 600 artístas y ecologistas, dejaron de lado el "salvese quien pueda" para reemplazarlo por el "todos juntos"

Los Busca (Juan Manuel Dominguez Rozas, Claudio Domínguez, Ernesto Meza, Jorge Abbatángelo, Stella Barelli, Gabriela Galiano, Ileana Acosta, Marisa Rivera, Lucía Pallavicini, Gabriela Cerúsico, Daniela Cerúsico, Liliana Alegre, Mara Campano, Margarita Mogilner, Miriam Martínez, Patricia Ríos, Ana Colzani, Gustavo Fernández Lecce, Sandra Monti, Daniel Gismondi, Cecilia Agratti, Elio Lago, Javier Bender, Mariana Aragón, Carlos Pineda, Pipi Monti, Diana Fainstein)

De la cultura del abandono a la cultura de la recuperación

El Grupo Escombros -junto a Greenpeace América Latina- vuelve, como los taumaturgos bíblicos, a reanimar un cadáver. En este caso es una fábrica abandonada en Avellaneda, junto a un puente clausurado y un río muerto: el Riachuelo (calles General Bosch y Gobernador Ugarte)

Como en Arte en las Ruinas y la Ciudad del Arte, Escombros y Greenpeace le proponen a la cultura argentina una nueva tabla de valores: la liquidación del individualismo, de toda forma de autoritarismo cultural del narcisismo que caracteriza al artista desde el siglo XIX. La propuesta de esta nueva experiencia es, como en las dos anteriores: TODOS JUNTOS.

El encuentro Recuperar es una convocatoria hecha a todos los creadores de las distintas disciplinas artísticas y científicas. La propuesta deja de lado el hecho puramente estético para recalcar la actitud: hay que estar en ese lugar donde el trabajo fue abandonado y al hombre se le impide transitar, para que vuelva la vida. "Recuperar con música -dicen Escombros y Greenpeace- para que vuelva el sonido. Con pintura para que vuelvan los colores. Con esculturas para que vuelvan las formas. Con poesías para que vuelva la palabra. Con danzas para que vuelva el movimiento. Sembrar con tierra y semillas para que vuelva la vida, fuente de todo sonido, color, forma, palabra y movimiento".

Hay, en quien se dispone a sembrar sobre lo muerto, la voluntad de no rendirse. Una fe apasionada en la vida. La decisión de contradecir el espíritu de derrota que por momentos quiere apoderarse de la cultura.

Esta ética es la columna vertebral sobre la que Escombros ha venido construyendo lo que el crítico Alberto Collazo llama "el arte periférico". Es decir, el arte latinoamericano de los '90. Un arte que ha hecho de la calle la cantera de donde extrae el material para su construcción.

De la cultura del abandono a la cultura de la recuperación

Una fábrica en ruinas, junto a un río muerto y un puente clausurado. Haber elegido este ámbito para realizar el encuentro “RECUPERAR” fue una elección lúcida, dolorosa y cargada de espíritu crítico. Porque en este lugar, entre muchos otros, se manifiesta en toda su impunidad, la cultura del abandono.

El abandono convirtió a la fábrica, que alguna vez fue una fuente de trabajo, en una ruina. Lo que alguna vez fue una fuente de vida, es un monumento funerario de nuestro tiempo. El abandono convirtió al Riachuelo en un gigantesco recipiente de agua contaminada. Los peces fueron reemplazados por residuos, en las márgenes crece una vegetación enfermiza, donde debieran navegar lanchones flotan restos de petróleo. El abandono hizo que el puente fuera clausurado. En vez de recuperarlo se eligió poner una valla y un cartel que dice: “Puente en estado precario”. Ya no pasarán por allí autos ni micros llevando a la gente a su trabajo. Tampoco camiones transportando comida y materiales. Alrededor de este lugar vagan, sin rumbo, los “chicos de la calle”. Síntesis de la cultura del abandono por la crueldad, la indiferencia y la falta de conciencia que supone haberlos abandonado.

En este lugar precisamente, Greenpeace América Latina y el Grupo Escombros convocan a creadores de todas las disciplinas para fundar, juntos, la cultura de la recuperación. A la fábrica en ruinas, el río muerto y el puente clausurado, le daremos música para que vuelva el sonido; pinturas para que vuelva el color; poesías para que vuelvan las palabras; esculturas para que vuelvan las formas; danzas para que vuelva el movimiento; tierra y semillas para que vuelva la vida, fuente de todo sonido, color, palabra, forma y movimiento.

A los “chicos de la calle” le daremos lo recuperado para que sepan que la sociedad que los abandonó comienza a devolverles lo que les quitó.

Recuperaremos lo abandonado por 24 horas. Será una recuperación efímera y a la vez permanente. Porque esta actitud tiene como objetivo crear conciencia: la herramienta que forjará un mundo mejor. La única libertad que admite la cultura del abandono es la libertad de morir.-

domingo, 1 de abril de 1990

La Organización Negra o cómo estimular al público

La organización negra (obelisco)

Por Carlos Pacheco

“No es un fenómeno social, no es un grupo, no es un colectivo político, no es un círculo de amistades afines, no es una asociación pro-alguna causa”.

“Es una organización delictiva dentro del panorama actual del arte”. Ambas declaraciones forman parte del Manifiesto Canalla que el grupo catalán La Fura dels Baus diera a conocer en 1983, y que resulta una muy buena síntesis para definir también a La Organización Negra, que en Argentina continúa la línea de trabajo impuesta por La Fura. Como los europeos, “La Negra” produce espectáculos mediante constantes interferencias entre sí de intuición más investigación” y “experimenta en vivo. Cada acción representa un ejercicio práctico, una actuación agresiva contra la pasividad del espectador, una intervención de impacto para alterar la relación de éste y el espectáculo”.

Quienes por primera vez descubrimos a La Organización Negra en Cemento, aquella noche de julio de 1986, cuando estrenaron U.O.R.C., con algo de happening, mucho de punk y no menos de juego nov, nunca quizás hubiéramos pensado en la continuidad de una tarea que parece mantenerse intacta en su nivel de investigación y de atracción para el público porteño.

En aquel momento, quienes habían tenido la posibilidad de ver a los catalanes en el Latinoamericano de Córdoba, hicieron las comparaciones del caso, y hasta intentaron quitarle trascendencia al espectáculo. Pero, claro, las sensaciones que se llevaron adheridas al cuerpo, fueron muchas y no pudieron negar la experiencia.

Buenos Aires vivía entonces la novedad de los rituales punk, la música minimalista, el tecno. El posmodernismo se imponía en aquellos lugares en los que comenzaban a suceder algunas cosas en materia de espectáculos. U.O.R.C. se mezclaba con esa realidad que aparecía, y por eso tal vez, se impuso inmediatamente. Desde entonces, cada presentación reúne a numerosos espectadores.

Una organización en la calle

Conformado por un grupo de alumnos del Conservatorio Nacional de Arte Dramático, que un buen día deciden alejarse de él para buscar directamente en la práctica los móviles que identifiquen el trabajo en que están interesados. La Organización Negra se constituye en 1984.

Sus etapas de búsqueda están diferenciadas de acuerdo a cada propuesta que concretan, pero fundamentalmente mantienen una línea de trabajo íntimamente ligada a lo que podría denominarse ligeramente: “esa necesidad de provocar, estimular al espectador a partir de acciones directas”.

Jamás han contado una historia, ni tampoco han necesitado de la palabra para expresarse. Sus objetivos de investigación están directamente emparentados con el actor y su relación con el espacio y el espectador. Por eso desde aquellas primeras experiencias callejeras, hasta su último ejercicio, “La Tirolesa/Obelisco”,La Organización Negra estructura sus propuestas a partir del actor en movimiento. Su presencia, su accionar, son el tema y argumento del espectáculo.

Resulta interesante conocer el valor que el grupo otorga al intérprete, al que a la vez le aportan un nombre particular: “Seguimos prefiriendo –dicen- la denominación “modelo vivo (MV) que el término actor. Un MV posee una cualidad de movimiento y una caracterización estética. Se excluye de esta manera el énfasis de la psiquis por encima de le envoltura carnal del actor. Es el cuerpo del MV el verdadero soporte de las acciones realizadas y no su pensamiento”.

Cansados de los esquemas tradicionales del teatro comercial, y aún de las propuestas que se apartaban de él, el grupo vio la necesidad de dirigir su búsqueda hacia el interior mismo del hecho teatral, en un intento por encontrarse con la verdad que definiera aquellos caminos por los que el teatro debería transitar.

“En el teatro –opina el grupo- o en una actuación, uno siempre trata de buscar un lugar de verdad en la expresión, y generalmente lo que ocurre hoy en día con el teatro es que justamente esa verdad se ve relegada por la armazón teatral. La historia del teatro es como la historia de la mentira, o como mentir. Y ese es el carma que se come el teatro. Por ahí la punta tiene que ver con la búsqueda de verdad, de credibilidad, que lo que se haga sea creíble a algún nivel. La gente se aburre porque no hay verdad, hay algo de la realidad que vive la gente que está disfrazado. Si hay sólo un público determinado que va al teatro; o cuando dicen: “los jóvenes no van al teatro”, eso ocurre porque el teatro ha trasmutado más como un hecho arqueológico”.

De ahí que desde 1983 La Organización se propone recuperar la verdad en el teatro. Primero desde ellos mismos, para luego proyectarla en un público que mucho necesita de los estímulos.

“Nuestro grupo –declaran- se empezó a gestar el año anterior al Festival latinoamericano de Córdoba. Surgimos un poco como un movimiento. Hacíamos diferente tipo de eventos. Después vino el Festival, ahí vimos ala Fura dels Baus, y ellos nos abrieron una perspectiva muy importante en nuestro trabajo interesado en producir hechos que incidieran directamente en el espectador. Al año siguiente empezamos a hacer ejercitaciones callejeras que en común tendían a incidir, impactar la atención de la gente. El leit motiv era la sorpresa. No se trataba de un espectáculo preparado, anunciado para que la gente fuera a verlo. Nosotros caíamos a una zona, producíamos un ejercicio que duraba muy poco tiempo, y que estaba básicamente dirigido a transgredir la cotidianeidad, cambiar las pautas habituales del transeúnte en ese momento.

Por ejemplo, uno de esos ejercicios fue “El chanchazo”; aparecimos con una camilla en la que llevábamos el cuerpo de un hombre con cabeza de chancho, en torno del cual se desplazaban también varios médicos. Otro fue “La procesión papal”, que de los callejeros fue el ejercicio más grande, era bastante fugaz y a la vez intempestivo porque atravesábamos dos cuadras de la calle Florida en el horario bancario. Otro fue el de los fusilamientos en la avenidas. Aprovechábamos las interrrupciones de los semáforos para provocar el fusilamiento de gente que transitaba con el público. Se escuchaban explosiones, caía esa gente, y enseguida se volvía a parar siguiendo su camino, como si nada hubiera pasado. Todos estos ejercicios nos sirvieron de mucho para trabajar directamente con un espectador desprevenido”

De Cemento al Obelisco

Los resultados de esas experiencias fueron trasladados directamente a un trabajo mayor, “U.O.R.C.” –teatro de operaciones-. Aquí quedó muy manifiesta la influencia de la Fura dels Baus en cuanto a la utilización del espacio, la relación actor/espectador en ese espacio, y la continua materialización de acciones en distintos sectores, entre el público, y hasta por encima de él. La práctica callejera permitió que el juego de la sorpresa/estímulo, tan recurrente del grupo, estuviera continuamente presente, y se manejara a la perfección. Cada movimiento, cada acción desarrollada provocaba una sensación contundente. En más de un momento el público se veía enfrentado al riesgo, y ello estimulaba su capacidad de reacción frente a acciones casi violentas. A la vez, una música tecno aportaba un clima particular que enriquecía el juego de imágenes que iba conformándose.

No resulta fácil definir el espectáculo. Desde el ingreso de los MV al espacio donde un público ansioso y expectante esperaba, vestidos de negro, irrumpían desde distintos sectores llevando en sus manos larga varillas de hierro; se mezclaban entre la gente, jugaban con la agresión, con el miedo. Una pared blanca caía sobre el público; un MV tendido en una cama que colgaba del techo y giraba sobre su eje; otro, se desplazaba por encima de las cabezas de los espectadores a través de un riel; en síntesis, a un ritmo continuo se imponía la actuación no sólo de los integrantes del grupo, sino además, de los espectadores que eran incitados continuamente a representar, y lo importante, con una enorme cuota de verdad.

“U.O.R.C.” –dice el grupo- fue el primer espectáculo de La Organización Negra ya constituido como equipo de trabajo, y con una propuesta más teatral. Es decir, se ocupaba un espacio donde se preveía que iba a desarrollarse un espectáculo de teatro. La gente era convocada a ir. Comenzaba a un horario determinado, tenía un tiempo de duración establecido. A partir de este trabajo en que comenzamos a armar cosas más elaboradas, más complejas y con otros objetivos. Nuestra experiencia en la calle nos permitió comprender que el tema del teatro también está relacionado con lo popular o lo social. Ir al teatro involucra determinado tipo de gente, de experiencia.

En nuestro caso es distinto y hasta resulta una experiencia a la que el espectador está poco habituado. Para mucha gente lo nuestro no es teatro, porque no se siguen determinadas pautas establecidas; pero nosotros nos consideramos un grupo de teatro y fundamentalmente nos interesa que lo que hacemos resulte un aporte al teatro. Es cierto que tomamos muchas influencias del teatro, pero las reciclamos de acuerdo a nuestras necesidades”.

U.O.R.C., definido como “un conglomerado de operaciones teatrales en estado de fricción con los espectadores” se estrenó habiéndose previsto realizar cuatro funciones. La continua asistencia de público determinó que se concretaran cuarenta representaciones a las que asistieron un total de 12.000 personas.

Debieron transcurrir varios meses antes de que el grupo se impusiera con otra propuesta. En diciembre de 1987 realizaron una pequeña performance alusiva a la Navidad, también en Cemento. Los seis integrantes entonaron “Noche de Paz” acompañados por una música tecno. Finalizando el tema, el espacio se cubrió de humo mientras efectos pirotécnicos estallaron en distintos sectores del lugar. Un importante número de espectadores quedó sorprendido ante la función. Nadie pensó que la experiencia resultara tan pasiva. Aún así, la carga de sensaciones que provocó fue innegable.

Casi al año, en el Centro Cultural Ciudad de Buenos Aires, dentro de las Nuevas Tendencias II, La Organización dio a conocer su nuevo espectáculo: “La Tirolesa”. Aquí aparecieron dominando la técnica del alpinismo y jugando con los cuatro elementos: el aire, el fuego, el agua y la tierra. Nuevamente los seguidores del grupo fueron esperando encontrarse con fuertes acciones, pero nada de esto sucedió. Sólo debieron limitarse a observar.

En tres ámbitos distintos, al aire libre, los “modelos vivos” aparecieron descendiendo de un muro, introduciéndose en cubas con agua y barro. Finalizada la acción, la atención debía desplazarse hacia otro ámbito donde una cortina de agua servía de marco para que otros dos modelos jugaran sobre una estructura metálica. Por último, los espectadores debían movilizarse a otro espacio donde se descubría una relación actor/fuego. “La Tirolesa” no tuvo el impacto de U.O.R.C., sus acciones se correspondían con una experiencia en etapas, menos intensa en su desarrollo, pero igualmente estimulante.

El trabajo se amplió cuando el grupo se lanzó a concretar el mismo espectáculo en la Plaza de la República, utilizando el obelisco como centro. Se repitió casi el mismo esquema presentado en el Centro Cultural, pero escalaron el obelisco, caminaron sobre una de sus paredes, gatearon, corrieron. Casi 15.000 espectadores siguieron de cerca, con gran expectativa, las alternativas del ejercicio.

“Mucha gente esperaba sangre, y nosotros estábamos investigando el andinismo –dice el grupo-. La altura provocaba sensaciones particulares, tiene que ver con el vértigo de cada uno. Aquí nadie necesitaba estar fingiendo. Ni nosotros, ni los espectadores. Por lo tanto, producíamos un hecho verdadero y el efecto fue contundente”.

Esta presentación en pleno centro porteño permitió a un mayor número de espectadores conocer la actividad de quienes hasta entonces venían produciendo su trabajo en espacios muy determinados, que contaban con la afluencia de un público ligado o interesado en la actividad teatral. Aquí, en cambio, se dio un fenómeno muy especial. Fue un hecho netamente popular. El trabajo de La Organización Negra ha dejado de ser tema de ciertos circuitos intelectuales, para integrar la larga nómina de experiencias particulares que concitan el interés de muchos observadores.

Enrolados en la vanguardia teatral porteña, los integrantes de La Organización prefieren otras consideraciones a su trabajo: “Preferimos decir que nuestro teatro es antiguo más que moderno. Nosotros sentimos que producimos teatralidad, energía teatral. Y eso es antiguo, sucede que se perdió. Y si lo recuperamos es porque nos interesa una forma de teatro activo y tan popular como un partido de fútbol o un concierto de rock”.

Los resultados de esta propuesta son el más claro ejemplo de los logros de un grupo que desde hace cinco años se propone modificar la realidad de un fenómeno que aparenta estar cada vez más agotado.

ESPACIO de crítica e investigación teatral, AÑO 4, Nº 6 Y 7

Abril 1990, Ed. ESPACIO

Fuente: http://www.teatrodelpueblo.org.ar/sobretodo/08_sobre_las_tendencias/pacheco001.htm

lunes, 22 de enero de 1990

Para Juan Palomino lo creativo nace de saber elaborar la vida


De la serie Los Desconocidos de Siempre

Por Ricardo Ibarlín

La historia de Juan Palomino, actor, casado con Adriana Ferrer y padre de Sofía, una hermosa beba nacida el primer día de la última década del Siglo XX, comienza como la de todos los hombres con historias. A la de Juan la podríamos contar desde la de un hombre nacido en las cercanías de una misteriosa -todavía-, ciudad incaica.

El Palomino grande nació en el Cuzco. Vino a La Plata a estudiar Medicina. Esta ciudad, como todas las ciudades ligadas al destino de los hombres que la habitan, le cambió el rumbo. Ahora ya hace 30 años que esta casado con Alicia, pero en aquel momento, cuando la conoció y víctima de un profundo amor se unió a ella, transgredió los severos preceptos familiares y no hubo más ayuda económica para seguir su vida de estudiante. De aquel matrimonio nació el Palomino chico -Juan-, en el barrio de 53 y 22, muy cerca de los talleres de aquellos mastodontes crujientes de madera y chapa, que gracias al misterio de la electricidad recorrían la ciudad tejida de vías. Cuando Juan tuvo dos años y medio, los tres Palomino se fueron al Cuzco. Quizás el fracasado estudiante haya regresado a buscar revancha al sitio original, ¿vaya uno a saber?. No le fue tan mal en la empresa: tuvo dos hijos más es un buen comunicador a través de radio y televisión, y ahora ejerce la profesión en Mar del Plata, reconciliado definitivamente con su familia peruana. Y viendo junto a Alicia, como sus hijos trabajan, crecen y los hacen abuelos felices.

"Viví 16 años en el Cuzco -dice Juan, mientras acaricia al siamés Dario Bolichornia-, y repetí el itinerario de mi padre. Aquí di las equivalencias, pero no pude ingresar en Medicina. Por no quedarme sin hacer nada o "andar al pepe", como dijo el viejo, me inscribí en la Escuela de Teatro. Desde allí egresé con todos los elementos para ir formando una vida: una esposa, amigos y una profesión que hasta ahora no he dejado de ejercer. 

Al principio, junto a unos amigos, formamos el Grupo de Investigación Teatral (GIT), que hasta hoy perdura. Hicimos "Atahualpa, el ocaso de una cultura", "Chau Misterix", "Hablemos con el Sol, hablemos con la Luna" y "Fuego" que acaba de ganar el concurso de la Comedia Municiapl. Formé parte de los elencos de la Comedia de la Pcia. de Buenos Aires, hasta que me presento al concurso del Teatro Gral. San Martín, en la Capital. Allí hago "El Burlador de Sevilla", una co-producción con España, y luego "Morgan" de la Gambaro y actualmente estoy en el Cervantes con "Entremeses".

En el cine hice "Miss Mary", "Expreso a la emboscada", "La noche de los làpices", "Cuarteles de invierno", "La sagrada familia", "Guerreros y cautivas", "Yo, el Rey de la Patagonia", y la última fue "Standard" de Jorge Acha con Libertad Leblanc.

-¿Qué es el teatro para vos?

"El teatro le da otra dimensión a lo cotidiano. Lo que ve el espectador ha sido previamente elaborado dentro del actor. Buscando el personaje afloran cosas en el actor que hacen de eso un hecho artístico. Uno se "descubre" y si eso está logrado, el público descubrirá también cosas en eso representado".

- ¿Qué pasa hoy con el teatro?

"Hay que crear propuestas alternativas. Desde La Plata se hace algo. Por ejemplo el Grupo Escombros, que si bien no es teatral sino multidisciplinario, marca una forma con la convocatoria a artistas de la Capital. Se puede vivir de grupos de autogestión, no hay que esperar que siempre el Estado haga cultura. Sería bueno que subvencione a grupos independientes.

-¿Cómo te sentís luego de haber hecho todo lo que hiciste?

"En este momento estoy como en una situación difícil te diría, porque es como que estoy en un momento de mi vida donde siguen apareciendo propuestas -una comedia musical con un rol coprotagónico junto a Raúl Lavié-, y me interesa, pero me interesa nada más. Todavía no he encontrado "la obra de teatro" o el personaje que me permita poner en práctica un montón de cosas. Siento la necesidad de tocar otras notas en cuanto a la interpretación. Quisiera escribir más. Estoy trabajando en una adaptación para el video del cuento "El Fin" de Borges. Estoy en radio, acabo de ser padre. El Cervantes está a punto de parar y me pregunto si a alguien le importará que los actores paremos cuando hay 1.500 trabajadores del riel que van a echar a la calle. Quizás tendríamos que buscar otras alternativas de expresión contándole la realidad de un país. 

Todas estas cosas me van modificando día a día, y uno como actor tiene que decir esas cosas. Mi hija ha modificado mi vida, estoy "en estado de gracia". Esa vida que apareció de repente ha hecho que algunas cosas pasen a un segundo plano, viviendo más intensamente. Como en el teatro, se ha redimensionado lo que pasa a mi alrededor. En mi vida, por haber nacido aquí y haber pasado mi adolescencia en el Cuzco, hay un "quiebre", un fraccionamiento que es lo que más me ata a mi pasado. No tengo lugares comunes en esta ciudad, hay una imagen del pasado en Perú como una primera novia. Anda todo por ahí almacenado. Viajo todos los días a la Capital. Siempre una "doble vida" como dice Soda Stéreo, sin embargo rescato lo referente a las relaciones humanas que me sirven para vivir y estar en esta profesión. Lo demás, los mejores teatros de la Capital, las figuras y las luces, pertenecen al éxito y el éxito es efímero".

Fuente: Diario El Día

Convocatoria a artistas para la programación de Vacaciones de Invierno

  La secretaría de Cultura de la Municipalidad de La Plata invita a ARTISTAS, OBRAS Y PROYECTOS ARTÍSTICOS PARA INFANCIAS de cualquier disci...