Después de hacer de Carla Bruni, en París, estrenará mañana una nueva versión de Delirio gaucho
Por Alejandro Cruz | LA NACION
Doblete. El nuevo show, un "ramillete de melodías olvidadas", coincide con el lanzamiento de su CD. Foto: LA NACION / Mariana Araujo
Charla de mujeres. Alejandra Radano llega al diario luciendo unos zapatones verdes que no pueden pasar inadvertidos. Su pelo es de un naranja furioso. Se encuentra con Mariana Araujo, fotógrafa, quien la observa con atención. Más que eso: se le encienden los ojos y no puede dejar de reparar en la coincidencia de haber elegido un infinito naranja para el fondo de la foto y haber seleccionado unos cubos verdes. Se ríen de la coincidencia. Claro que, como es costumbre en Radano, tiene una carta guardada bajo la manga (en realidad, bajo el impecable tapado negro). "Tenés razón -le dice- pero ni te imaginás lo que me puse abajo." Ahí es cuando deja ver un vestido que es toda una oda al crochet que trabaja una paleta de colores en pleno estado de delirio pop.
A lo largo de su extensa carrera -sea como chica Midón, como coprotagonista de Chicago , cantando canciones de Brecht o como parte de varios proyectos dirigidos por Alfredo Arias- Alejandra Radano se ha convertido en una militante de la diversidad. De hecho, sin ir muy lejos, el año pasado estuvo haciendo gira por Europa con la ópera buffa René l'énervé (ver recuadro), el sábado estrenará en el Centro Cultural de la Cooperación Delirio gaucho-Canciones del interior y, en agosto, volverá a París para seguir con la cabalgata de trabajos que viene protagonizando en territorio europeo.
"Estar en un lado como en el otro del mundo es algo que me encanta -reconoce ahora-. Es cierto que me pone un poco frágil psicológicamente porque uno establece vínculos y, a esta altura, necesito cosas tanto de París como de Buenos Aires. Pero no me quejo. Todo lo busqué." Parece irrefutable.
En otro momento de la charla, hablando de Delirio gaucho , se toca el pelo levantándose el flequillo naranja en una imagen al borde de lo punk. "¿Ves? Este sería mi pasto pampeano. Desde mi artificialidad me gusta formar parte de ese paisaje. Como una versión pop de una imagen campestre. Yo soy una fundamentalista de la artificialidad. Yo quiero ser Iris Apfel...", suspira mientras pone cara de pompa y circunstancia.
Apfel es una empresaria textil de más de 90 años. Tiene un estilo tan personal que la ropa que guarda en su armario fue expuesta en un retrospectiva que se hizo en el Museo Metropolitano de Arte, de Nueva York. Suele tirarse todos los colores encima coqueteando con un vintage estridente. Su marca son unos anteojos redondos inmensos. Radano tiene unos iguales. La imagen que la producción usa para Delirio g aucho tiene algo de esa señora extravagante.
Sea bajo el formato de una comedia musical o de un espectáculo de la escena oficial, Radano está acostumbrada a formar parte de grandes producciones. Sin embargo, Delirio gaucho está por fuera de esas grandes estructuras. Ella defiende a muerte esos empredimientos que tienen mucho de una (mini)pyme artística. "Siempre hice cosas así. Quisiera hacerlo en Europa pero, por una cuestión de tiempo, no puedo. A veces tengo dos funciones de martes a domingo y no me da el físico ni el tiempo físico. Pero sé que lo voy a hacer. Estoy buscando la manera. Pero ya lo voy a hacer", dice. En verdad, siempre hizo cosas así y no queda otra que creerle. Siempre se las ingenió para montar lo suyo en antros con cero nivel de producción y música a pleno de fondo como en sitios relajados con piano de cola y copa de vino en la mano. Es parte de su estirpe, de su marca.
Los inicios de Delirio gaucho se remontan a 2006. En París, en el marco de un festival de tango, cantó por primera vez un repertorio campero. Allí hizo una versión de "Tus besos fueron míos". Tenía miedo porque era un repertorio que nunca había transitado. Sin embargo, encontró que su voz daba, que su sensibilidad cuadraba con esa historia de desamor. Así fue como encargó a Fabián Luca (con quien ya había hecho Tango review y Canciones degeneradas) y le propuso hacer algo con ese material.
"A partir de ese momento se abrió la caja de Pandora. Creamos este espectáculo como una personal mirada poética sobre el repertorio gauchesco", cuenta de este recorrido musical que se inicia con una canción mexicana y que sigue con temas que hicieron famosos cantantes como Ginamaría Hidalgo, Ada Falcón, Carmelita Aubert o Imperio Argentina.
"En verdad, no sé por qué elegí este repertorio. Te podría hablar de las plantas acuáticas que tenía mi abuela en Temperley, pero no sé... Creo que todas esas imágenes quedaron dando vueltas por ahí. Ese momento de la niñez fue muy importante a nivel de imaginación. Algo debe tener que ver con todo esto. Eso sí: hay un gran encaje alrededor de las canciones que seleccionamos. Se les enmarcó, eso me gusta", dice quien, de chica, se imaginaba como pintando cuadros y "acá me ves".
Hace un tiempo vio El pasado es un animal grotesco , una brillante obra de Mariano Pensotti. En un momento, uno de los personajes dice: "La pampa es un estado mental". "Ahí me quedé. Me deslumbró tanto ese concepto que se lo robé. Te diría que construimos la obra a partir de esa frase".
Esta nueva versión de Delirio gaucho es claramente teatral. Musicalmente, quien enmarcó el trabajo fue Diego Vila. Junto a los guitarristas Los Primos Gabino hay un bailarín de malambo: Ramón Salina. "El es como un pedazo de tierra, te lo juro. Tiene algo que tiene que ver con la pureza, es increíble. Y los guitarristas son como personas muy delicadas desde lo musical. Es todo muy extraño... El lazo que une a las canciones es el surrealismo. Para mí, Delirio gaucho está más cerca de una postal que de un espectáculo teatral. O como un recital iluminado. Igual..., yo también tengo mis propias intrigas y no sé qué verá el público."
En verdad, a Alejandra Radano su propia imagen le despierta cierta intriga. "A veces -dice casi al pasar- lo que ve la gente de mí es mejor de lo que yo veo. Muchas veces me ha sucedido."
-Todos tenemos nuestros días...
-¡Más vale! Pero mirá cómo me vine vestidita...
Y se ríe con cierta picardía. Alejandra Radano tiene un risa extraña, personal como pocas. La misma duda que a veces dice tener sobre ella, se le nota. Por eso, la risa puede derrapar mansamente hacia un gesto de desaprobación o de -casi- horror. Es también la marca de alguien que hace muchos años debutó en Drácula (a esta altura de la vida, ¿qué actor no debutó allí?) y que, desde hace unos años, tiene un pie en París y otro en Buenos Aires..
PARA AGENDAR
Delirio gaucho: dirección de Fabián Luca. Teatro: Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543) Funciones: sábados, a las 23. Entradas: $ 80.
En París protagonizó una obra en la que hacía de Carla Bruni
Hace ya varios años, Alfredo Arias descubrió a Alejandra Radano. Desde hace ya bastantes temporadas se la lleva siempre a las producciones que estrena en pleno corazón de París y que, luego, salen de gira. Lo mismo hace con Sandra Guida y con Carlos Casella, grandes amigos de Alejandra. Pero, después de varios espectáculos que viene haciendo junto con Arias, recién el año pasado protagonizó en Europa un espectáculo que no fue dirigido por él.
El que la llamó fue Jean-Michael Ribes, un reconocido actor y director que está a cargo del Théâtre du Rond-Point (sitio que Radano conoce muy bien porque allí Arias suele estrenar sus espectáculos). La obra en cuestión se llamó René l'énervé y se trata de una ópera buffa que, en tono paródico, habla del ascenso al poder del actual presidente Sarkozy (el mismo que, el domingo, tendrá una jornada un tanto tensa porque se está jugando su reelección). En la obra hacía de Carla Bruni, la muchacha italiana que terminó casada con el actual mandatario.
"Si bien fue una experiencia muy buena, fue muy extraña porque se presentó en pleno ambiente de elecciones. De alguna manera es un trabajo que podría compararlo con La ópera de 3 centavos. René l'énervé también era una obra de denuncia que, si bien apela a la metáfora, el pedido de justicia social estaba muy presente. Claramente hablaba de Sarkozy y eso despertó muchas polémicas. Claro que yo, sobre ese aspecto más doméstico de la política interna, me quedaba un tanto afuera. Para la composición leí mucho sobre Carla Bruni e investigué la vida de Imelda Marcos, ex primera dama de Filipinas.
-¿El caso de Cristina Kirchner no te sirvió?
-No..., no me inspiró fantasías.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1470156-radano-soy-una-fundamentalista-de-la-artificialidad
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