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lunes, 10 de octubre de 2011

El tiempo pasa, el fervor no

Rose sorteó como pudo los charcos producidos por el temporal: "Si me caigo, es el fin", dijo. Foto: Segismundo Trivero/Rolling Stone

Lunes 10 de octubre de 2011 | Publicado en edición impresa.

Música / Axl Rose y su banda, en La Plata

Guns'n'Roses volvió a actuar en el país de la mano de su histórico cantante

Por Alejo Vetere | LA NACION

Axl Rose pide disculpas por no poder correr eléctricamente por el escenario. La lluvia cae sobre La Plata y por eso los asistentes se mezclan entre los músicos en escena para tirarse al piso y limpiar, con toallas y trapos, los charcos que se producen en el escenario. Rose no es aquel muchacho que se llevaba puesto todo. Casi resbala en un par de ocasiones y entre sus tantos cambios de vestuario de la noche aparece con zapatillas en vez de las botas. "Aquí [señala el centro] es el único lugar donde no está mojado. Si me caigo, sería el fin del show para todos. Gracias por venir." A los 49 años, el líder de los Gun'n'Roses conserva su ADN de rockero de ley y retribuye con una entrega física y vocal que es sensiblemente mejor a la cuestionada presentación de marzo de 2010, en el estadio de Vélez.

Tratándose de Axl Rose, los cuarenta minutos de demora con los que comenzó el recital fueron casi puntualidad suiza. A las 23.06 sonaron los primeros acordes de "Chinese Democracy". Para los 35.000 fanáticos que llenaron el Estadio Unico de La Plata descifrar el estado de ánimo de Rose era tarea ardua. El cantante grita por una toalla, pero no está enojado. O sí. El magnetismo con un público fiel permite que los pocos contactos -ninguno en español- sean suficientes. "¿Cómo están?", grita el hombre de pocas palabras y se despacha con "Welcome to the Jungle", que hace explotar a todo La Plata.

A lo largo del show la banda interpretará canciones de Chinese Democracy , su último disco, lanzado en 2008. La impronta queda clara: una poderosa pared de sonido con un ataque constante de guitarristas de los virtuosos DJ Ashba, Richard Fortus y Ron "Bumblefoot" Thal, que se superponen en sus roles y terminan, por momentos, en confundir con una exposición de técnica y sonidos.

El momento especial lo trajo la canción "Estranged", del álbum Use Your Illusion II (1991), que desde hace más de veinte años no formaba parte del repertorio en vivo. Con "Sweet Child O' Mine", "Live and Let Die" (de Paul McCartney), "You Could Be Mine" y "Nightrain", la banda regaló los clásicos de los años 90, ni más ni menos que lo que el público fue a buscar.

"Es una noche muy extraña para nosotros aquí en escena", dice Rose. No queda claro por qué. Es verdad que Axl abandonó una y otra vez el escenario. Así es como los tres guitarristas y el tecladista Dizzy Read (el otro de los viejos Guns) tuvieron su momento para lucirse con algún solo e interactuar con el público. La banda actual se completa con el excéntrico Tommy Stinson, en bajo; Chris Pitman, en teclado, y Frank Ferrer, en batería.

Tras una versión arriesgada que Dizzy ejecutó en piano de "Baba O'Riley", de The Who, Axl se despachó con "Another Brick in The Wall", de Pink Floyd, para empalmar con "November Rain". ¿Alguien se imagina a los Rolling Stones con Mick Jagger solamente y sin Keith Richards? No serían los Stones, se dirá. De allí que la ausencia de Slash deje renga la apuesta de Axl Rose, sobre todo, para los más nostálgicos.

Rose refuta ese pensamiento colectivo que no asume que para las estrellas de rock el tiempo también pasa. No intenta ser un plagio de sí mismo. No busca ya siempre esas notas altas, se amolda al señor rockero que veinte años después ejecuta esas canciones avasallantes, envuelto en pañuelos y con jeans rotos..

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1413290-el-tiempo-pasa-el-fervor-no

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