
Estudiantes de una escuela inglesa de música compartieron talleres con los chicos. Y darán un recital a beneficio.
Para romper el hielo, Ismael Afla propuso iniciar el encuentro tocando un ritmo de Ghana, su país. Los chicos del hogar El Angel Azul lo siguieron entusiasmados golpeando los parches de zurdos, redoblantes y bombos. Pero un rato más tarde y sin decir nada habían cambiado la clave por una que les resultaba más familiar: un milongón propio de las comparsas rioplatenses. Ole André Farstad (37), que es noruego y ha recorrido varios países del mundo interactuando con sus poblaciones vulnerables y aprendiendo sus músicas celebra esa actitud espontánea de los chicos: "los chicos se encienden trabajando con la música. Sobre todo en un país como este donde hay ritmos tan ricos y complejos, herencia de la población negra", dice.

Ismael Afla, Ole Andre Farstad y el español José Martínez son algunos de los estudiantes de música de la Guildhall School, una universidad privada de Inglaterra, que visitan por estos días La Plata en el marco de un programa instrumentado por la ONG Eco International. En total son diez y también hay entre ellos ingleses e italianos. Llegaron a principios de diciembre para aprender ritmos típicos de la región (el candombe, el tango, el folclore) en el taller del grupo platense La Sonora. Y ayer dedicaron un día de su visita a compartirlo con chicos de dos hogares del Barrio Hipódromo (El Angel Azul y Rayuela) de la manera que más les gusta: haciendo música.
"Nos conectamos con los hogares a través del Centro Cultural Favero y el contacto no se limita a este encuentro, sino que el miércoles 15 los estudiantes de la Guildhall darán un recital a las 22 en 17 y 71 a beneficio de los chicos, al que se puede ingresar pagando una entrada o llevando el equivalente en alimentos", dice Alejandro Rodríguez, líder de La Sonora e impulsor del proyecto.
Para Elena Vita, directora del Angel Azul, "una actividad así es muy enriquecedora para los chicos y favorece mucho su integración. Sobre todo si tienen la oportunidad de conectarse con estudiantes de otros países. Y si el medio es la música, que los entusiasma y les encanta".
Muchos de los estudiantes extranjeros hablan español y la comunicación con los chicos es fluida. Hasta alcanza para sentarse en grupos a escribir la letra de una canción.
Para Ole Andre Farstad, "la música es un medio de comunicación maravilloso para trabajar con los chicos y a través de ella se pueden hasta superar problemas educativos. Yo he hecho este tipo de trabajo en muchos países del mundo y es mágico: uno nota que con la actividad musical los chicos florecen".
Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20101210/informaciongeneral0.htm
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