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martes, 14 de septiembre de 2010

Israel Horovitz: En busca del sueño americano

DE NORTE A SUR. EL ESCRITOR DÍAS ATRÁS EN BOSTON, SOBRE SU AUTO

14/09/10. Entrevista. El escritor y dramaturgo estadounidense Será homenajeado con un festival de cine y teatro en Buenos Aires. Amigo de Samuel Beckett, escribió más de 70 obras que recorren el mundo. La ironía y el humor como elemento de denuncia.

PorPedro Irigoyen

Desde la otra punta del continente, responde amable y atento Israel Horovitz, el dramaturgo estadounidense que será el centro del Festival de cine y teatro que lo homenajea con su nombre. Sus 70 años brillan con lucidez y sabiduría. Cuenta como carta de presentación con 74 obras suyas siendo interpretadas en cada rincón del planeta. Amigo, discípulo e hijo adoptivo del poeta y dramaturgo irlandés Samuel Beckett, a quien conoció por casualidad mientras dirigía una obra que en el reparto contaba con una joven promesa llamada Al Pacino. También se relacionó con el escritor rumano Eugene Ionesco, otro referente, al igual que él, del teatro del absurdo que creció en Europa y Estados Unidos durante las décadas del 40 al 60.

¿Cómo surge su participación y la realización del festival? Cumplí 70 años el año pasado, y me propusieron hacer todas mis obras en un año. Cuando empecé tenía 17 años y producirlas todas era imposible, pero como ya estaban siendo representadas por compañías en todo el mundo, si contactábamos la gente que las estaba haciendo podíamos involucrarlos. Todo el mundo dijo que sí, fue increíble. Llamaron al proyecto “70 Obras 70 Años de Horovitz”. Es muy loco, han hecho obras mías en los teatros nacionales de los lugares más inesperados, desde Naijuria hasta Australia. En los últimos dos años lo que más estuve haciendo fue viajar y ver mis obras. Luego, dos jóvenes estudiantes de Buenos Aires, Analía Mayta y Elisa Fingermann, me contactaron para ser parte del proyecto. Cada mañana nos contactábamos por Skype, son dos chicas realmente hermosas. La embajada me apoyó porque era importante para mí y no había dinero para hacerlo.

¿Cómo nació y cómo fue su relación con Samuel Beckett? Fue como mi segundo padre. A los 27 años yo estaba haciendo una obra llamada The Indian Wants The Bronx , con Al Pacino y John Cazale, que por entonces eran desconocidos, y nos llamaron para representarla en un festival. Alguien vino y me preguntó si me gustaría conocer a Samuel Beckett, porque a él le gustaría conocerme a mí. Cuando mi corazón volvió a latir les dije que sí. El había leído mi obra y me conocía. Tenía instrucciones de que nos encontraríamos durante media hora y que no podía preguntarle sobre su obra. Estuvimos juntos como tres horas y al final le dije: “Creo que podemos ser amigos”, y él me respondió: “Ya somos amigos”. Creo que en esta vida tenemos padres por casualidad y padres por elección, definitivamente él fue mi padre por elección. Seguimos en estrecho contacto durante años hasta que murió en 1989.

El estilo de sus obras usa la ironía y el absurdo como disparadores de pensamiento y crítica social, ¿cómo es hoy “El sueño americano”? No sé lo que queda de ese sueño en este momento. La gente mira hacia atrás para buscarlo, en lugar de soñarlo en el futuro. Es una pena, es terrible. Para mí el sueño americano es llegar en el futuro a algo que en el pasado teníamos y que perdimos. Las puertas de este país estaban abiertas para mucha gente, todo el mundo, cualquiera, era bien recibido acá. Lo que está pasando ahora es una locura. No quiero decir cosas demasiado cínicas ni negativas, pero no es un momento feliz. Hubo una especie de recuerdo de este sueño de vuelta cuando Obama fue elegido, pero era bastante poco realista. Nuestro presidente tiene el peor trabajo del mundo.

La comunicación es uno de sus temas favoritos. En esta era de Skype y redes sociales, ¿cree estamos mejor comunicados que antes? Creo que sí. Aunque si me lo pregunta de forma filosófica posiblemente diré que no. En el mundo parece haber más miedo del que debería. Pero es posible comunicarse con todos, y eso es bueno porque los secretos no son tan fáciles de mantener como antes. Me acuerdo del 11 de Septiembre, yo estaba en una escuela secundaria en frente del World Trade Center, y durante tres horas no sabíamos quién estaba vivo o muerto. Escribí un mensaje a unos pocos y esos se lo enviaron a otros, y en menos de diez días estuvo por todo el mundo y creamos un centro de caridad para los hijos de las víctimas. Fue increíble ver cómo algo simple puede dar la vuelta al mundo. Entonces pensaba que era muy mal momento para los Estados Unidos, no me gustaba Bush para nada. El piensa que América es el único continente del mundo. Creo que la tecnología ayudó a que no hiciera más daño, porque podría haber sido mucho peor hace 15 años. Volviendo, si pregunta filosóficamente si la gente se comunica mejor que antes, todo depende de dónde estés. No sé cómo es en Buenos Aires, pero si te sentás en un café en Francia la gente se habla. En cambio, si te sentás en un café en Estados Unidos, no lo hacen.

En Buenos Aires estamos viviendo una reivindicación de los textos dramáticos. Paralelamente, se readaptan obras de grandes escritores, ¿qué piensa de que se transformen los clásicos y se adapten a este tiempo y espacio? La mayoría de lo que hice es original. Cuando veo a la gente joven adaptando los clásicos, le recomendaría que escriba desde su propia experiencia, desde sus propias emociones y en la lengua que se usa ahora. Es tiempo de volver a estar políticamente comprometidos.

¿Cómo describiría su estilo como escritor y dramaturgo? Un escritor que explica su escritura es como un caracol explicando su caparazón. Pero puedo decir lo que otra gente dijo sobre mí, gente muy seria pero divertida al mismo tiempo. Uso la comedia para introducir a la audiencia en algo que es serio. Es como un truco, hacer reír a la gente y tenerlos ahí para luego darles algo más serio. Me gusta que las cosas sean serias y divertidas.

¿Qué opina de la televisión americana en la era de Gran Hermano? Simplemente no la veo. Cuando mi hijo mayor era muy joven vino un día y me preguntó por la televisión. Yo le dije que fuese a verla, que no tenía problema. Y él me respondió: “Está rota, y está así hace más de un mes”. Creo que soy capaz de escribir tanto porque no veo televisión, ni voy a ver béisbol, ni tampoco me gusta ver deportes, prefiero practicarlos.

¿Tiene una rutina de escritura cotidiana? Sí, diariamente.

¿Y lo considera un trabajo y una obligación o es algo que simplemente disfruta y le gusta hacer? Es algo muy personal. Es quién soy. No es lo que hacés, es lo querés. Es como una pierna o un brazo, forma parte de mí. Es algo que hago cada día de mi vida porque es quién soy. Hay un montón de cosas que la gente suele hacer que yo no hago. Creo que la mayoría de los escritores son así. Cuando sos joven todo es “yo”, “yo”, “mirame”. Pero en mi caso, hubo un momento en mi vida que supe que mis obras serían producidas por otros y se multiplicarían. Entonces empecé a pensar en lo que necesita la audiencia. No en lo que quiere, en lo que le hace falta. Siento que es mejor escribir lo que la gente necesita, y eso puede o no ser lo que ellos quieren ver. Observar la vida y decir, “bueno, la gente necesitaría ver un poco de esto”.

Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/cine/bIsrael-Horovitzb-busca-sueno-americano_0_335366620.html

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