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martes, 10 de junio de 2025

Luis María Pescetti: “Los niños necesitan verse reflejados en las historias”

 

10 de Junio de 2025 

En un tiempo donde las pantallas ocupan cada rincón de la vida cotidiana, Luis María Pescetti vuelve a encender algo más antiguo, más humano, más cercano: el canto colectivo, el juego compartido, la risa a viva voz. Su nuevo show junto a su banda, que presentará este fin de semana en La Plata, no es solo una presentación musical, sino un reencuentro con esa infancia que, según advierte, “sigue ahí” pese a todo.

“Una que sepamos todos”, en este sentido, no es solo una frase recurrente en sus funciones (además del título de un libro y el nombre de un show) sino, sobre todo, una declaración de principios. “Ganas de cantar en vivo y en grupo o ese placer que es el canto colectivo”, dice Pescetti en diálogo con EL DIA, reivindicando el valor emocional y social de lo que llama un “fogón sin fuego”. Allí, en la oscuridad de la sala, lo digital se apaga para que algo más profundo se encienda.

Consultado sobre cómo logra captar la atención de una audiencia infantil criada entre estímulos inmediatos, Pescetti compara: “Como con los adultos: contando temas y escenas que ellos reconozcan y en las que se hayan visto como protagonistas”. Al igual que un monólogo humorístico para mayores conecta cuando refleja vivencias propias, los chicos -dice- también necesitan verse reflejados. El secreto no está en gritar más fuerte que las redes, sino en hablarles de lo que viven, sienten y les importa. “Los niños necesitan verse representados en las historias”, resalta.

Muchas familias llegan hoy a sus shows ya sabiendo las letras gracias a YouTube o Spotify. Sin embargo, el salto del consumo individual al canto grupal lo cambia todo: “Es un estallido”, define, recordando con emoción el primer show tras la pandemia que ofreció en Berazategui. La experiencia de cantar todos juntos, admite, supera cualquier expectativa.

Su público es familiar desde siempre, pero ahora se suma un fenómeno conmovedor: madres y padres jóvenes que fueron a verlo de niños, vuelven con sus hijos. “Eso es muy fuerte para mí”, confiesa. Y allí están, sentados en butacas o saltando al ritmo de sus canciones, abuelos, padres, hijos y nietos. La experiencia compartida, el humor que pasa de generación en generación, sigue funcionando gracias a su exitosa fórmula: “Algunas canciones retratan emociones de siempre: celos, miedos, enamoramiento, y con cierto desparpajo”.

Pescetti no niega los cambios. La infancia de hoy está marcada por una “híper abundancia” de entretenimiento, más fragmentado, más veloz, más omnipresente. Pero advierte que eso no anula lo esencial: “Los chicos precisan espacios públicos seguros para jugar, porque ahí están ellos”. Ese “ahí” es un lugar simbólico pero vital, donde todavía se enciende la chispa si hay un adulto que propone un juego, hace una pregunta o canta una canción con sinceridad.

En un contexto en el que muchos niños consumen música y contenidos no aptos para su edad, el arte de Pescetti ofrece un refugio distinto. “Urge que haya canciones y cuentos adecuados a sus edades y experiencias, es un delirio que los chicos tengan un consumo cultural de chicos 10 años más grandes”, sostiene. No se trata de negar la cultura urbana, sino de ampliar las opciones, de ofrecer materiales que no los hagan quemar etapas ni, tampoco, los infantilicen: sí que los acompañen.

En su show, que ofrecerá este sábado a las 16 en el Teatro Metro, 4 entre 51 y 53, Pescetti no sólo reúne lo mejor de su repertorio, sino que propone una experiencia de encuentro real, cara a cara. Junto a su banda, recorre sus canciones más celebradas: “Angelina”, “Pastel de chocolate”, “Accidente”, “Los sapitos de la noche”, “Paqué tumé tata”, “Mi tío llegó”, y muchos otros clásicos que se suman a nuevas canciones y ocurrencias. También habrá chistes y cuentos que ya son marca registrada, como el del viejito que va al cielo o el enanito que pide un refresco.

Fuente: EL DIA

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