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viernes, 6 de diciembre de 2024

El asesino del yeso

 

6 de diciembre de 2024 

Por María del Rosario Goñi
Foto gentileza de Grupo Cofradia Oscura

"Yeso. Una crónica platense", de Hernán Godoy, Roque Villar y Santiago Dana. Con Eugenia Álvarez, María Claudia Auge, Lila Caramagna, Leandro Chambi, Pamela Craco, Santiago Dana, Marcelo Demarchi, Pilar Garate, Hernán Godoy, Cecilia Palavecino, Ricardo Spalletti, Denise Touyaa, Roque Villar. Dirigida por Hernán Godoy. En Casa del Pueblo, calle 49 n° 729 e/ 9 y 10 de La Plata. Funciones: Sábados. 21 horas.

Una casa histórica de la ciudad de La Plata, conocida como “Casa del Pueblo”, se convierte en el escenario de esta representación teatral. Se trata de una propuesta liminal que transita entre la teatralidad y la performance, provocando extrañamiento en el público asistente, quien de inmediato se convierte en partícipe de un procedimiento policial. Así, los intérpretes asumen los roles que impone una investigación criminal y guían la expectación hacia los distintos espacios en los que se desarrollan las escenas de la trama.

La obra invita a desnudar los vericuetos de la mente siniestra de Roberto Carlos Pernía, conocido como “el asesino del Yeso”. Este odontólogo criminal es acusado de la desaparición, tortura y muerte de, al menos, 47 mujeres jóvenes y 11 hombres, todos ellos, sus pacientes. Desandar los caminos de una mente perturbada implica trasladarse físicamente a los sitios de la instalación, ser un observador silente de la ejecución de los vejámenes y las torturas, percibir los gritos desesperados de las víctimas cautivas y formar parte de los interrogatorios policiales bajo cuestionables métodos.

Trece actores y actrices interpretan más de un rol y recrean un ambiente distópico. Algunos de los curiosos personajes que nos encontraremos son: un acusado (Marcelo Demarchi), portador de una expresión más que sospechosa; un policía mafioso (Ricardo Spalletti), que persigue, cual sabueso, al supuesto criminal; una guía irreverente (Eugenia Álvarez), quien oficia de informante para un público desconcertado; y un artefacto tecnológico (Roque Villar), que emula ser una computadora portátil y anticipa que los aparatos de investigación del Estado no funcionan con absoluta perfección. Varios de ellos lucen vestuarios estrambóticos mientras se desplazan por la casa en ruinas, con paredes descascaradas y pisos a medio terminar. Toda la construcción escénica remite al imaginario de un “aguantadero”. De esta forma, la expectativa del público se ve interpelada ante los ojos de las víctimas, quienes rompen la cuarta pared para pedir auxilio con la esperanza de ser rescatadas. El guiño metatextual a los desaparecidos durante la dictadura argentina se torna ineludible, tiñendo la representación de un carácter ominoso.

A cargo de la dirección, Hernán Godoy, imprime a la puesta una fusión de estéticas. Esto permite que encontremos reminiscencias del “Teatro de la muerte” de Tadeusz Kantor en el empleo de muñecos como personajes de la acción teatral en los instantes que se evoca a la niñez del criminal. También se suma la estética “camp” al trabajar desde el humor, la ironía y la exageración cuando se recrea el juzgamiento público a Pernía. Un frívolo y artificioso Juez queer, encarnado por Santiago Dana, será quien ostente, con desmesura y humor negro, el cuestionable ejercicio del servicio de justicia. En el auditorio de Casa del Pueblo, ironía mediante, el público es convocado a participar en la decisión de culpabilidad o inocencia del asesino del yeso.

La elección de un lugar adecuado para el emplazamiento de la obra hace que se enriquezca la representación. Varios estímulos visuales capturan la atención con un despliegue de recursos construidos para la puesta. Los actores y actrices se vuelven performers que ejecutan las acciones dramáticas y humorísticas con la eficacia necesaria para dar el tono preciso. Yeso (una crónica platense) se vale del humor negro para referir a las tragedias sociales que nos atraviesan y a los temas tabúes que preferimos no mencionar para construir una broma alegórica sobre la sociedad y el objetable sistema de investigación policial y judicial en aras de la verdad. De esta forma, logra poner en crisis el rol ciudadano en la participación del sistema judicial para el juzgamiento al justiciable conminándolo así con “la espada de Damocles”.

Fuente: https://artecriticas.wordpress.com/

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