Terraceando historias

 

25 de noviembre de 2024

Por María del Rosario Goñi

Imagen: Insomnio Producciones

Arriba ellas. Dramaturgia y dirección de Fabián Asís. Con Flavia Alcuaz, Sabrina Cauhepe, Nazarena Yannelli. En Artó (espacio de arte). Calle 54, Nro. 1324, entre 21 y 22, La Plata. Funciones: Sábados 21:00hs.

Emilia, Sofía y Olivia se encuentran cada día en la terraza del edificio en el que habitan, tres universos solitarios y “sororos” enlazados de amistad. El capricho urbano de la propiedad horizontal une la vida de estas tres mujeres en un encuentro íntimo, confidente y sincero. 

La obra confronta el avasallante proceso de gentrificación, que expande su dominio en las sociedades modernas y capitalistas, con el hogar entendido como espacio de reunión y encuentro, el cual se consolida por lazos fraternos que amortiguan las asperezas del exterior. Esas tres mujeres ven alterada su rutina de encuentros y confidencias cuando irrumpe la noticia de que una empresa comprará el edificio antiguo -en el cual habitan- para demolerlo y construir un centro comercial. Ello instala el clímax que apresura la toma de decisiones. En un mercado inmobiliario que imprime las reglas de la oferta y la demanda no hay lugar para preservar los espacios comunes que nos reúnen como colectivo de emociones y afectos. 

Los personajes de la trama se instituyen como estereotipos sociales y permiten la identificación en la toma de posiciones que adoptan. Será Olivia (Flavia Alcuaz) quien preserve las tradiciones de un tiempo que no admita el cambio. Una madre de familia, que amplía los límites de sus afectos a sus vecinas y amigas, se erige como el bastión contra el proceso de derrumbe de su espacio sagrado. Se le opondrá Sofía (Nazarena Yannelli), quien enarbolando un cinismo práctico promoverá el cambio como parte del curso natural de los tiempos modernos. Por su parte, Emilia (Sabrina Cauhepe) representa el ejemplar típico de la indefinición social, copiando frases ajenas que adopta como propias sin poder asumir un auténtico posicionamiento. Las actrices despliegan una sinergia cautivante que logra mantener la expectación atenta al suceder de las historias que discurren con gracia y humor. 

La escenografía resulta ser uno de los aspectos más logrados de la puesta escénica: un espacio amplio, delimitado por paredes de cemento y rodeado de macetas que contienen varias plantas, junto a tres sillas de diversa procedencia. Ello permite imaginar la terraza como espacio común que las convoca diariamente, lo que resulta potenciado por la cortina musical sólo instrumental y costumbrista. Por su parte, el vestuario de cada una de las actrices resulta variado y adecuado para cada personalidad. El trabajo de dirección encarado por Fabián Asís, quien ya nos tiene acostumbrados a componer puestas teatrales con claro sentido escénico, construye un clima intimista que invita a la expectación a convertirse en voyerista de las confesiones de mujeres en soledad. Ocurre esto a tal punto que se permite atravesar la cuarta pared, en más de una ocasión, sólo para dar cuenta del artificio de la acción teatral, y también para confrontar la mirada de un espectador consustanciado.

Asistimos a una obra sensible, con una fuerte carga emotiva, que rompe con el prejuicio del anonimato en la propiedad horizontal. Revaloriza las costumbres sociales que permiten construir comunidad por fuera de los límites familiares, y acentúa el valor de pertenencia al declarar que no todo lo compra el dinero. Arriba ellas permea las fibras íntimas, al reconocer que los vínculos humanos, que se construyen en el cotidiano, nos fortalecen como seres sociales y consolidan un espacio de unión (la terraza), que articula lo público con lo privado. En un mundo que tiende a consagrar lo individual a ultranza, la propuesta recupera el sentido de los ritos antiguos del “sentarse en la vereda”, para pasar el tiempo sin la necesidad de la productividad frenética que exige el mercado, y fomentar así un encuentro con el “otro” local, cercano y próximo.

Fuente: https://artecriticas.wordpress.com/