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martes, 5 de noviembre de 2024

Laura Paredes: “En este momento amargo, el teatro es el lugar de salvación”

ESPECTÁCULOS | LA CARTELERA LOCAL

La actriz de “Trenque Lauquen” y parte de las Piel de Lava llega a la Ciudad este fin de semana con “Las cautivas”

Pedro Garay

LAURA PAREDES

Siempre ocupada, siempre haciendo teatro, Laura Paredes ha sido una presencia constante en la cartelera. Pero desde el año pasado, algo pasó: los éxitos se acumularon y la actriz y también guionista parecía estar en muchos lugares al mismo tiempo.

Y, efectivamente, debe haber hecho malabares para coordinar las entrevistas por su impactante participación en “Argentina, 1985” (brinda el testimonio Adriana Calvo de Laborde, testigo clave del Juicio a las Juntas), el suceso de “Trenque Lauquen”, la película de Laura Citarella que coescribió y protagonizó, la continuidad del fenómeno de “Petróleo”, la obra que realiza hace 8 años con sus hermanas del teatro, las Piel de Lava y las noches interpretando “Las cautivas”, obra de Mariano Tenconi Blanco que protagoniza con Lorena Vega.

“Las cautivas” llegará el sábado al Coliseo Podestá mientras empieza a cerrar la historia de “Petróleo”, un terremoto teatral que ha girado por el país. “Somos unas privilegiadas: es una obra que nos permite vivir de eso, no es fácil que eso suceda en el teatro independiente, ¿cuántas veces en el teatro te pasa estar 8 años con una obra?”, dice Paredes, en diálogo con EL DIA.

Pero ahora, las Piel de Lava sienten “la sensación de un final” respecto a “Petróleo”: “Sentimos que está bueno guardar un poco los bigotes, ya está. Nos quedan un par de viajes pero es el final a fin de año, también porque tenemos ‘Parlamento’, nuestra nueva obra, y sentimos la necesidad de cuidarla, de hacerla crecer”.

Una gira de “Petróleo”, de hecho, provocó que durante algunos meses Paredes fuera reemplazada en “Las cautivas” por Camila Peralta, pero ahora ha regresado a su rol en la obra que transita su tercer año en cartel y que se verá por primera vez en La Plata.

La pieza parte como toda historia de cautivas en el siglo XIX: un malón irrumpe en una boda y secuestra a la novia, una joven mujer francesa llamada Celine. Pero Celine será salvada por un inesperado protector: una india llamada Rosalila. Las dos mujeres se fugan y atraviesan la monótona pampa, entre soles, lluvias, hambre, peleas, un tigre, un mono, dos soldados, una niña enferma, varios ríos.

Es la historia de dos mujeres, Celine (Paredes) y Rosalila (Vega), que “no se comprenden, no conocen el idioma de la otra, pero se enamoran”. Una subversión del mito de la cautiva, que propone regresar al origen de la literatura argentina para repensar la mitología nacional, siempre marcada por la admiración positivista francesa y la negación indigenista latinoamericana. Es parte, la segunda entrega, de la saga europea de Tenconi Blanco, que continuará en 2025 con “Las invasiones inglesas”.

“La cautiva” de Echeverría y otras aproximaciones al mito de la cautiva son entonces “un punto de partida y nada más” en esta revisita a la tradición. “La obra es como un juego, se toma licencias para no ser riguroso históricamente con nada”, dice Paredes. “Juega con esa tradición, pero lo lleva a un lugar diferente. Ni siquiera se entiende bien dónde pasa: los paisajes cambian completamente de una escena a otra, tiene un registro enloquecido que Mariano viene probando en esta saga que viene escribiendo sobre el encuentro entre la literatura europea y la sudamericana. Acá hacen el amor una francesa y una india, esas dos cosmovisiones distintas hacen un match medio bizarro y completamente estallado”.Paredes relata que quería trabajar con el dramaturgo desde hacía tiempo, y que la invitación le llegó antes de la pandemia. El COVID frenó todo, pero “Las cautivas” fue una de las primeras obras que se pudo reanudar porque tenía ‘protocolo’, al ser monólogos”: la obra se compone de monólogos de las dos protagonistas, por separado, y Paredes no pudo evitar preguntarse cómo sería la puesta de una propuesta tan diferente.

“Pero los ensayos eran muy divertidos, un piletazo total. Porque, al final, son monólogos, pero el público no los tiene que percibir como tal, así que eran unos ensayos muy estimulantes, el cuerpo tenía que estar de pies a cabeza, todo el cuerpo intervenido por el texto. Es una obra de monólogos, pero no lo pensamos como monólogos: es una obra que hago con Lorena, habla una y te imaginás a la otra: en base a lo que la otra dice, una iba construyendo cosas del comportamiento del personaje”, cuenta Paredes.

En ese sentido, la propuesta es “una obra que para una actriz permite una cantidad de juegos muy disfrutable”, y que incluyen desafíos como trabajar con un músico en escena y recitar texto en verso. Parece una propuesta de cierto artificio, pero “Las cautivas” logra que el espectador vaya en ese viaje: “Es un texto muy literario, pero logra una teatralidad que provoca que el espectador esté ahí, con una, viviendo la acción de ese personaje que le pasan millones de cosas por segundo. Te vas de viaje con ella”.

- La decisión de que el mito de la cautiva esté narrada por dos mujeres tiene que ver con una nueva mirada, creo. ¿Se ha ampliado la voz femenina en el teatro, es una percepción, es un momento de retroceso?

- Creo que más allá del momento oscurantista respecto a la perspectiva de género, eso no le gana a lo otro: hay un montón de mujeres dirigiendo, eso llegó para quedarse. Hay algo que era llamativo: una estudiaba teatro y el 90% de las personas en los talleres son mujeres, y después, cuando se pasaba a la etapa profesional, se invertía ese número. Era extraño. Y creo que en los últimos años hay paridad, incluso en los rubros técnicos. Así que más allá del retroceso desde el punto de vista política, hay algo que no es fácil que se vuelva atrás, eso ya sucede, hay equipos conducidos por mujeres, y funcionan bien. Y hay algo de esa energía, digámoslo, más acostumbrada a las estructuras horizontales que funcionan muy bien en esos rubros, genera dinámicas que hace que los varones estén muy cómodos.

- Y hablando del presente: sos una mujer del teatro independiente, autogestivo. En este momento, ¿cómo ves la escena teatral?

- Siempre en estas crisis, en estos momentos deprimentes donde una encuentra compañeros muy angustiados, teniendo que sostener mil trabajos para hacer las obras, siento que voy a ver teatro y aparece una vitalidad absoluta. Pienso en la crisis del 2001 y fue igual: no había un mango y los talleres estaban llenos, la gente iba al teatro. Hay algo ahí que no nos mata nada. El teatro independiente tiene esa vitalidad, porque las estructuras tampoco cambian tanto en los momentos más prósperos, en general no hay mucha guita, pero en los momentos de crisis el teatro pega un salto: entre el espectador deprimido que quiere tener esa experiencia física del teatro, juntarse con otros a hacer ese rito innecesario, y la necesidad de seguir haciendo obras, no nos pueden matar. No lo logran. ¿Ya pasamos cuántas crisis? ¡Pasamos la pandemia! Así que, paradójicamente, en un momento donde está todo como el culo, cada vez que voy al teatro salgo enloquecida por lo que vi. Es el lugar de salvación y de producción de sentido, en un momento tan amargo estalla el teatro independiente.

Fuente: EL DIA

 

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