ESPECTÁCULOS | DESTACADO DE LA CARTELERA
El texto de Griselda Gambaro, dirigido por Paula Boero, vuelve a escena con las actuaciones de María Inés Portillo y Esteban
Licht
“El despojamiento”, una de las producciones más destacadas de Griselda Gambaro, se estrena este domingo a las 18 en La Mercería, bajo la dirección de Paula Boero y con las actuaciones de María Inés Portillo y Esteban Licht.
La obra, que el año pasado había tenido unas funciones de preestreno en el marco del “Ciclo Gambaro” que Boero dirigió y que también incluyó “Decir sí” y “El nombre”, se desarrolla en una sala de espera en donde una mujer desea ser recibida para un contrato de trabajo. En ese discurrir, las figuras masculinas (la pareja, el productor, el director, el padre) se impondrán en un discurso que intenta callar su verdadera voz. La humillación y el progresivo quiebre de su propia identidad se manifiestan en la relación con un hombre que desequilibra su estadía en ese lugar incierto, ambiguo y destructor.
Se trata de un material atravesado en su primera capa por la violencia de género algo que, sin embargo, Boero, que en su producción busca “abordar temas profundos que permitan reflexionar”, quiso escarbar un poquito más.
“Creo que la obra ofrece mucho más que eso y decidí entonces concentrarme en ella, en esa mujer y en sus propias decisiones, en el impulso primitivo de su huida y su casi inmediata extinción. En ese sentimiento de ‘esto está mal’ y el segundo siguiente en donde decide permanecer, aún pudiendo salir de ese lugar”, reveló la directora, en diálogo con EL DIA, una característica clave en su versión y que a lo largo del proceso creativo definió como “la propia jaula”.
Una pieza que pone sobre la mesa un flagelo cotidiano y, por eso, necesaria. “En un contexto que nos muestra cada día tratos violentos, todo lo que vean en esta puesta les va a parecer lamentablemente muy familiar, va a ocurrir una identificación instantánea. La mujer se queda en el lugar (relación) de donde es más que obvio que debe retirarse, a tiempo; pero no lo hace. Redobla la apuesta, intentando congraciarse con ese muchacho que, una y otra vez, la despoja”, remarcó la directora, los rieles por los que anda una obra que se cuestiona “¿cuántas veces hemos visto desde fuera esto tan claramente y hemos sido, a su vez, incapaces de aplicarlo a nuestras propias vidas? ¿Por qué nos cuesta darnos ese mismo consejo?”.
Como en el resto de las obras de Gambaro, “El despojamiento”, a pesar de su crudeza, tiene pinceladas de humor, en este caso, negro, “porque de no hacerlo sería imposible digerir lo que plantea”, advirtió Boero. “La situación de despojo que vive esta mujer en ese espacio es francamente ridícula, por momentos graciosa. Ese ‘desgarro’ no se siente como tal hasta el final, en donde quien observa será testigo de algo que se cocinó a fuego lento y de lo cual no era enteramente consciente. Algo similar a lo que le ocurre a esta mujer”, agregó.
Fuente: EL DIA
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