TRANSFORMISMO
Género muchas veces subestimado, logró imponerse y legitimarse en la Ciudad, creciendo en espectáculos y espectadores
22 de Noviembre de 2015
Dentro de la vasta oferta de espectáculos teatrales que se ofrecen semanalmente en la Ciudad hay un género que ha pasado de las “sombras” del under hasta convertirse en una propuesta totalmente legitimada: el transformismo.
Instalado en el circuito local desde hace más de veinte años, se trata de una expresión artística caracterizada por un actor/actriz que se transforma en otro arriba del escenario, exacerbando esa condición a través de diferentes recursos con los que, fundamentalmente, se busca divertir a la platea con cuadros netamente humorísticos.
En La Plata, actualmente, hay al menos una decena de espectáculos de este tipo, con presentaciones que no discriminan en días de semana ni lugar de función.
Estas propuestas desenfadadas toman bares, restaurantes, teatros y boliches, sin contar las animaciones en eventos privados que, según cuentan sus protagonistas, incluyen cumpleaños de quince, casamientos, fiestas familiares, reuniones empresariales, entre otras.
LOS PIONEROS
En La Plata los pioneros son “Las Abbas”. El dúo integrado por los actores Javier Cardini y Julio Piteck nació a mediados de la década del noventa pero su explosión llegó recién con la llegada del nuevo milenio.
“El despegue no fue una casualidad. El país atravesaba una de sus peores crisis y la gente quería salir a divertirse y pasarla bien, para escaparle un poco a la realidad. Y este género es ideal para hacer reír”, cuenta Lucho López, productor de la compañía, quien desde hace trece años, ininterrumpidamente, coordina las funciones que el grupo hace en la Ciudad.
Al principio la propuesta del show era básicamente la imitación de cantantes. “La transgresión radicaba en el mero hecho de vestirse como mujer”, recuerda Lucho sobre sus orígenes, en una época en la que el género era “mal visto” y para el que sólo había escenarios en bares y boliches gay.
“Antes no era tan popular pero con el correr del tiempo, y gracias a la aparición de diferentes transformistas en populares programas de televisión, el panorama se fue abriendo y la gente se ha volcado mucho a este género”, explica López.
“Las Abbas” se caracteriza por presentar una propuesta completa con cuadros cómicos con distintos personajes en los que no faltan parodias de la realidad y también del pasado, con interacción el público, en algunos casos, y apelando a los monólogos, en otros. La improvisación es fundamental en sus rutinas en la que el humor, a veces ácido, a veces corrosivo, no puede faltar, variando de verde a blanco o negro según la ocasión.
“Cuando el público te elige, no te abandona. Hace trece años que nos siguen eligiendo y por eso, año a año, modificamos el espectáculo, fuimos trabajando y formándonos para darle mejor calidad, desde el vestuario, la técnica y la actuación. Le fuimos dando una vuelca de tuerca para hacer evolucionar el espectáculo porque si vos mismo lo subestimás, la realidad es que el público te deja, en este o en cualquier género”, reflexiona.
UNA EXPLOSION
“Humorísimas”, integrado por Jonatan Sapag y Teby Giménez, es otra de las propuestas que el género presenta en nuestra ciudad desde hace más de diez años.
Para Sapag, un joven intérprete que encontró en este género un lugar perfecto en el que poder desarrollar todas sus necesidades artísticas, la explosión del transformismo llegó junto con los avances en cuestiones de género.
“Todo tiene que ver con todo”, dice Jonatan, destacando la ley de matrimonio igualitario, y el lugar que figuras transexuales fueron tomando en los medios de comunicación, desde Cris Miró hasta la más reciente y desopilante Lizzy Tagliani.
“Gracias a Dios, hace muchos años que todos los viernes hacemos nuestro show con entradas agotadas. Y eso habla de una apertura de mente de la gente increíble, sobre todo en La Plata, que no es como capital federal, en el que este tipo de espectáculos, si se quiere más transgresores, siempre tuvieron lugar”, reconoce.
Monólogos, juegos, interacción con el público, muchos cambios de vestuario y una rutina que varía temáticamente semana a semana son algunas de las características de “Humorísimas”, aunque el show se hace fuerte con la técnica lip-synch de fonomímica, a través de la cual, sincronizando los labios, recrean la banda sonora de películas, comerciales o canciones, siempre con la “exageración” como clave de risa asegurada.
Con respecto al tipo de humor, Sapag asegura que si bien es un espectáculo para adultos no siempre los chistes, gags o comentarios son subidos de tono. “Siempre tratamos de que la gente se sienta cómoda, no nos metemos ni con política ni con religión. Nos cargamos a nosotros mismos”, cuenta, advirtiendo que su estilo no incluye el hecho de tomar de punto a alguien del público, algo que reconoce “habitual” en otros espectáculos.
La propuesta de “Humorísimas” es que el espectador sienta que está viendo la tele pero en un teatro, en vivo y en directo. Así, durante la hora y media que dura el espectáculo desfilan sobre el escenario personajes como Moria, Mirtha y Susana, entre otros figuras de la farándula argentina.
Al final de cada presentación, Sapag y Giménez protagonizan un momento emotivo. “En dos minutos nos desmaquillamos, le mostramos a la gente que detrás de todas estas mujeres glamorosas hay dos actores, y es algo que al público lo conmueve. Disfrutamos muchísimo de esa parte del show”, concluye Jonatan.
CONFUSION NORMAL
Laureano Raffin, quien trabaja en el transformismo desde hace tres años, reflexiona en que a pesar de que el género está legitimado, las personas que no están familiarizadas con esta forma de expresión teatral tienden a entrar en una confusión a la que considera como normal, y que es el hecho de relacionarlo con la transexualidad.
“El transformismo es una expresión artística. Yo soy un actor hombre, que se disfraza de mujer para realizar personajes femeninos. Pero ni soy ni me siento mujer. El transformismo es únicamente teatral, es una composición de un personaje, es una disciplina que no tiene nada que ver con la sexualidad de la persona”, afirma.
Asimismo, y a pesar del “boom” que vive el género, el artista entiende que es una expresión milenaria. “El transformismo propiamente dicho existe hace miles de años, es más, en el inicio del teatro, en la antigua Grecia, los personajes femeninos eran interpretados por hombres, las mujeres no podían asistir al teatro ni siquiera de espectadoras. Entonces, técnicamente, el transformismo se mantiene ya desde la creación del teatro en sí”.
Formado con Leo Ringer desde los cuatro años, “a quien le debo la mayoría de las cosas que hoy se y hago arriba del escenario, desde lo artístico hasta lo técnico”, y en su adolescencia con grandes figuras de la comedia musical como Valeria Lynch, Laureano sostiene que “el verdadero artista tiene que saber hacer de todo. Y en mi show realizo desde la puesta de luces, el diseño de vestuario, la edición musical y hasta la producción general”.
En su propuesta, una de los más convocantes, el público encontrará musicales, personajes de todo tipo y color, monólogos, interacción con y humor. “Mi show tiene aroma a music hall, a pequeño varieté, a plumas y strass, siempre me gustó ese estilo, y desde la música hasta los personajes tienen ese halo”, cuenta Raffin, dueño de un estilo ácido, picante y punzante, a tono con el horario de trasnoche de su performance en la que la improvisación es la que manda.
TAMBIEN REFLEXION
Pero además de la diversión, sobre todo con el típico cuadro de “playback”, esta propuesta también tiene un lugar para la reflexión. “En el cuadro final me gusta hablar de la realidad, porque de nada sirve tanto brillo y tanta frivolidad si la gente no se va con algo en la cabeza. A mi me gusta dejar a la gente pensando. El hecho teatral, propiamente dicho, no tiene sentido si el espectador no se lleva un mensaje. En mi show todos se van con algo y creo que eso es lo que hace que vuelvan”, concluye Raffin.
El transformismo, en la Ciudad, un género que crece y el que vale la pena conocer.
Fuente: EL DIA