Espectáculos / El grupo Priapia sube a escena con una adaptación de la obra de Frank Wedekind. Tras agotar localidades en mayo, hoy a las 21, harán una nueva función en el Teatro Estudio de las Artes (3 N° 386 e/ 39 y 40), y se sumarán los próximos dos domingos de este mes.
02.06.2012 | 16.49
Por Lucía Zapata
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El elenco de El despertar de la primavera |
Los interrogantes de los adolescentes (propios y ajenos) es un tema que siempre estará en boga y se abordará desde diferentes ramas del arte. En este caso, un grupo de teatro platense se basó en la novela de Frank Wedekind para llevar a las tablas El Despertar de la Primavera.
A la directora Lorena Velázquez le acercó la propuesta un alumno, Mauro Rey, quien había visto el musical que trajo a la Argentina Cris Morena (Despertar de primavera) también inspirado en los textos del autor alemán. Y así arrancó todo, según ella cuenta: “yo mucho no la conocía la pieza, pero él vio el musical y empezó a averiguar lo de la obra de teatro, la empezó a leer y me contactó. El tema es que no encontrábamos la traducción y la tuvimos que hacer nosotros, y encima cuando la terminamos encontramos un texto. Pero estuvo buenísimo porque nos sirvió para conocerla a fondo”. ¿Cómo continuaron? “Después de encontrar el texto no nos cerraba el lenguaje, era muy lejano a nosotros y lo aggiornamos, como también recortamos algunos personajes, porque eran muchos. En base a la idea del autor tomamos los personajes principales y los que estaban más cercanos a los que quería decir el autor”.
-¿Qué fue lo que más les atrapó para crear esta nueva pieza?
-La esencia de la obra se mantuvo, siempre tuvimos en claro que queríamos mostrar, siempre estuvo eso. Queríamos mostrar la problemática que se le da a la adolescencia y la búsqueda de la sexualidad. Mostrar lo que le pasaba a los adolescentes de aquella época, que si bien era otro contexto histórico, quisimos dar cuenta que hoy las problemáticas siguen siendo las mismas, nos centramos en eso.
Desde cero. Lo bautizaron grupo Priapia y este fue su primer proyecto, que ya tiene algunas funciones sobre los hombros. La directora nos cuenta cómo se fue armando la compañía teatral: “de la reunión de los chicos se fue encargando un poco Mauro, él hizo la convocatoria, pero finalmente muchos de los chicos eran alumnos míos. Como siempre sucede, empezó gente que fue dejando. Y al encontrarnos con la dificultad de la traducción y adaptación, hicimos un trabajo de investigación y ninguno de los chicos sabía que personaje le iba a tocar, entonces fuimos investigando y cada uno conoció a cada uno de los personajes hasta que después de una determinada cantidad de encuentros, que fueron bastantes porque hace más de un año que estamos trabajando, cuando pasaron cuatro meses recién les dimos los personajes a cada uno”.
Con el tiempo y los ensayos notaron que la adaptación “empezó a necesitar cambios también”, de ahí que el resultado final se terminó de escribir en los ensayos, algo que para Velázquez “está bueno porque se va investigando tanto sobre la obra, que en el hacer se da cuenta de la necesidad de esos cambios, y eso le da al producto más calidad. Por suerte tenemos muy buenas críticas y estamos agotando entradas, la respuesta de la gente es muy buena. Es una obra que trata una temática bastante complicada y hemos logrado darle la forma que queríamos”.
-¿Qué recuerda del día del estreno?
-Lo que pasó ese día fue que muchos de los chicos que estaban arriba del escenario con un proyecto de este tipo por primera vez, así que hubo mucho nervio. Si bien con algunos había trabajado, el grupo era nuevo y el producto también. Estuvo bueno igual, uno nunc a se puede relajar y tanto para mí como para Mati (Matías Priore, el otro director) fue complicado porque además de dirigir actuábamos, era un doble compromiso.
La definición de la escenografía: “es muy minimalista” ya que solamente se utilizan dos sillas. La obra “está apoyada con imágenes proyectadas. Está apoyada con fotografía, cada uno de los espacios tiene una fotografía diferente. Unimos también cine, porque hay proyecciones (tres escenas fueron filmadas). Nos encontramos con esa dificultad también porque todo tiene que estar en tiempo y forma. Lo de las imágenes me gusta usarlo mucho dentro del teatro, en Fast food ya lo había probado, así que vengo trabajando con eso porque es una estética que me gusta y acá me pareció que iba a quedar bien, pero la verdad que es una complicación más, es arriesgado porque la persona que lo maneja tiene que conocer perfectamente el minuto a minuto, nada puede estar fuera de lugar”. La directora no quiso perderse la oportunidad de invitar a todos a ver El despertar de la primavera: “no se la pueden perder porque es una obra que moviliza y deja pensando al espectador”.
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