domingo, 1 de abril de 2012

Cuenta tu aldea y retratarás al mundo

domingo | 01.04.2012 | Publicado en Edición Impresa: Séptimo Día

El escritor platense Leopoldo Brizuela acaba de ser consagrado ganador del Premio Alfaguara de Novela 2012 por su obra " Una misma noche". La historia, que indaga en el doloroso pasado reciente de nuestro país, tiene al barrio de Tolosa como escenario. El jurado, encabezado por la española Rosa Montero, destacó "el estilo admirablemente contenido del autor, quien, con economía expresiva, consigue crear un texto perturbador e hipnótico"

Por ANDRÉS RIVELLI

Leopoldo Brizuela

Un anuncio realizado por la narradora española Rosa Montero, desde Madrid, el lunes pasado, cambió para siempre la vida del escritor platense Leopoldo Brizuela. A primera hora de la mañana, un llamado telefónico desde el otro lado del Atlántico le informaba que su novela Una misma noche acababa de ser elegida como la ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2012, superando a otras 784 obras llegadas desde todas partes del mundo.

Si bien su carrera ha estado marcada por el reconocimiento de su trabajo a través de numerosos galardones, éste sin dudas lo catapulta a una proyección internacional que modificará inevitablemente su vida cotidiana, la de escritor y tallerista que ha desarrollado por años en su casa de Tolosa, a metros de la esquina de 8 y 32.

Allí, Brizuela recibió a EL DIA para hablar del premio, el libro, su literatura y la ciudad que lo vio nacer allá por 1963, como él mismo aclara, "ahí nomás de la plaza Moreno".

"La verdad es que esto es algo muy emocionante porque en estas pocas horas he recibido mensajes como, por ejemplo, uno desde Ecuador en el que me dicen que es un orgullo que un escritor latinoamericano sea distinguido por este premio. Y aunque nunca lo imaginé, me emociona mucho porque se trata de una novela muy latinoamericana, porque las vivencias de su protagonista pueden ser las de un chico peruano, colombiano o brasileño", asegura el escritor.

Una misma noche cuenta la historia de Leonardo Diego Bazán, un escritor que, como Brizuela, tiene cuarenta y tantos y regresa a la casa paterna para cuidar de su madre viuda. Un día es testigo del asalto en la casa de los vecinos que conmociona al barrio. Inmediatamente, desde algún lugar de su inconsciente regresa un recuerdo oculto: en 1976, esa misma casa sufrió otro ataque. Entonces vivían allí los Kuperman, Leonardo tenía 13 años y Argentina vivía el terror de la dictadura militar. El suceso originó una huella imborrable en la memoria del adolescente, sobre todo al descubrir el papel que jugó su padre en todo aquello. Leonardo empieza a escribir una novela con la intención de rescatar y exorcizar un pasado que había querido olvidar. Su búsqueda se centra en la figura de Diana Kuperman, quien, durante esa época, padeció la tortura. Así, mediante un diálogo constante entre los años 2010 y 1976, el relato sirve de indagación de una de las etapas más tenebrosas de la política argentina.

"En principio, el disparador fue un hecho real que ocurrió en esta casa donde estamos charlando. Y al igual que al personaje de la novela, a mí me impresionó muchísimo en ese momento la identidad no sólo del barrio, la casa y los agresores, sino también las reacciones de la gente. Cada uno, a las cuatro de la mañana, tenía una mirada particular sobre lo que había ocurrido, con sus propios detalles y agregados. Eso me remitió a una vivencia del año 76, a un intento de secuestro del que fuimos testigos, y a cómo nos habíamos comportado en el barrio durante todos esos años. Y desde allí mi intención fue un poco reconstruir esas miradas, ponerme en las cabezas de esa gente en ese tiempo", cuenta Brizuela sobre lo que motivó su relato.

Al respecto, el jurado señaló que la novela "indaga sobre la esencia del mal y la corresponsabilidad de cada uno en la violencia y la injusticia".

RECUERDOS QUE REGRESAN

Además de los hechos que dispararon la novela, Brizuela recuerda un hecho autobiográfico que incluyó en su relato. En la noche de 1976 en que un grupo armado irrumpió en su casa para acceder desde allí a la vivienda de su vecina, con apenas doce años, él se encontraba tocando el piano y su actitud, en medio de semejante situación de violencia, fue seguir tocando el piano ante la presencia de ese extraño que, armado, había violado la intimidad de su familia.

"Cuando recordé este detalle no pude parar de pensar y ahí empecé a escribir. Mi gran interrogante era por qué hice eso, qué habré querido hacer. Y las versiones de mis amigos, que lo explicaban por el lado del temor o la necesidad de caerle bien a esa persona en esa circunstancia, me parecían incompletas. Yo tenía la sensación de que algo más me había movido a hacer eso. Entonces, comencé a pensar en los vecinos y las motivaciones de ellos en una situación general que estaba emparentada con esa que me había tocado vivir a mí", dice el escritor.

Otro de los aspectos destacados por la presidenta del jurado del Premio Alfaguara fue la construcción del relato sin una postura maniquea ni simplista.

"La novela habla de una sociedad que tiene que enfrentarse a una dictadura, al abuso de poder, al sentimiento de culpa, a la complicidad social y a discernir cómo se divide una sociedad entre víctimas y verdugos. Porque no siempre está claro el grado de participación de cada uno en estos momentos históricos ni cuál es la responsabilidad de cada cual", afirmó Rosa Montero.

Al respecto, Brizuela reflexiona: "Cuando uno se concentra en un personaje no piensa en abstracciones. Uno piensa en las cosas que les pasa, su historia y en cómo reacciona, pero no lo pensás en categorías como 'éste es el bueno' y 'éste es el malo'. No hay dudas que los personajes harán sus cosas, pero uno no se puede detener a decir lo que está bien o lo que está mal. Esto tiene que ver con el oficio del escritor".

La trama de Una misma noche (cuyo nombre alternativo, con el que podría salir a la venta, es La repetición) transcurre íntegramente en La Plata y "la ciudad tiene un peso muy importante en la historia, como lo viene teniendo en mi literatura desde hace mucho tiempo", afirma el autor.

LO QUE VENDRA

El Premio Alfaguara, además del prestigio internacional que implica (lo han ganado escritores como Manuel Vicent, Elena Poniatowska, Tomás Eloy Martínez, Laura Restrepo y Andrés Newman, entre otros), otorga una importante suma de dinero (175 mil dólares) y la posibilidad de ser publicado en diferentes países e idiomas. Sin dudas, otras perspectiva a futuro para el autor.

"Este premio es muy distinto a los anteriores que tuve en Argentina. Ahora lo que agradezco es la posibilidad que tendré de escribir tranquilo. Eso es lo que quiero... no hay mucho más".

La identidad platense

Leopoldo Brizuela habita la planta superior de la casa paterna en el barrio platense de Tolosa, donde también ha dictado hasta ahora sus talleres de escritura creativa. Un piso más abajo, su madre, de 90 años, vive con sorpresa el incesante desfile de periodistas que preguntan por su hijo.

Alguna vez, él describió a ese sitio como su lugar preferido en el mundo. ¿La razón? Muy sencilla: "Siempre digo que mi casa está en Tolosa, pero una de sus habitaciones está en la Polonia de Conrad; otra, en el Río de Janeiro de Machado de Assis; y otra, en el Palermo de Borges... Y así se va formando mi país, y uno va dialogando y escribiendo tal vez más para ese país que para el otro".

A la hora de hablar de La Plata, Brizuela no duda: "Estoy muy formado acá. Lo que más me impacta es que muchos de los grandes referentes de los derechos humanos a nivel nacional sean de aquí. Hebe de Bonafini vivía a una cuadra de acá en esa época; Carlotto, un poco más allá; Cristina Kirchner vivía a diez cuadras. Es decir, primero se vivió la represión con una gran crudeza pero después, uno de los primeros focos de pensamiento sobre lo que había pasado se gestó en esta ciudad. Eso me marcó mucho".

"Soy muy platense. Cada vez me reconozco más, hasta en lo africano, te diría. Cosas que tomaba como naturales, ahora descubro que son muy de esta región, como las batucadas que toda mi vida escuché en Ensenada, de donde es mi madre. Eso tiene que ver con la tradición caboverdeana, y africana también, porque éste era un puerto de mucho contrabando en tiempo de la colonia. Entonces, todo eso está en mi historia", dice.

El escritor es hijo de madre ensenadense y padre riojano. También siente que ese origen lo ha marcado. "Cuando Mosconi mandó a establecer la destilería cerca del puerto de La Plata -cuenta-, una de las recomendaciones era que no se contrate gente de Ensenada y Berisso porque había muchos extranjeros, lo que implicaba la presencia de muchos anarquistas. En cambio, sugería darle trabajo a los provincianos que tenían tradicionalmente otro carácter, de mayor sumisión. Y descubro que yo vengo de esa conjunción. Por eso siento que soy típicamente de acá".

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Leopoldo Brizuela nació en 1963 en La Plata. Estudió Letras en la Universidad de La Plata. Es narrador, poeta y traductor. Su primera novela, Tejiendo agua, escrita a los diecisiete años, obtuvo el Premio Fortabat 1985. Inglaterra. Una fábula ganó el Premio Clarín de Novela 1999 y el Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, y fue publicada en varios países, con elogios de la crítica en medios internacionales como Le Monde, El País y La Folha de Sao Paulo. Es autor también de la nouvelle El placer de la cautiva (2001), el libro de relatos Los que llegamos más lejos (Alfaguara 2002) y la novela Lisboa. Un melodrama (Alfaguara Argentina, 2010; Alianza, 2010), entre otros libros. Ha traducido a Henry James, Flannery O'Connor y Eudora Welty, entre otros autores. Fue escritor residente del Banff Center For the Arts, Canadá; del International Writing Program de la Universidad de Iowa, y recibió el subsidio de la Fundación Gulbenkian de Lisboa para el estudio de la cultura portuguesa. Colabora habitualmente en los diarios Clarín y La Nación, y coordina talleres de escritura creativa.

Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20120401/cuenta-tu-aldea-retrataras-mundo-septimodia0.htm

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