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domingo, 4 de diciembre de 2011

Radiografía de dos gigantes

Domingo 04 de diciembre de 2011 | Publicado en edición impresa

Clásica / Teatro Colón y Teatro Argentino de La Plata

Diferencias y similitudes entre los dos grandes teatros líricos del país

Por Alejandro Cruz | LA NACION


El Teatro Argentino de La Plata y el Teatro Colón están separados por 57 kilómetros y por realidades muy diferentes entre sí. Sin embargo, ciertos desplazamientos hacen que se mezclen, rechacen y convivan lo político con la gestión cultural. De hecho, el actual plantel directivo del Argentino estuvo a cargo de la dirección del Colón mientras que el actual número uno de la gran sala porteña ocupó el mismo sillón del gran teatro de la ciudad de las diagonales.

Entre los dos salas hay enormes diferencias y, por lo menos, una certeza: son las dos grandes salas líricas de la Argentina, las dos grandes fábricas de una ficción cargada de gestos grandilocuentes. Una grandilocuencia que se sostiene gracias al trabajo calificado de más de 1500 artistas, administradores y técnicos, y una inversión pública de algo más de 254 millones de pesos anuales.

A juzgar por sus fachadas, tanto el Argentino como el Colón impactan. El primero, de estilo brutalista, se inauguró en 1999. El segundo, de estilo ecléctico propio de principios del siglo XX, abrió sus puertas el 25 de mayo de 1908. Ambos son segundas versiones de otros edificios. El primero se extiende en una superficie cubierta de 79.000 metros cuadrados y, contando a sus enormes patios y terrazas, hay que sumar otros 21.000 metros. Aunque parezca extraño, el Colón es su hermano menor: tiene 58.000 metros cuadrados. Ninguno de los dos están terminados en su totalidad. De hecho, del complejo de La Plata sólo está concluido alrededor del 62 por ciento del proyecto original cuya geometría, con diagonales de mayores y menores, evoca al plano de la ciudad capital de la provincia de Buenos Aires. Por su parte, el plan de renovación edilicia del Colón tampoco fue concluido, aunque no hubo información oficial de las tareas pendientes para tener una idea más acabada sobre ese aspecto.

La influencia real y simbólica del Colón, tanto en el plano local como en el internacional, opaca un tanto a la enorme sala de La Plata. Sin embargo, aunque con menores recursos presupuestarios estatales, el Argentino afianza su lugar en el mundo (en el real y en el simbólico). Veamos: según información requerida a las oficinas de prensa de cada una de las salas, el Colón contó para el año que está por concluir con casi 91.000.000 de pesos. Ese monto que invierte el gobierno porteño no incluye al pago de salarios (de incluirlo, habría que elevar esa cifra a casi 180 millones de pesos anuales). Por su parte, el Argentino recibe del gobierno de la provincia de Buenos Aires, sin contar salarios de sus empleados, 14.500.000 pesos. Otro dato para tener en cuenta: según estadísticas de 2009 registradas por SinCa (Sistema de Información Cultural de la Argentina) la ciudad autónoma destina el 3,5 por ciento de su presupuesto total al área de Cultura, mientras que en la provincia de Buenos Aires es el 0,35 por ciento.

Sin embargo, en un marco presupuestario tan desparejo, hay un dato llamativo: en lo que hace a la producción tanto de ópera como ballet ambos teatros están, según informes oficiales, igualados. Por ejemplo, hasta el 18 de noviembre, el Colón produjo 7 títulos de ópera y 5 de ballet. En igual lapso, el Argentino presentó 6 títulos operísticos y 5 de ballet. En esta franja de programación artística de la presente temporada el primer coliseo porteño ofreció 59 funciones y, el de La Plata, 46.

De ampliar más el foco, las diferencias cuantitativas en lo que hace a sus producciones no son proporcionales a la marcada diferencia presupuestaria. En términos musicales, la producción de la Orquesta Estable del Argentino es comparable a la actividad de la Filarmónica de Buenos Aires. En este marco, el Colón ha presentado, según se consigna en la página de la sala, 18 conciertos en igual cantidad de funciones. En igual lapso, el Argentino ofreció 10 conciertos en 11 funciones. Ambas salas tienen en sus respectivos sótanos sus centros de experimentación (CETC, en el Colón; Tacec, en La Plata). En la sala porteña, durante el lapso antes señalado, se presentaron 9 títulos con 44 funciones. En la sala de las diagonales, la cifra es más significativa: 17 propuestas con 51 funciones.

Cuestión de públicos

La sala principal del Colón cuenta con una capacidad para 2.643 personas. La de La Plata, 1974. Buenos Aires posee, según informes del Indec del año pasado, 2.891.000 habitantes (en este caso, ese dato podría interpretarse como potencial público). La Plata, según la misma fuente, tiene 650.000 habitantes. La enorme diferencia entre estos dos universos convierte en un dato menor las 700 butacas con que la sala mayor del Colón supera a la Alberto Ginastera. Sin embargo, en términos de respuesta de público, el Argentino ha tenido mayor poder de convocatoria en lo que hace a la programación de ballet (55 por ciento de su sala llena contra el 35,8, del Colón). Los porcentuales se revierten en lo que hace a la ópera (83 por ciento, para el Colón; 67 por ciento, para el Argentino) y en lo que hace a los conciertos de la Estable de La Plata y la Filarmónica (88 por ciento, para el Colón; 39,6 por ciento, para el Argentino).

Sobre el reciente apartado vale una aclaración importante: la sala de La Plata consignó datos de este año (tal como les fue solicitado para la elaboración de este informe) mientras que el Colón aportó datos de la temporada pasada. Claro que, en una nota publicada en esta sección el mes pasado, el director administrativo del Colón apuntó que durante la actual temporada la capacidad ocupacional de la sala había disminuido producto de la suspensión de la venta de abonos.

La política de precios de las salas son diferentes. En el Argentino, por ejemplo, media hora antes de comenzar la función los jóvenes pueden obtener su entrada con un 90 por ciento de descuento. Allí, el importe más caro es de 190 pesos (función de ópera un día domingo) mientras que una tertulia alta cuesta 15 pesos (sea ópera, ballet o un concierto). En el Colón, la entrada más onerosa es para un función de ópera: 750 pesos. La más económica, sea ballet o concierto, 10. Ese importe cuesta la entrada para el Tacec, la sala experimental del Argentino. En el CETC, su similar, la franja va de los 20 a los 35 pesos. En ambas instituciones la venta en boletería está en el orden del 70 por ciento. En lo que hace a la recaudación por venta de entradas, las estimaciones para este año indican que la sala de la ciudad de las cuadrículas obtendrá unos 40 millones de pesos. En la ciudad de las diagonales ese monto llegaría casi a los 2 millones de pesos.

El Argentino viene desarrollando una fuerte política de coproducciones con otros teatros y piensa incrementarla en la temporada próxima. El Colón va por ese camino. Sin embargo, hasta el momento, ningún acuerdo se ha generado entre los dos grandes productores líricos del país. Sea por cuestiones ligadas a la política nacional u otros motivos menos estructurales, parece ser que las cuadrículas y las diagonales no son complementarias (cosa que desmiente el mismo diseño urbanístico de La Plata). Así es que los 57 kilómetros que separan a los grandes teatros se convierten en un extraño muro.

Sea como fuera, estas dos imponentes naves siguen su ruta por aguas que combinan turbulencias de todo tipo y ese inexplicable sabor de cuando un aplauso se convierte en ovación.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1429879-radiografia-de-dos-gigantes

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