En la sala alternativa del Teatro Argentino
Diagonales / 03.11.2011 | El estreno nacional de Triste Golondrina Macho indaga en los enigmas que el escritor y dramaturgo Manuel Puig dejó tras de sí
Bajo su particular óptica el escritor y dramaturgo, Manuel Puig supo seguir al pie de la letra la famosa frase “hazte la fama y échate a dormir”. Luego de publicar gran parte de su obra novelística (La Traición de Rita Hayworth, Boquitas pintadas, The Buenos Aires Affair, El beso de la mujer araña, Pubis angelical, entre otros) que impulsó su figura a un lugar impensado, simplemente se quedó a la sombra de su nombre propio y se dedicó a escribir obras de teatro.
El reconocimiento siempre le llegó a Puig por partida doble. Al mismo tiempo que recibía premios por su obra también recibía amenazas de muerte en 1973 ante la publicación de su tercera novela, The Buenos Aires Affair, que lo obligaron a exiliarse. Y aunque cargaría por siempre con el dolor de ser “olvidado” por su país, sería reconocido internacionalmente al ser nominado al premio Nobel de Literatura en 1982 después de la representación en Estocolmo de la adaptación teatral de El beso de la mujer araña. Así las cosas con este hombre que cuando sus libros se metieron definitivamente en la trama de la literatura nacional, encontró su lugar en la dramaturgia.
Puro Teatro. En la contratapa de Manuel Puig: Teatro Reunido, el compilador Jorge Dubatti escribe que “no se ha recuperado aún al Puig dramaturgo como éste lo merece. Se sabe que los campos de la literatura y el teatro no funcionan de la misma manera, que poseen lógicas, dinámicas e instituciones diversas; el campo literario ha dado fecundas señales de su interés por Puig, no así el teatral. Para los teatristas argentinos, Manuel Puig sigue siendo un novelista rutilante pero, en el mejor de los casos, un dramaturgo secreto. Puig dramaturgo no ha terminado aún su exilio”. Y si bien la publicación de su obra fue un gran paso, el estreno nacional de Triste Golondrina Macho, mañana a las 21, con entrada libre y gratuita abre las puertas de un mundo completo por explorar.
En parte, esta producción de la Comedia de la Provicia busca hacer justicia con el dramaturgo pero también asumir un desafío poniéndose a disposición de una obra compleja en la que conviven elementos del melodrama, el drama, la farsa, la comedia, el surrealismo, el vampirismo y lo gótico. Recursos que el autor utiliza par contar como si fuera un cuento de hadas, el problema existencial que le quitaba el sueño al final de su vida.
La directora Alicia Durán afirma que “llevar adelante una obra de Puig me resultó una posibilidad sumamente atractiva primero porque nunca se estrenó una obra de él en la Provincia, pero más allá de su caracter inédito fue la calidad del material lo que me atrapó. Si bien tiene una producción acotada en dramaturgia en sus obras indaga sobre el enigma en la constitución del estatus poético de la obra. Tanto en Triste Golondrina Macho (1998) y como en Bajo un Manto de Estrellas (1983), Puig explora los límites del acuerdo que se establece en una obra para que exista la convención. Y por ejemplo, en esta obra nunca queda claro si los personajes son fantasmas o la proyección de los personajes mentales de quien escribe. Incluso un mismo actor puede interpretar dos personajes, cosas experimentales con las que Puig quería probar y ver qué sucedía”.
La obra trascurre en una casa en el medio de un pantano y se representa en un espacio deshabitado del Teatro Argentino (“el pantano del teatro”) donde cinco personajes, tres vivos y dos muertos, luchas con el desorden de sus emociones. Lo que en Puig signifca recorrer de una punta a la otro de lo humanamente posible. Si bien Durán remarca que Manuel es muy generoso con las indicaciones aportando material de su propio imaginario, la directora asume que esta obra fue un desafío “fundamentalmente desde lo actoral porque en todas sus obras hay un tono melodramático que se imponen y por ende, una necesidad de tocar una cuerda emocional muy fuerte. La mayoría de los personajes son atravesados por desbordes emocionales para los cuales el actor tiene estar preparado y decidido a ponerse a su disposición. La verdad creo que hemos llegado a donde llegamos porque han creído en esa posibilidad de entregarse al texto y ser llevados por los vericuetos emocionales de Puig”.
La novelística y la dramaturgía del autor se encuentra en el uso del lenguaje marca registrada de Puig. Alicia afirma que “la obra es de un lenguaje bellísimo, elaborado, con parlamentos largos, sin dudas corríamos el riesgo de caer en la formalidad del recitado. Pero estamos encontrados resultados increíbles. Creo que Puig se encontró en el lenguaje del teatro pero al no poder llevarlo acabo se murió con la intriga”. Porque como él mismo decía la búsqueda del significado perdido se encuentra tal vez en la realización de lo que proyecta la propia mente, en la voz interior.
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-165176-La-misteriosa-voz-interior-de-Manuel-Puig.html
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