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jueves, 30 de junio de 2011

María Abadi: ese sensual objeto de deseo

30.06.2011 | 12:31 | Los elegidos | Brando

Se desmarcó de su estirpe familiar -todos psicólogos- para brillar en el mundo de los actos no fallidos. Hizo de hermana incestuosa en cine y de trepadora en Montecristo. Hoy, dice, le tocan papeles más tranquilos. Por ahora.





Por Marcelo Pavazza
Fotos Vera Rosemberg
Producción Jimena Labraña y Angeles Martinez

Habrá que agradecerle al cumplimiento efectivo de eso llamado vocación el hecho de que María Abadi no se haya sumado al hojaldre familiar de psicólogos (abuelo, padre, madre, hermana). Que si lo suyo sólo hubiese sido prestarle el oído y la mirada "un prodigio que viene envasado en una combinación ojos-boca que ayuda y mucho a medir su rostro con cualquier otro que se precie de perfecto y sugerente" al desfile de inclemencias que durante 50 minutos le propinan los pacientes a sus analistas, los enamorados hubiesen caído de a uno y en privado, y no de a muchos y en público. Como nosotros, que seguíamos Montecristo (2005) como en misa y nos abroquelábamos frente a la pantalla cuando se (nos) cruzaba su tremenda Erica, la veinteañera trepa y hottie que enardecía la novela con sus saltos entre hombres prohibidos, maduros o inconvenientes.

Con ustedes, María, una chica psicoanalizada desde los 11 años, que después de primario bilingüe y secundario en el Nacional Buenos Aires le dio pronta salida a aquel mandato familiar y se largó a estudiar actuación. Que debutó rápido en tevé con una participación en Los Roldán (2004), y en cine casi al toque con Géminis, la segunda película de Albertina Carri, donde apichonó espectadores con el atrevimiento de un personaje que se enredaba en una relación incestuosa con su hermano. Y que completó ese papelazo con un pincho de ficciones televisivas dispuestas de la siguiente manera: Mujeres asesinas, Montecristo, Mujeres asesinas, en las que fue un borbotón en el hervor de las tramas y a la vez disparador, para aquellos mancebos que no la conocían, de una pregunta habitual y poco inocente: ¿quién es esa morochaza?

Hoy, refresca sus razones para aquel debut fuerte en la pantalla grande ( "era un proyecto que valía la pena; jamás hubiera dejado de hacer ésa película por no mostrarme desnuda" ), se ríe cuando surge el apunte de la sorpresa de verla hacer de "chica buena" en sus últimas apariciones en tevé (Ciega a citas y Un año para recordar). Se muestra muy equilibrada (al fin y al cabo son 14 años de terapia; y tiene 25) y define el tenor de la producción que ilustra estas páginas ( "quería que fuera así, muy cuidada y con un concepto detrás" ) mentando que hacer otro tipo de fotos, más jugadas, abonaría un temor: el de quedar como una zarpada que hace cualquiera para promocionarse. "Jamás te voy a mostrar una teta", avisa, sin saber que nosotros ya le dimos el ok hace rato, y que para eso jamás necesitamos que mostrara nada. O a lo mejor sí, pero es esto mismo vemos aquí. Y que nos alcanza.

Fuente: http://www.conexionbrando.com/1381532-maria-abadi-ese-sensual-objeto-de-deseo

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