05.05.2011 | El mundo detrás del estreno de Los Posibles, de Juan Onofri Barbato, protagonizado por jóvenes que asisten a un Centro de día
Si Juan se hubiera planteado conformar una compañía de danza con siete pibes de González Catán acompañado en la producción por dos profesionales para estrenar una obra en La Plata y por ende, recorrer alrededor de 3.000 km sólo para ensayar 24 veces antes del estreno probablemente hubiera desistido de ante mano. Pero en el 2010, Juan Onofri Barbato comenzó a trabajar como voluntario en el centro de día Casa Joven La Salle de González Catán ante la imperiosa necesidad de salir del circuito porteño de la danza contemporánea paradójicamente en busca de algo que lo movilizara. Una decisión en la medida de sus posibilidades aunque para muchos resultara imposible pensar que uno de los coreógrafos jóvenes más exitoso quisiera salirse del circuito.
Con sólo 27 años, el director logró el reconocimiento de sus pares por obras de su autoría como Tualet (2008) pero también por sus trabajos en colaboración con otras compañías como la del IUNA en Pack Creación (2009). Sin embargo, llegado a ese punto se propuso encarar un proyecto de entrenamiento y formación inicial en danza para adolescentes sin experiencia previa según él porque “no tenía ganas de laburar con el mismo grupo, en el mismo lugar, en el mismo circuito. Además tenía ganas de dar clases, me enteré por un amigo que en la Casa Joven entrenaban unos chicos del barrio rugby y me mandé.
Propuse el taller de entrenamiento físico que luego derivó en formación de danza. En realidad, fueron sutilmente engañados porque primero les dije que íbamos a entrenar pero de manera solapada metí ejercicios de improvisación libre como si fueran de rugby para que la palabra danza no apareciera tan desnuda. Era un grupo compuesto por 11 varones, no quería que se sintieran tan expuestos de entrada. Por eso apelé a elementos de hip hop, de cosas bien masculinas y así fuimos armando unas clases más posibles”.
La formación de los pibes se fundió con un proceso de creación a medida que ellos comenzaron a apropiarse de las herramientas para trabajar con sus propias imágenes y temáticas. Fue entonces cuando en la cabeza de Juan comenzó a rondar la idea de armar algo con todo ese material que presentó en un Work in Progress en el VI Festival de Danza Contemporánea. La aceptación del laburo por parte del público y de los pibes confirmó que el proyecto no sólo era posible sino que había equipo.
Para Onofri es muy importante pensar “que la fuerza productiva del proyecto somos tres Marina Sarmiento, Matías Sendón y yo, que me encargo de la dirección como Matías se encarga de la luz o Marina de la asistencia. Entendemos que son áreas en el mismo nivel de jerarquía y al ser así es igual el nivel de logro y de frustración para los tres.
Los posibles es un gran logro de producción porque lo hacemos casi sin dinero, haciendo unas maniobras imposibles. En esta obra el trabajo no está sólo en el ensayo sino que hay todo un desgaste mental y físico adicional. Entre viaje y otras circunstancias tenés cinco horas de situaciones previas cuando no nos para la policía en la entrada del teatro, te piden documentos y te preguntan qué vienen a hacer acá.
Cuando arrancás a ensayar ya estás muerto de cansancio. Sin embargo, estoy feliz de a donde llegamos. Un mes atrás todo podría no haber sido lo que es hoy, y es lo que es. Eso es lo que hay que tener en cuenta porque por infinidad de motivos, porque uno de los pibes se cagó a trompadas con otro o se desmayó en el ensayo, podríamos no haber llegado, sin embargo estamos acá”.
Dirección: La Plata. Con la invitación del TACEC y el apoyo de su director Martín Bauer para usar el espacio como una verdadera plataforma de prueba, el desafío del grupo Km29 fue traducir aquella experiencia de formación a un formato de trabajo profesional con pibes entre 16 y 18 años sin experiencia escénica previa. En ese sentido el director afirma que a la hora de elaborar el material “confío mucho en que la gente que tiene poca formación tiene un acercamiento muy auténtico con la danza.
Obviamente que es un acercamiento que necesita de mucha dirección para que se vuelva obra o un hecho artístico. Pero para mí el movimiento genuino de los cuerpos en principio es mucho más interesante que el movimiento genuino de los super formados. No es un mito eso que se dice sobre que se obtiene más verdad en el movimiento por eso laburo mucho con gente que no tiene relación con la danza. Fue un aprendizaje muy grande en ese sentido en la extracción de material para la constitución de las escenas. Los pibes comenzaron a bailar hace un año y medio, son adolescentes y por su condición socioeconómica que como a todos en este mundo nos posiciona en un lugar, tienen sus propios códigos. La base del laburo tuvo que ver con estar permeable a lo que los pibes traen y no estar demasiado preocupado en que se vean las ideas de uno como profesional. Es ahí donde está la base de creación de este laburo”.
Las influencias que los intérpretes Alejandro Alvarenga, Alfonso Barón, Daniel Leguizamón, Jonathan Carrasco, Jonathan Da Rosa, Lucas Araujo y Pablo Kun Castro ponían de manifiesto en el trabajo también condicionaron la relación con el equipo de producción. Al punto de tener que tender una red propia de comunicación. Según Juan “además de la formación y creación, terminó entrando un tercer eje que es el de trabajo social, concreto, puro y duro, del cual nadie quería hacerse cargo en el grupo. Todos decíamos “no, esto es un proyecto de formación y creación. Nosotros nada que ver con eso”. Porque nos daba un miedo bárbaro.
Fue como pasar de poner una curita en una herida a ser cirujano. Fue entrar en terrenos complicados pero sin darte cuenta empezás a conocer las familias, las madres te llaman, les dimos celulares a los chicos para estar en contacto, a entender la situación de los pibes, a pensar cómo manejar el tema de la guita, las adiciones, las inasistencias, los miedos, la violencia, tenés que empezar a laburar sobre eso y es un tema del que nos tuvimos que hacer cargo.
Con mis limitaciones porque no es mi formación entiendo que algo bien hicimos porque acá estamos, hay cariño, hay diálogo, los pibes están evidentemente mejor que el año pasado en todos los aspectos de su vida. Alguna vez un cineasta amigo muy pesimista me dijo: ‘Yo no le quiero cambiar la vida a nadie’. Yo tampoco, pero se la estamos cambiando. Mejor dicho, nos las estamos cambiando, yo no sé qué carajo voy a hacer después de esta obra. Cuando uno toma cierta dirección hay pasos para atrás que no podes dar, te cambia tanto la perspectiva que sos un poco otra persona”.
Perspectivas. Es cierto que Juan es otro en la obra. A diferencia de cierta reflexión sobre el color que se podía apreciar en Tualet, del lenguaje del movimiento o de la inclusión de recursos audiovisuales, en Los Posibles el director está reflexionando en la escena sobre un mundo que tiene su correlato real fuera de ella. Según Juan “renunciamos a algunas convenciones que te aseguran el aplauso, que las conozco y con las que he trabajado muchas veces en mis obras, este trabajos es pelado, áspero, una obra relativamente larga para ser de danza, es un trabajo donde el espectador no se sienta en un sofá y pone play.
Y fue una decisión nuestra porque si no creemos que esté todo tan bien para que termine con todos bailando hip hop y te vayas pensando “qué bien, estos pibitos cómo aprendieron a bailar. Mirá vos podrían estar juntando cartones y ahora bailan”. Había que hacerse cargo de lo doloroso y del costo que representó para nosotros hacer esta obra. Me tuve que masticar bastante mis impulsos de hacer coreografías y de que la obra cierre porque a diferencia de Tualet es super inconclusa e inacabada pero el trabajo es fiel a lo que fue la realización del trabajo”.
Están previstas ocho funciones los días 5, 6, 7, 8 y 10,11, 12, 13 de mayo a las 21 y aunque el destino de la obra después de La Plata sea abierto, el director afirma que este trabajo dejó un grupo estable que pretende proyección. “El deseo posterior que tenemos con Matías y Marina es constituirnos como una compañía desde lo legal que nos permita acceder a otro tipo de subsidios para seguir la formación de los chicos en Catán, haciendo base allá y que los pibes puedan comenzar a dar clases ellos a otros pibes.
Por otro lado, seguir creando obra que se ensaye en Catán en un galpón que queremos acondicionar y poder girar con distintas versiones del trabajo. Pero es una segunda etapa tan grande como la primera, hay que ver si nos da el cuero para enfrentarla. Los pibes están en una etapa de definición, soltarlo ahora sería una pena, y ya que los tuvimos un año juntos pedimos un año más para terminar de darle una forma, después cada uno seguirá su camino pero este momento es fundamental. Justamente porque son Los Posibles están en potencia de ser pibes que terminen la escuela o que laburen en una estación de servicio, o en potencia de ser educadores, o de ser bailarines o en potencia de terminar consumiendo drogas hasta destruirse o en potencia de ser padres de 10 hijos, lo que sí es importante es darles la oportunidad de que estén en potencia”.
Grupo Km. 29
Es un equipo de trabajo integrado por jóvenes de G. Catán del Centro del Día Casa Joven La Salle y artistas de la Capital Federal. En el 2010 comenzó una tarea artística que combina un proceso de formación de los jóvenes y la creación de obra. El encuentro con estos jóvenes, que atraviesan en su cotidiano el mundo de la marginación, la brutalidad policial y la estigmatización social e institucional, a priori un obstáculo, ha sido una fuente de posibilidades creativas que ha permitido que Km. 29 se constituya como grupo e interpele a su vez modelos de producción de obra y mecanismos del trabajo social actual.
Intérpretes: Alejandro Alvarenga / Alfonso Barón / Daniel Leguizamón / Jonathan Carrasco / Jonathan Da Rosa / Lucas Araujo / Pablo Kun Castro. Coreografía: Grupo Km 29. Música original e interpretación: Ramiro Cairo. Iluminación y escenografía: Matías Sendón. Fotos: Sebastián Arpesella. Asistencia Gral.: Marina Sarmiento. Producción: Sarmiento, Sendón, Onofri
Dirección General: Juan Onofri Barbato.
Perfil del director
Juan Onofri Barbato nació en 1983 en Cipolletti. Vivió en Neuquén hasta su adolescencia, etapa en el que entrenó deportes extremos y luego estudió en la Escuela Experimental de Danza Contemporánea de Neuquén. Se mudó a la Capital Federal y se formó en el Taller de Danza del Teatro General San Martín. A sus 20 años armó el Grupo JOB y estrenó la primer obra FYZ desde entonces dirigió Ansia, Tualet, Ocupaciones Breves y Pack creación, para la Compañía de Danza del IUNA María Ruanova. Sus trabajos obtuvieron particular reconocimiento y viajaron por numerosos festivales nacionales e internacionales.
En 2008 creó junto a Diego Mauriño el Teatro del Perro, espacio de acción e investigación destinado a las artes escénicas. Actualmente es miembro fundador de Escena (Espacios Escénicos autónomos) organización premiada en los Florencio Sánchez 2011. También dicta seminarios de Partener Contemporáneo con Agnese Vanaga en Argentina y Europa.
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-137526-medios-122-Este-trabajo-es-aspero-largo-para-ser-de-danza.html
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