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domingo, 3 de abril de 2011

Cuando las vanguardias dialogan

Ensayo / Puestas que dan que hablar

Más allá de los diferentes caminos tomados, U2 y La Fura dels Baus parecen ser vecinos

Domingo 03 de abril de 2011 | Publicado en edición impresa

La gira 360° de los cuatro de Dublín comenzó hace dos temporadas, en Barcelona. Allí mismo, hace 17 años, La Fura dels Baus, los que están presentando en el Teatro Colón El gran macabro, diseñaron la apertura de los Juegos Olímpicos. Analizado a la distancia, parecería ser que allí se pasaron una posta.

Por lo pronto, en la siguiente Olimpíada, que tuvo lugar en Atlanta, la fiesta de cierre estuvo a cargo de Willie Williams. Y Williams es, ni más ni menos, el director de escena que está a cargo de los espectáculos de U2 (incluso, el que aterrizó en La Plata la misma noche que La Fura desembarcó en el Colón).

Influenciados por la performances y el happening de los sesenta y el punk de los ochenta, La Fura comenzó montando experiencias que realizaban en lugares no convencionales en las que rompían con la tradición del teatro a la italiana (espectador ubicado frente al escenario). A aquello lo llamaron "lenguaje furero". Hoy, esas experiencias forman parte del pasado ya que la mayoría de sus producciones pasan por la ópera, formato tradicional si los hay.

U2 parece ir en camino inverso aunque, como veremos, todo confluye al fin. En el reciente almuerzo que sus integrantes compartieron con algunos periodistas, Bono describió la génesis de este gran montaje que hoy se despide de La Plata. "Todos los shows, Madonna, los Rolling Stones, Pink Floyd, todos, son así: parlantes acá, y el público frente al escenario. Siempre es lo mismo. Es maravilloso romper eso". Entonces, idearon el 360° Tour en el cual, desde la perspectiva de la utilización del espacio escénico, ponen en práctica algunos postulados fureros.

Para sus primeras experiencias escénicas, La Fura tomó la posta de varias tendencias artísticas que, en la década del sesenta, tuvieron su momento de expansión. U2 también reparó en esa década constitutiva de las vanguardias. De hecho, en el mismo almuerzo, Bono acotó: "Si ves los primeros shows de los Beatles, o mismo el del Shea Stadium [1965], ellos no tienen nada alrededor y crean cierta sensación psicológica cuando ves a los cuatro sobre el escenario. En esta gira, al rato de empezado el show, la escala [de la estructura central] desaparece y lo único que ves es un pequeño escenario en el medio de un estadio, como los shows originales de rock and roll de los Beatles". En parte, tiene razón. Aunque, en varios momentos, esa estructura es el todo, es el imán, es la megainstalación sonora-visual que se apodera del espacio y logra poner en un segundo plano a Bono, al estadio y a la misma noche.
Esculturas que hablan

En ambas propuestas hay dos estructuras esculturas que generan una extraña, majestuosa e hipnótica relación con el entorno. En el montaje del Colón, la figura es Claudia, la muñeca de 17 metros de altura en donde transcurre la acción, sobre la cual se proyectan imágenes y de donde salen los intérpretes. Claudia remite a las esculturas hiperrealistas del australiano Ron Mueck y, en plan de libre asociación, la gran araña de los irlandeses podría ser una versión todavía más agigantada de la otra araña, la de Louise Bourgeois, que expone la Fundación Proa.

En un reciente artículo firmado por Sebastián Ramos, decía: "Los obispos italianos del siglo XIV argumentaban a favor de las dimensiones de la catedral de San Pedro con la idea de constatar la inmensidad de Dios, Jake Berry, el dios productor en esta gira [de U2], dice que lo de la inmensidad, aquí, es para procurar intimidad, forzando a los estadios a empequeñecerse". Tiene razón.

Al entrar al estadio Unico, el efecto es similar a cuando se ingresa en el Colón y allí, al fondo, aparece la figura de una mujer que está agachada porque, de estar parada, no entraría. La sensación de extrañamiento es inevitable. ¿Cómo puede ser que el escenario del Colón quede chico? ¿Cómo puede ser que esa araña gigante de 50 metros de altura (o llámela plato volador, o garra, o...) deje en un segundo plano las dimensiones del estadio? Ciertos parámetros de relación con el contexto están invertidos.

Alex Ollé es uno de los fundadores de La Fura. En una charla con La Nacion explicó su llegada a la ópera (género rígido en lo que se refiere a la distribución espacial público-escenario). "Intuitivamente –reconocía– siempre nuestra intención fue la búsqueda del espectáculo total que, con los años, supimos que era un término acuñado por Wagner. Curiosas las vueltas de la vida que nos han hecho terminar haciendo montajes de ópera ya que, desde nuestros inicios, tendíamos a los multidisciplinario". El concepto de arte total fue acuñado por Wagner (aunque, como en todo, habría que irse más lejos). Wagner se refería a un tipo de obra que integraba música, teatro y artes visuales para crear la impresión de una totalidad y de una riqueza de significaciones capaz de atrapar al público.

En estos dos montajes que coinciden en nuestras tierras, más allá de cualquier valoración de El gran macabro como del montaje de U2 (denominar al 360° Tour como un "recital" parece un desatino), habría que agregar otro componente constitutivo: el avance tecnológico aplicado a cada elemento de estas puestas multidisciplinarias.

El primer disco simple de U2 fue editado en 1979. El primer espectáculo de La Fura dels Baus fue, también, en 1979. Pasaron 32 años. Podrían estar repitiendo fórmulas. Pero no. "Muchas bandas se contentan con tener un escenario y unas luces, mientras que ellos siempre quieren meterse en los territorios nuevos. Ser pioneros", decía a La Nacion el director de 360° cuando vino con PopMart.

Hoy, por la autopista La Plata Buenos Aires, vuelven a encontrarse.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1362398-cuando-las-vanguardias-dialogan

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