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miércoles, 16 de marzo de 2011

La violencia como ritual político

ANUNCIOS. BARTÍS DICE QUE DEBE TRANSFORMAR EL SPORTIVO TEATRAL Y ANUNCIA QUE DEJARÁ LAS CLASES.

16/03/2011 / En su obra “El box”, repuesta en el Sportivo Teatral, Ricardo Bartís despliega una metáfora de la Argentina a través de la historia de Una boxeadora que festeja su cumpleaños.

POR Jorge Dubatti

Este fin de semana regresa a la sala Sportivo Teatral (Thames 1426) la nueva creación del director Ricardo Bartís: El box , segunda parte de su “trilogía del deporte”, iniciada en 2008 con La pesca y que cerrará, en un futuro no tan inmediato, El fútbol . Originariamente, El box se iba a estrenar en mayo de 2010, en el espacio subterráneo del Centro de Experimentación del Teatro Colón (CETC), en ocasión de las fiestas del Bicentenario, pero Bartís decidió retirar el proyecto del dominio de la producción oficial y montó la obra en su propio teatro independiente.

Bartís es creador de espectáculos antológicos – Postales argentinas (1988), El pecado que no se puede nombrar (1998) y De mal en peor (2005)– y ha sido convocado por la Bienal de Venecia 2011 para estrenar, en octubre, junto a otros seis directores de renombre mundial, un espectáculo en siete partes sobre los pecados capitales contemporáneos. Bartís eligió como pecado contemporáneo “la burocracia” y su punto de partida será Hamlet . Por otra parte, Bartís corrige actualmente los originales de su nuevo libro, Piedrazos radiantes , un tomo dedicado centralmente al pensamiento sobre la actuación y que recoge, además, sus últimas piezas escritas desde la dirección: De mal en peor , La pesca y El box .

Como es habitual en Bartís, El box surgió de un largo proceso de investigación con los actores y el equipo creativo del Sportivo. Bartís recuerda: “ El box nació de la presencia, en la realidad argentina pasada y presente, de un discurso político cada vez más violento y necesitado de tragedia. Queríamos hablar de algo que percibíamos: que si la violencia no encauza su manifestación en la fiesta, en el encuentro, termina históricamente en tragedia. Imaginamos que en los años sesenta nacía una chica, cerca de Temperley. Que en los primeros años de su infancia su madre la conducía al mundo de la religión católica, con toda su fantasmática, y que el padre, para compensar, la llevaba al box , vestida como un muchacho, a tratar de poner la sublimación en la acción, en el cuerpo, a buscar la trascendencia a través de la vida deportiva”. “Parece que el padre de la chica era un policía, porque ella habla de su ‘reglamentaria’, y también parece que la madre mata al padre, va a la cárcel, la niña queda huérfana y se instala a vivir en el boxing de Temperley, que se convierte en su iglesia. Tanto la vida religiosa como la deportiva le imponen una conciencia de trascendencia, de sacrificio, de dolor”.La niña se transformará en María Amelia “La Piñata” Leguizamón, una boxeadora pionera, con pasado glorioso en su adolescencia y primera juventud, que en el presente de la acción convoca, en un club venido a menos, a su fiesta de cumpleaños número 50. La Piñata pretende recuperar la intensidad de aquel pasado, pero a la fiesta sólo vienen unos pocos. En la imagen de esta adelantada del box femenino se entreteje la alegoría política del Bicentenario: La Piñata es la Patria, que festeja su cumpleaños 200. Pero la mirada es negativa: no queda claro qué habría que festejar y el espectador tiene absoluta certeza de que aquel pasado de gloria ya no existe y es irrecuperable.

Bartís reflexiona que El box es una metáfora sobre la violencia en la historia y en la sociabilidad argentina, justamente con el deseo de conjurarla: “La Piñata alude a la necesidad de recuperar un tiempo no mítico, sino vivido, un tiempo del combate, donde se lograba un mundo de intensidad. Pero la fiesta es imposible y termina en violencia y en ejercicio de los cuerpos más fuertes sobre los cuerpos más débiles. El final de la obra trata de sugerir que, seguramente, algunos cuerpos sufrirán las consecuencias de esa violencia que se generaliza. Mientras se da la pelea final, La Piñata dice un discurso heroico, que es metáfora de una política fundada durante décadas sobre un tendal de muertos. En la Argentina, cada tanto vuelve a circular el discurso sobre la necesidad de un sacrificio y entonces la política se reconstituye en base a esa violencia, la tragedia es el punto de partida para fundar nuevos acuerdos. Esperamos que esa situación cambie, El box surge de la idea de que hay que defender una mirada culturalmente distinta, de rechazo de ese procedimiento en el que se fundaron los golpes militares y las dictaduras durante décadas”.

El box es, en suma, una tragedia con situaciones cómicas, una tragicomedia política en la que el espíritu de la sociedad democrática se proyecta hacia el futuro exorcizando todo posible aberrante regreso al pasado de violencia genocida. “La tesis de la obra sería: cada tanto aparece una necesidad de establecer un ritual donde aparentemente se enuncian discursos progresistas, vitales y humanísticos, pero que terminan conduciéndonos hacia un lugar de confusión, de locura y de violencia”.

En 2010 El box realizó temporada a sala llena y además participó en Europa en diversos festivales. En enero de 2011 se presentó en el Festival Santiago a Mil, de Chile, con gran resonancia de público. ¿Por qué ahora la reposición? “Para nosotros las obras teatrales son siempre objeto de discusión y sentimos que El box está teatralmente vivo para nosotros. En el contexto de las celebraciones del Bicentenario –que fueron un gran acontecimiento popular–, nosotros estábamos ensayando un espectáculo con una visión negativa sobre la historia argentina. Teníamos miedo, porque ante signos tan positivos de la realidad, nos parecía un poco contradictorio hablar de esas fuerzas un tanto locas que contiene la argentinidad y que llevan cada tanto a la tragedia. Pero la realidad demuestra que hay signos que siguen hablando de cierta locura inherente a nuestra identidad, que están contenidas pero de pronto estallan, como en el caso Mariano Ferreyra. Sentimos que El box está vivo porque discute lenguaje teatral y se preocupa por desarrollar lenguaje teatral y porque se interroga sobre nuestra identidad más allá de estructuras coyunturales. Creemos que El box es un material muy expresivo de la concepción con la que trabaja el Sportivo. Mantenemos una relación afectiva y de respeto con El box , y por eso lo reestrenamos. No tenemos compromiso con nadie, ni con el Estado ni con un productor, sólo con nosotros mismos.”.

Bartís destaca además otro costado de El box : “Es muy impresionante el impacto que producen en las espectadoras las reflexiones de La Piñata sobre las mujeres de cincuenta años. Hay un momento en que La Piñata dice que “una mujer a los cincuenta es una anciana”, dice que el mejor tiempo ha pasado, que no ha tenido hijos, que ha apostado a una épica del deporte y ahora se sient e knock ou t. Dice literalmente: ‘la vida se nos ha convertido en una farmacia de medicamentos vencidos’. Nosotros lo veíamos como una metáfora política, pero muchas espectadoras leen una identificación con la experiencia femenina”.

Para Bartís, sostener el Sportivo Teatral es mantener un territorio de subjetividad alternativa. “Reivindicamos nuestra pertenencia al Sportivo y que se puede seguir produciendo desde el margen en una época donde vemos con preocupación que un sector importante de la creación teatral se desliza ostensiblemente hacia lugares capturados, hacia lugares institucionalmente formalizados, burocratizados, donde no va a haber un intento de discusión de los lenguajes y donde el eje principal es el dinero”. Pero también Bartís siente “que el Sportivo está capturado desde hace unos años. Sentimos desde hace un tiempo que nos estamos transformando en una estructura excesivamente reconocible, excesivamente institucional, demasiado vinculados a las clases en el sentido escolar tradicional, cuando en su origen el trabajo en las clases era un modo de delimitar territorios y de agrupar personas que tenían otra mirada sobre el teatro. Todo esto ha cambiado porque hace muchos años que existimos. Tal vez sea bueno volver al llano, de verdad, sin ninguna aparatosidad, ni ningún discurso de creencia. El Sportivo tiene que reconvertirse, tiene que cambiar y yo tengo que dejar de dar clases, porque dar clases produce riesgos ostensibles, como la burocratización del conocimiento, uno empieza a repetirse”.

En 2011 El box participará además en el Festival de Girona y en la Bienal de Venecia. ¿Y la última parte de la trilogía, El fútbol ? “Todavía no empezamos –explica Bartís–. Creo que tendremos que hacer algunos ejercicios previos sobre ciertas resonancias del juego, tanto en su aspecto lúdico como en lo adictivo. También vamos a trabajar tomando a Hamlet como excusa. Es un momento de impasse , de producción de estructuras más pequeñas, antes de lanzarnos hacia El fútbol , que concibo como un espectáculo mega . Lo pienso como una estructura de mucha gente y me va a ser muy difícil, porque espero convocar a un sector importante de los históricos del Sportivo y todos están ‘triunfando’ en la televisión, en el cine y en el teatro... Va a ser difícil juntarlos para ensayar”. ¿Y volverá él mismo a actuar? ¿Cómo olvidar sus interpretaciones de Memoria de subsuelo, Pablo o La china? Imposible. Ya con dirigir tiene bastante. Todo parece indicar que Bartís-actor se ha retirado definitivamente de las tablas.

Fuente: http://www.revistaenie.clarin.com/escenarios/teatro/violencia-ritual-politico-Bartis_0_445155669.html

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