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Por primera vez, la vieja casona de los Napolitano del barrio de La Paternal no albergará las tradicionales fiestas en las que El Carpo se rodeaba de afectos y un variopinto abanico integrado por músicos, artistas y empresarios para celebrar un año más en su agitada existencia, en la que convivían la música y la pasión por los autos y las motos.
Como instrumentista, Pappo dominaba las tonalidades del mejor blues, distinguía los colores de un buen booggie, palpitaba el rock con guiños de rockabilly y descargaba toda la polenta necesaria para acometer el más furioso heavy metal. Desde su perfil fierrero, el músico fue un enfático hincha de los automóviles Chevrolet y de las motos Harley Davidson. En una halló la muerte.
Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2005/03/10/pdf/19-c.pdf
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