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martes, 24 de junio de 2003

La revolución es un sueño eterno e imposible

TEATRO CRITICA / LA CONJURA SVEIKAS

La Compañía Teatral Romanelli, con la coproducción del C.C. General San Martín, ofrece los sábados en el Pasaje Dardo Rocha una obra estrenada en Bs. As. el año pasado

Por Ana M.Tótoro
Especial para Hoy

Susana Tale está relacionada desde hace un tiempo con la actividad teatral platense. Sin embargo nos ha sorprendido con ésta, su primera producción como dramaturga, ya que logra una pieza original en la que el contenido social y político se mezcla con elementos cercanos a la ciencia ficción y el resultado es un texto muy interesante y que se presta a variadas lecturas y reflexiones.

Una condesa es asesinada por un grupo de afiliados al Partido, que utilizan su cerebro en un experimento científico con el objeto de devolverle la palabra, pero con ideas revolucionarias. En el idioma lituano de sus antepasados la reavivan con el tradicional saludo: “sveikas, sveikas, sveikas”(hola) para seguir después con una definición ideológica: “Quien lee y escribe nunca pide pan”. El experimento triunfa pero el sueño libertario muere porque habrá quien falte a su palabra, quien se equivoque, el que se inmole y el que reclame un nuevo lugar.

La platense Jazmín García Sathicq, en tanto, es una joven talentosa, que a pesar de sus pocos años ha incursionado ya en la actuación, dramaturgia y dirección. Le toca en este caso el desafío de llevar a escena un material difícil por la construcción narrativa de algunos parlamentos, los diferentes planos en que se desarrolla la acción y la importancia del texto secundario (acotaciones escénicas).

La escenografía creada por Margarita Dillon es uno de los grandes aciertos de la puesta, ya que permite con el solo abrir y cerrar de biombos, instalar al espectador en ambientes tan opuestos como la sala de la Condesa o las catacumbas y laboratorios construidos en el subsuelo. Los accesorios son precisos y contundentes: nada falta ni sobra para apuntalar el significado de las palabras.

La música de Daniel Gismondi refuerza el clima de suspenso y los ruidos que provienen del afuera colaboran con la creación de un atmósfera densa y cargada de presagios. Mención aparte merece el trabajo de Nora Oneto, actriz platense de amplia e importante trayectoria, que logra componer un personaje creíble y querible. En la escena del laboratorio, en la que llena un pizarrón con fórmulas seudo científicas, pone en juego su variada gama de recursos como cuando, más adelante, cubierta por un paño negro, hace hablar a sus manos con una fuerza exquisita.

En síntesis: un espectáculo para ver y reflexionar, que todos los sábados del mes se ofrece en el Pasaje Dardo Rocha.

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2003/06/24/pdf/23.pdf

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