El coreógrafo, en 1982.
En las primeras décadas del siglo, los coreógrafos y bailarines estadounidenses abrían una brecha en la danza internacional con movimientos de avanzada: Isadora Duncan, la escuela Denishawn y su continuadora, Martha Graham, fundadora de la danza "moderna". En cambio la danza clásica carecía de público y de interés. Hasta que en 1934 al millonario Lincoln Kirstein se le ocurrió invitar al coreógrafo Georges Balanchine a fundar la Escuela de Ballet de Nueva York. Balanchine había nacido en Rusia en 1904 y en 1925 se exilió en París (de ahí que su nombre original, Gyorgii, adoptó la grafía francesa), para trabajar con Serguei Diaghilev. Instalado en EE.UU., en 1948 estrenó "Orfeo", con música de Stravinski, y transformó su compañía en el New York City Ballet, cuyo período de esplendor fue entre 1949 y 1964. En ese año se trasladó al Lincoln Center y a partir de entonces el lenguaje abstracto de Balanchine se volvió más teatral.
A su muerte, a los 79 años, el 30 de abril de 1983, "Mister Bi" (así lo llamaban) dejó una producción admirable que es un aporte definitivo al estilo neoclásico. Sus piezas más celebradas son "Apollon Musagette", sobre Stravinski, y "Los cuatro temperamentos" (incluida en el repertorio del Colón), sobre la obra de Paul Hindemith. Asimismo es destacable su "Sueño de una noche de verano", con partitura de Mendelsohn, que en estos días será repuesta en varios homenajes recordatorios por celebrarse en el mundo, entre ellos la versión que bailarán Alessandra Ferri y Roberto Bolle con el Ballet de Alla Scala de Milán, en el teatro Arcimboldi, a partir del 21 del actual.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/492596-20-anos-sin-balanchine
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