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La obra de Beatriz Catani se transforma en una metáfora de nuestra sociedad contando la búsqueda de una madre que desaparece tras el nacimiento
Este domingo a las 20.30 en el Teatro La Hermandad del Princesa (Diag. 74 e/3 y 4) se producirá el reestreno de la obra Ojos de siervo rumano, realización que cuenta con el texto y la dirección de Beatriz Catani y que subirá a escena en nuestra ciudad durante seis domingos consecutivos .
Sobre las características de esta puesta, la autora anticipa que la misma “trata la relación entre padre e hija en el contexto de una plantación de naranja. Pero se va produciendo un deterioro progresivo y ambos terminan juntos en un departamento rodeados de algunas plantas que les han quedado y muchas de ellas marchitas”.
Pero el eje central de la obra de Catani “está en la búsqueda de la madre, ya que la misma desaparece en el nacimiento. Y allí aparece una de las referencias mitológicas que tiene esta puesta, ya que, tal como lo hiciera Zeus, el padre hace de madre injertándose a su hija en una pierna”.
A lo largo de Ojos... hay muchos toques de humor que no atentan contra la seriedad de la propuesta, sino que apuntan a hacerla más llevadera. No hay muchos elementos que faciliten la tarea del espectador, sino que apuesta a su reflexión.
La obra de Catani ya estuvo el año pasado sobre el escenario del porteño Teatro San Martín en el marco de una coproducción entre esta entidad oficial y un teatro alemán. También se presentó en el Teatro del Pueblo de la Capital, en Alemania y durante el mes de junio podrá ser disfrutada en Bruselas (Bélgica) y Montreal (Canadá).
Búsqueda
La actriz Paula Iturriza y los actores platenses Blas Arreseygor y Ricardo González tienen a su cargo los distintos personajes de Ojos de siervo rumano.
En relación a su rol, Arreseygor tiene a su cargo “una especie de medio hermano de la protagonista. Ambos se plantean la búsqueda de la madre y, pese a que aparenta que con lo poco que tiene le alcanza, esta situación le provoca un replanteo”.
A lo largo del camino que emprenden se van conociendo y descubren que la madre que buscan es la madre de ambos”, agrega.
En el caso de González protagoniza al padre “que está permanentemente buscando respuestas y salidas, pero todo termina en el inevitable fracaso”. Totalmente absorbido por su trabajo, se le confunden los roles y llega a tratar a su hija como si fuera una planta de naranjas.
Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2003/03/20/pdf/17.pdf
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