2 de junio de 2025
Por María del Rosario Goñi
El haz más intenso del mundo de Jazmín García Sathicq. Dirigida por Jazmín García Sathicq. Con Mariana De Castro. En Teatro Brazzola, Domingo Faustino Sarmiento N° 90, Chascomús. Función sábado 31 de mayo de, 20hs.
La premiación convoca a los científicos más destacados. Entre ellos, una mente brillante devela el arduo camino que ha debido transitar para su consagración. En su discurso ante la Academia, Idealiza Salvaterra, doctora en Astrofísica, será quien cuestione la norma hegemónica. Ello lo hará en defensa de las voces de colegas silenciadas por sus descubrimientos científicos. Será necesario, entonces, descubrir la máscara que la esconde.
No se concibe que una mujer sea reconocida por su descubrimiento científico. Ello impulsa a Idealiza a ocultar su investigación de la mirada de quienes se hayan al acecho. Una historia de negación hacia el género femenino en el universo científico refuerza su convicción. Mariana De Castro encarna a la científica, un personaje de ficción, que simboliza a las antecesoras cuyo esfuerzo fue negado de manera recurrente. La actriz se entrega sin retaceos a un monólogo que constituye la matriz de obra. La interpretación dada por De Castro oscila desde el hondo dramatismo hasta la ironía más explícita. Y lleva a la expectación a transitar tanto los momentos de tensión como de purgación cómica.
La escenografía es vacua. Su ausencia potencia la figura de la actriz en el escenario. La iluminación juega en la escena un rol protagónico. Momentos de sombra encuentran a Idealiza en conflicto con sus miedos, sus frustraciones, dudas y enojos. Una luz cenital la hallan consagratoria ante el auditorio. Por su parte, se destaca el vestuario a cargo de Ana Romani, el cual revela la mayor contundencia de significantes. La elección del color verde no resulta ingenua a ojos de un atento espectador. Enmarcada la obra por su discurso feminista, el color enarbola los reclamos de las voces silenciadas. Sobre la tela se pueden leer nombres de célebres científicas, tales como la doctora Marge Guthier (cuyo descubrimiento ha sido impunemente apropiado), también la astrónoma Jocelyn Bell (cuyo mérito científico fue confiscado). Y otra víctima de la depredación que luce mencionada es Liz Maynard. Ninguna pudo obtener la premiación que en la puesta Idealiza logra por méritos propios.
El excelso trabajo de dirección como la dramaturgia se reúne en Jazmín García Sathicq. Ha sido un hallazgo el inicio de obra ubicando a la protagonista en el plano de la expectación. De esta manera, se refuerza la idea de acto de premiación. Una voz en off irrumpe el silencio para dar a conocer al ganador. Un hombre bajo el vocativo de “doctor” ha sido mencionado. Idealiza sube al escenario y se despoja de la máscara (representada en bigotes estilo inglés) que le oprime al rostro. Este simple acto constituye toda una declaración. El personaje arroja la máscara —es decir, lo exterior, lo convencional, lo social— para mostrar lo íntimo, lo verdadero, su esencia de mujer.
El haz más intenso del mundo resulta una pieza necesaria para profundizar la reflexión en torno al rol de la mujer en el universo de la ciencia. Una obra que cuestiona el valor de “lo dado” en una sociedad. Denuncia los estereotipos sociales construidos en torno a lo que significa “ser mujer”. Combate con argumentos la mirada hegemónica de quienes conciben al género femenino como incapaz de lograr descubrimientos. Sin embargo, la representación teatral se hace cargo de los costos que ello implica. Las pioneras debieron abrir camino a fuerza de injusticias, rechazo y con un reconocimiento tardío. Idealiza habla de los esfuerzos necesarios para emprender grandes hazañas. Y desde su púlpito, ella nos interpela para no seguir siendo cómplices de un sistema que ignora la diferencia. Decir “no” puede ser la opción necesaria.
Fuente: https://artecriticas.wordpress.com/
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