miércoles, 31 de enero de 2024

Teatro: cómo afecta el embate contra el Instituto Nacional del Teatro en diversos puntos del país

MOTOSIERRA CULTURAL

Distintas salas y actividades generadas a partir del apoyo del Instituto Nacional del Teatro, una entidad federal, hoy se ven amenazadas. Sus trabajadores sufren incertidumbre sobre su futuro, los logros alcanzados se diluyen y la actividad teatral se resiente.



Por: Martina Delgado

Con el aumento de la inflación, la falta de certezas sobre el destino  del Instituto Nacional del Teatro (INT) y su conversión en un mero programa bajo la órbita de la Secretaría de Cultura, los trabajadores del sector se encuentran en total incertidumbre.

Esta realidad se agrava en espacios y colectivos teatrales del interior del país. “El Instituto llegó con subsidios y acompañamientos a pueblos y ciudades de toda la Argentina. A partir de la creación del INT, un montón de lugares del país pudieron ver nacer la primera sala de teatro o tener la primera capacitación porque a través de algún programa del instituto podían contratar a alguien que fuera a darles clases.

El desfinanciamiento del INT será especialmente difícil de sobrellevar en espacios donde no hay un entramado de políticas culturales aceitado”, dice a Tiempo María de los Ángeles Oliver, de “El rayo misterioso”, una organización civil sin fines de lucro que nuclea una variedad heterogénea de actividades alrededor del hecho teatral en Rosario: una sala, un festival internacional, ciclos de espectáculos, una revista, una editorial, una escuela y un laboratorio de investigaciones.

El Instituto Nacional del Teatro se creó en 1997 con la promulgación de la Ley Nacional del Teatro N° 24.800, después de una larga lucha de trabajadores de la cultura. A partir de este hito, las políticas de fomento a la actividad comenzaron a federalizarse con la creación de líneas para subsidiar la apertura de espacios teatrales, festivales y circuitos diseminados a nivel nacional.

El INT brindó apoyos de infraestructura para mejorar y acondicionar salas, al tiempo que fomentó el incremento de oferta de funciones. Se trata, además, de un organismo autárquico que se financia con los fondos que le fueron conferidos por ley y que provienen del 10% de los ingresos recaudados por el Enacom, entre otros ítems.

Teatro: programas de acompañamiento

Esto hizo que lugares como “El rayo misterioso”, que se fundó apenas tres años antes de la creación del INT, pudieran expandirse y crecer. Pero, advierte Oliver, “el subsidio no es un salario sino un soporte para favorecer y para acompañar una actividad que ya se está haciendo. De ninguna manera este apoyo representa el 100% de los gastos, por ejemplo, de un festival o el alquiler de un espacio. Es un soporte para que la actividad no te genere todo el tiempo déficit y deuda”.

Estos programas de acompañamiento no siempre fueron suficientes para sortear los vaivenes de la economía argentina. “Cumplimos treinta años. Tenemos la experiencia de haber pasado un montón de crisis, tenemos un comportamiento de ‘economía de guerra’. Aprendimos a vivir en una estructura y bajo una modalidad comunitaria que nos ha hecho subsistir de forma organizada, pero ahora estamos en una incertidumbre total”, dice.

Es un ciclo arrollador: aumentan los costos de producción de la actividad, pero además el incremento de los alimentos hace que las familias dejen de ir al teatro. A esto se le suma el hecho de que actualmente la falta de autoridades designadas en el Instituto Nacional del Teatro retrasa la llegada de los subsidios regulares a las salas teatrales. “Hay subsidios que ya estaban un poquito retrasados y que se adeudaban, pero desde diciembre no se aprueba ningún pago. Ese financiamiento que recibían los espacios no se percibe en este momento, más allá de que en un futuro con esta ley puedan hacer que el INT directamente desaparezca, ya estamos viviendo un vacío hoy en día”, dice.

Teatro en diversos puntos del país

La misma incertidumbre se vive en todas las salas del país. El Centro Cultural La Mandinga, en Formosa, es un espacio que ofrece, además de actividades teatrales, un gran abanico de oferta cultural: danza, música, plástica, circo. Pero actualmente están considerando reducir la agenda.

“En estos días recibimos la factura de luz y vino el doble de lo que solemos pagar durante el año. Sumando a que somos una provincia electrodependiente por las altas temperaturas que tenemos desde noviembre hasta marzo, con días de sensación térmica de 45º, no podemos realizar actividades sin el funcionamiento de los aires acondicionados. Este tema nos tiene muy preocupados porque no sabemos cómo vamos a enfrentar el gasto eléctrico. Tal vez haya actividades que no podamos realizar por no poder prender los equipos de aire”, dicen a Tiempo desde la organización.

En Mandinga, la mayoría de las funciones se realizaba con el apoyo del INT o el FNA o el -entonces- Ministerio de Cultura de la Nación, para poder cubrir el costo de montaje de las funciones. Sólo con las entradas resulta imposible para el Centro Cultural solventar esas inversiones. “No somos un circuito artístico comercial, por lo tanto las entradas siempre tienen un valor mínimo.

Para tener una idea el año pasado se cobraron entradas desde $800 a $2000, y la mayoría de las funciones se hicieron a la gorra. Más de eso no se cobra. Y siempre buscamos la manera de que la comunidad formoseña pueda disfrutar de obras artísticas sin la limitación de lo económico. Por ejemplo, tenemos un festival de invierno de teatro para las infancias, que se llama Festival Fresquete, que lo pudimos hacer el año pasado con aporte del INT, para que todas las funciones sean a la gorra”, afirman.

Otra experiencia es la de Teatro del bardo, en Paraná, Entre Ríos. Se trata de una asociación civil que nuclea a un grupo de teatro con el mismo nombre, pero también coordina diversos proyectos culturales: salas, talleres, recitales de música, circo, una editorial y hasta una escuela. Desde la asociación se organizan visitas a instituciones educativas de todos los niveles, y además, funciona un laboratorio que investiga la relación entre el arte y la pedagogía.

Actualmente, todas las actividades que realiza la organización se están viendo en crisis. “Hay una gran imposibilidad de proyectar el año, es difícil comprometer a compañeros y compañeras a actividades, no sabemos si vamos a poder realizar eventos, cómo los vamos a articular y con qué organismos los vamos a articular. Todo esto para nosotros es de una gran incertidumbre, sumado a que en la escuela del bardo se nos vence el contrato de alquiler y tenemos que volver a hacerlo con el 100% de aumento, como le pasa a todos los argentinos”, explica a Tiempo Valeria Folini.

“Esta incertidumbre no es solamente porque hay un cambio de gobierno, porque han sucedido muchos traspasos. Lo que sucede es que se está cayendo un paradigma y una forma de pensarnos socialmente y una forma de organizarnos. El otro día leí un texto muy hermoso que emulaba un pasaje de 100 años de soledad, cuando los habitantes pierden la memoria y uno de los personajes sale por el pueblo a poner nombres a las cosas. Esto es una silla. Esto es una mesa.»

» Nosotros vamos a tener que salir a hacer lo mismo, vamos a tener que salir todos como sociedad decir esto es un teatro y es importante que no se cierre; esto es un cine y es importante que se hagan películas argentinas”, dice Folini.

miércoles, 24 de enero de 2024

¿La marcha atrás en el sector cultural es una marcha atrás?

 MODIFICACIONES EN LA “LEY ÓMNIBUS”

Distintos miembros del campo cultural opinan que, en algunos casos, las modificaciones podrían ser incluso más dañinas que el proyecto original . La cultura sigue en lucha.



Por: Martina Delgado

En las modificaciones al proyecto de ley ómnibus que el gobierno envió al Congreso después de días de negociaciones con el sector más dialoguista de la oposición, se reformula el capítulo dedicado a cultura y se da marcha atrás a una serie de medidas como la derogación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del Instituto Nacional del Teatro (INT), que pasarían a ser programas de la Secretaría de Cultura o “el organismo que lo reemplace en el futuro”, dice el nuevo proyecto, dando cuenta de que hasta la propia Secretaría está en cuestionamiento y que, de aprobarse, la ley podría en esta letra chica facilitar la creación de un organismo cuya modalidad no se explicita.

En los fundamentos de la modificación, se explica que el capítulo se «rediseñó protegiendo los recursos del sector, pero preservando el objetivo de que los gastos administrativos no sean una carga excesiva».

¿En qué medida afectarían estos cambios al sector cultural? Javier Gabino, miembro de la coordinación del Colectivo Unidos por la Cultura advierte a Tiempo que “en algunos medios se destaca que hay cambios positivos en los artículos de cultura, pero si uno lee las modificaciones se da cuenta de que lo más dañino del proyecto se mantiene e incluso en muchos casos es peor que el original”.

En la jornada de hoy, la comunidad cultural se movilizó a nivel federal en el paro general convocado por la CGT contra el DNU y la ley ómnibus del gobierno de Javier Milei.
Tiempo Argentino conversó sobre la nueva versión de la ley con representantes gremiales, exfuncionarios y trabajadores del INT, el FNA y el INCAA. 

La marcha atrás en el Instituto Nacional del Teatro

En el artículo 588 de la nueva versión se establece que “Las funciones del Instituto Nacional del Teatro serán asumidas por la Secretaría de Cultura de la Nación o el organismo que lo reemplace en el futuro” y que la asignación de recursos humanos, presupuestarios y materiales estará a cargo del poder ejecutivo. A su vez, el proyecto aclara que “los recursos asignados para dichas funciones en 2024 no podrán ser inferiores a los asignados a tal fin en el presupuesto del 2023” y no establece más especificaciones en el marco de una inflación de 211, 4 por ciento.

“Son eufemismos”, dice Gabino y agrega: “El cierre del Instituto Nacional del Teatro se mantiene porque si hay un traspaso en las funciones y los recursos a la Secretaría el resultado es el mismo: la pérdida de la autarquía del Instituto”. Además, señala Luciano Linardi, director del departamento de cultura de ATE nacional y delegado en INT, “lo que está implícito es que todo esto lo pueden hacer si derogan la Ley N° 24800 -es decir la ley nacional del teatro- que entre otras cuestiones estableció la creación del Instituto Nacional del Teatro y su carácter autárquico”.

En una carta dirigida a legisladores, las y los consejeros del INT advierten que la derogación “afecta a la federalidad, la autarquía y va por las definiciones en pocas manos y con los riesgos de caer en políticas absolutamente centralistas y al desfinanciamiento del organismo. En esta propuesta está más claro que la intención es que el sector teatral sea asistido por un programa, mientras que, es la vigencia de la Ley 24.800 lo que garantiza la ejecución presupuestaria equilibrada”.

Gustavo Uano, exdirector ejecutivo del Instituto Nacional del Teatro, calificó en diálogo con Tiempo a la derogación como “absurda” e “incomprensible”. “Se trata de una institución profundamente federal, que cumple una gran función de incentivo, fomento y desarrollo de las artes escénicas independientes en todo el territorio nacional. Tiene solo 192 empleados, posee prestigio internacional y es profundamente eficiente.

No hubo incremento de empleados en la última gestión tampoco, los que ingresaron lo hicieron bajo el sistema del alta por baja. Se trata de una organización que además tiene una oficina en cada provincia argentina y se ajusta a la dotación ideal. Su cierre o reducción a la categoría de ‘programa’ implicaría la pronta extinción del circuito de teatro independiente en las provincias y la posibilidad discrecional del poder de turno para asignar recursos”, dijo.

Las marcha atrás con el Fondo Nacional de las Artes

Otra modificación de la nueva versión de la ley ómnibus involucra al Fondo Nacional de las Artes. Mientras el proyecto inicial pretendía cerrarlo, en este caso buscan restringir los gastos a un tope del 20 % en relación con los ingresos del Fondo. Además, se reducirían los miembros del directorio -ya no habría un responsable de cada una de las disciplinas, sino que expertos en una determinada área tendrían que arbitrar sobre materias en las que no son especialistas-, y se eliminaría el magro viático que percibían los directores como honorario, en función de cargos ad-honorem. Todo con el objetivo de que “su ecuación económica sea más favorable a la comunidad artística”.

En diálogo con este diario, Fabián Valle, delegado de ATE en el organismo, apuntó que “poner un techo a los gastos de funcionamiento sin poner un piso a los recursos totales es vaciar el organismo de hecho”, porque “mientras los gastos del organismo son fijos, los ingresos son elásticos, dinámicos. El ingreso nunca está asegurado, nosotros por ejemplo tenemos ingresos que no podemos efectivizar porque tienen medidas cautelares sobre derechos de autor”, dice. El principal financiamiento del FNA se genera mediante el dominio público pagante, una tasa que pagan quienes utilizan obras cuyo autor ha fallecido y han transcurrido 70 años posteriores a su muerte. Es decir, mediante la recaudación de los artistas del pasado se solventa la producción cultural del presente. Pero, advierte Valle, “los derechos de autor dependen de los modos de consumo.»

«A medida que el modo de consumo abandona los canales tradicionales y va hacia las plataformas, la cosa cambia. Las plataformas tienen un poder muy importante, no se les puede cobrar o es muy dificultoso hacerlo. Además, se complica todavía más porque si tus ingresos únicamente provienen de los teatros, pequeñas radios locales o editoriales…todo eso hoy también está amenazado”, dice.

Marcha atrás con el Instituto Nacional de Cine y A. Audiovisuales

“Se reducen las modificaciones en el INCAA”, se lee en la nueva versión del proyecto de ley. “Te lo plantean como una mejora, pero no es una mejora en ningún sentido. Es un ajuste encubierto y una trampa”, dice a Tiempo un histórico trabajador del instituto. Si bien se mantendrían los mecanismos de financiamiento del organismo, hay diversos condicionamientos que imposibilitarían su funcionamiento. En primer lugar, se busca que tan sólo el 20 % del presupuesto se asigne a gastos internos, en un instituto que debe mantener una profusa y heterogénea cantidad de actividades e, incluso, a otras entidades como la escuela nacional de cine.

“Hace inviable que podamos seguir sosteniendo el canal de televisión, la plataforma de streaming, las setenta salas de Espacios Incaa, las ocho sedes de la ENERC, los programas ‘Cine en cárceles’, ‘Cine móviles’, ‘Museos de película’, ‘Las escuelas van al cine’…. es decir, no hay manera de que vos sostengas todas las actividades que lleva adelante actualmente el Instituto si solo le asignas el 20% del presupuesto para que pueda hacer eso y además pagar los sueldos. Está claro que ese es el principal ajuste”, señala a este diario Octavio Morelli, guionista egresado de la ENERC y delegado de ATE INCAA.

Otra restricción que establece la nueva versión tiene que ver con el presupuesto que el instituto destina a la producción cinematográfica. La partida asignada pasaría de financiar el 75% al 50% del costo de producción total del proyecto. “Esto afecta principalmente las producciones independientes, porque las únicas producciones que pueden solventar el 50% de los gastos de una película son las grandes casas productoras como Patagonik, Disney o Telefé”, advierte.

Finalmente, en el artículo 578 de la redacción del proyecto se derogan una serie de artículos de la Ley N° 17.741, que entre otras cuestiones implican la eliminación de la cuota de pantalla nacional (clave en la protección de la industria nacional frente al monopolio extranjero); la derogación de la producción del fomento al cortometraje; la anulación de los artículos referentes a la coproducción; y la eliminación de una parte de la fiscalización de las distribuidoras y las salas de cine con la anulación del registro único de la actividad audiovisual que lleva adelante el control de los ingresos que permiten seguir sosteniendo el INCAA.

Por otra parte, con relación al Instituto Nacional de la Música (INAMU) y a la comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), también hay una modificación para que no superen el 20% de sus ingresos. Nada se dice sobre la industria editorial: seguiría vigente la derogación de la Ley N° 25.542, que actualmente garantiza un precio único en la venta de libros.

“Más allá de todas estas cuestiones”, cierra Gabino, “hay una cláusula gatillo que tiene que ver con los superpoderes que pide el Ejecutivo por el plazo de un año. Con esto se le concedería al gobierno la facultad para derogar, cambiar, ajustar, achicar y tirar las asignaciones específicas, que son la base de financiamiento de toda la cultura”, dice.

Son días de alerta, la comunidad artística está a la expectativa y movilizada.  


domingo, 21 de enero de 2024

De Charly García y Fito Páez a Graciela Borges y Darío Grandinetti, los artistas exigen un freno a la Ley Ómnibus de Milei

Una solicitada en Página/12 de más de 20.000 firmas 

La inciativa es del Frente de Soberanía Cultural. En la carta al Congreso nacional se advierte que "la cultura está en peligro" y le piden a los legisladores que rechazen la Ley Ómnibus y el DNU que firmó Javier Milei. Se publicó este domingo en el diario.



Charly García, Fito Páez, León Gieco, Cecilia Roth, Graciela Borges y Leonardo Sbaraglia son algunas de las más de 20 mil figuras que firmaron una solicitada publicada este domingo por el Frente de Soberanía Cultural "en defensa de nuestra identidad". La misiva fue publicada en Página/12.

La carta, que se titula "Carta al Congreso Nacional. La cultura está en peligro", está dirigida a los diputados y senadores en rechazo al DNU y la Ley Ómnibus del presidente Javier Milei. 

"El Gobierno Nacional pretende, a través de la Ley Ómnibus, derogar leyes vitales para la supervivencia de las industrias culturales, las artes y las ciencias, y el patrimonio cultural de nuestro país", dice uno de los fragmentos del texto, que cuenta con un apoyo masivo de referentes de la cultura nacional de todos los sectores.

Entre los firmantes aparecen, además, Palito Ortega, Luis Felipe "Yuyo" Noé, Juana Molina, Tute, Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Santiago Mitre, Paula De Luque, Lucía Puenzo, Juan Leyrado, Inés Estévez, Daniel Fanego, Juan Minujín, Julieta Ortega, Darío Grandinetti, Tomás Fonzi, Kevin Johanssen, Claudia Piñeiro y Humberto Tortonese.

También apoyaron Georgina Barbarrosa, Eleonora Wexler, Emilia Mazer, Albertina Carri, Martín Caparrós, Diego Cremonesi, Jazmín Stuart, Mónica Antonópulos, Alejandra Flechner, Andrea Frigerio, Mirta Busnelli y Soledad Villamil.
  
Acerca del paquete legislativo, la carta señala: "No hay en la letra de su desarrollo el mero atisbo de participación ni interés alguno en el quehacer cultural, y por el contrario, el texto tiene una mirada mercantilista que apunta sin miramientos a desfinanciar y anular el desarrollo de las actividades de nuestra cultura nacional".

En el final, el texto advierte: "La cultura es identidad. La cultura es lo único que no se puede importar. La hacen los pueblos. Queremos seguir teniendo una identidad propia como Nación. De otro modo solo nos quedará el destino triste de no ser. De eso se trata esta lucha. Un país es tan grande o tan pequeño como la medida de su proyecto cultural".

El Frente de Soberanía Cultural viene realizando actividades semana tras semana para repudiar todo el articulado del paquete legislativo de Milei que apunta contra los entes culturales.

El plan de acción comenzó con un plenario en el Teatro Argentino de La Plata, continuó con un encuentro de grupos de teatro y artes escénicas en esta misma Plaza del Congreso, con una convocatoria en Mar del Plata y un "Musicazo" el jueves pasado y una lectura colectiva este sábado. 

Todo en las instancias previas del Paro Nacional de este miércoles anunciado por la CGT.

sábado, 13 de enero de 2024

Organizaciones del arte y la cultura defendieron el Instituto Nacional del Teatro

La protesta fue en contra del proyecto de ley que impulsa el Poder Ejecutivo Nacional y que prevé el cierre de dicho organismo, además de una fuerte reducción del financiamiento a las políticas de fomento al cine y la música.



Organizaciones del arte y la cultura se manifestaron este sábado con un “abrazo” al Instituto Nacional del Teatro como modo de protesta al proyecto de ley que impulsa el Poder Ejecutivo Nacional y que prevé el cierre de dicho organismo, además de una fuerte reducción del financiamiento a las políticas de fomento al cine y la música.

La protesta, convocada por la Asociación Argentina del Teatro Independiente (ARTEI), entre otras organizaciones, se realizó frente al edificio de Avenida Santa Fe 1235.

“Derogar la Ley Nacional del Teatro (24.800), que es fruto de una lucha histórica, representa una afrenta a la trayectoria teatral argentina reconocida mundialmente. Reemplazar el INT por vagas promesas de convertirlo en ‘programa’ contradice su federalismo y su transparencia de siempre. Si esa vaga promesa se concretara, sería un programa absolutamente discrecional, dependiente del gobierno de turno y de los impuestos generales, de los que ahora no depende”, dice el texto distribuido por ARTEI, que afirma que, de aprobarse el proyecto, se concretará “un retroceso cultural de más de 25 años”.

Esta semana en el Congreso compareció el secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, quien aseguró que el Instituto Nacional del Teatro y el Fondo Nacional de las Artes “pasarán a ser programas activos bajo la órbita de la Secretaría”, y se conservará “la promoción y el desarrollo de actividades”.

“Querer eliminar al INT constituye un ataque injustificado a la cultura nacional, a nuestra identidad y al desarrollo descentralizado que el teatro independiente ha construido. Le pedimos a nuestros legisladores que no lo permitan”, respondió el comunicado de ARTEI.

El proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo postula la derogación de la ley 24.800, de 1997, que regula la actividad teatral y garantiza “el apoyo del Estado”.

La norma, de fomento y financiamiento de la actividad teatral con fondos del área de Cultura, creó el Instituto Nacional del Teatro, que desaparece en el nuevo texto postulado.

De acuerdo al proyecto a debatirse, “se procederá a la reasignación de los recursos humanos, presupuestarios y materiales con motivo”.

También el proyecto de ley del Poder Ejecutivo avanza sobre el financiamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y el Instituto Nacional de la Música, creado en 2012 a través de la ley 26.801.

En ambos casos el proyecto propone la supresión del financiamiento fijo derivado de la carga impositiva prevista en el artículo 97 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

martes, 9 de enero de 2024

En todo el país se multiplica el rechazo del sector cultural al DNU y la ley ómnibus

 Por Actores /


Cada vez más voces se escuchan en todas las regiones de Argentina, provenientes de trabajadoras y trabajadores de la cultura, así como de las organizaciones que los representan. Estas voces expresan un rechazo total hacia el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y la ley ómnibus propuestos por el Poder Ejecutivo.

De implementarse estas medidas, generarían un grave impacto en el sector cultural, con consecuencias tales como la desfinanciación, el cierre de organismos fundamentales y la reducción de oportunidades laborales.

En Mar del Plata, el domingo 7 de enero, se llevó a cabo una importante convocatoria en la rambla, impulsada por el Frente de Soberanía Cultural bajo el lema «La cultura está en peligro». Durante este evento, se abordaron diversas preocupaciones, entre las cuales se destacó la amenaza de cierre de la sede local de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC). Participaron artistas locales junto a quienes están trabajando en la temporada de verano en la ciudad.

En Salta, representantes de la comunidad teatral, integrantes de grupos de localidades como Gral. Güemes, Cafayate, San Carlos y Rosario de la Frontera expresaron a través de un video su profunda inquietud frente al DNU y la ley ómnibus. Manifestaron su apoyo a la Ley Nacional del Teatro y abogaron por la continuidad del Instituto Nacional del Teatro y el Fondo Nacional de las Artes.

Las tablas le hicieron fuerza a la motosierra

  Balance de teatro 2024 En un año con fuerte retracción del consumo y un ataque inusitado al campo de la cultura, la caída de la actividad ...