martes, 3 de diciembre de 2013

Vivian El Jaber: La “farsante” que se quedó con el corazón del público

EL GRAN MOMENTO DE VIVIAN EL JABER

VIVIAN EL JABER ES LA ACTRIZ QUE COMPONE A ISABEL, LA ESPOSA DE ALFREDO CASERO EN LA FICCIÓN DE POL-KA

Su personaje es el preferido de la audiencia y sus fanáticos quieren que tenga una tira propia 

A los 47 años, Vivian El Jaber rompió todos los pronósticos. Isabel, su personaje en “Farsantes”, hizo que se convirtiera en la actriz favorita del público. A tal punto, que piden que tenga una tira propia.

Sucede una vez en la vida. De pronto las cosas se acomodan de tal manera que, sin buscarla especialmente, aparece la fama. El público, por la razón que sea, consagra a un actor. Podría decirse que lo “descubre”, a pesar de haberlo visto antes. Esta magia, que nadie puede explicar cómo y por qué se produce, es lo que le está pasando a Vivian. Su personaje, la mujer de Alfredo Casero en la ficción, es seguido masivamente por la platea femenina, más allá de su edad o condición social.

Para Vivian la explicación de este fenómeno está a la vista: “Las minas hacen yunta con Isabel porque ella dice lo que no se atreven a decirles a los maridos. Saca a la luz todo”. Es posible. En todo matrimonio suele haber silencios que terminan convirtiéndose en un muro de cemento. Pero en este caso, más allá de la sicología de la pareja, hay que hablar de talento, de una voluntad inquebrantable, y de humildad. Vivian es de las que no se la creen.

Su historia personal dice que tiene 47 años, una hija de 13 que se llama Calia y, según su propia confesión, “soy de relaciones largueras. Cada siete años cambia de hombre”. Vive en Devoto, ama las plantas, y tiene una biblioteca sorprendente. En las estanterías no hay best-sellers. Junto a libros de esoterismo y antropología se luce “Recetas de brujas, cocina para enamorar”. Fue budista, se define como esotérica y espiritual, y dice con todo el humor del mundo: “Ah, y estoy soltera y disponible”.

La última frase termina en una carcajada y, a la vez, dispara una confesión. “He tenido tres relaciones bien largas -cuenta-. Me casé una sola vez, a los veintiuno. Soy de las que creen que el amor se desvanece. Por eso siempre hay que cuidar a los amigos. Creo que cuando se termina siempre es de a dos. Por ahí uno tiene más cartucho para seguir. ¡Y cómo duele cuando te dejan... La verdad es que los hombres se asustan un poco conmigo”.

¿Cómo está viviendo este éxito que supera todas las expectativas? “En principio con mucha felicidad -confiesa-. Hubo un reconocimiento muy fuerte de los colegas, a pesar que ya me conocían. En el barrio están muy orgullosos. Además, vivimos todos cerca: Casero está a cuatro cuadras y Daniel Barone a tres. La semana pasada me pararon dos viejitas de ochenta y pico. Y una me aconsejó: ‘Siga así. A mí me encanta cuando lo putea. Siga puteándolo a Marcos’”.

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