UNA GALA ESPECIAL
El programa incluye fragmentos de obras clásicas y la versión de Carlos Trunsky de la pieza “Estancia” de Alberto Ginastera
ESCENA DE LA VERSIÓN DEL COREÓGRAFO CARLOS TRUNSKY DEL BALLET “ESTANCIA” DE ALBERTO GINASTERA, QUE SE OFRECERÁ EN LA PRIMERA PARTE DE ESTA GALA DE BALLET
La Sala Alberto Ginastera del Teatro Argentino, 51 entre 9 y 10, será escenario de una Gala de Ballet en la que se ofrecerán fragmentos de grandes obras del repertorio clásico, la versión de Carlos Trunsky del ballet “Estancia” de Ginastera y el tercer acto completo de “El Lago de los Cisnes”.
Las funciones, previstas para hoy a las 20.30 y el domingo a las 18.30, además de nuevas fechas programadas para el sábado 15 (20.30) y domingo 16 (18.30), estarán a cargo del Ballet Estable que dirige Mario Galizzi, acompañado por la Orquesta Estable, conducida alternativamente por Luis Gorelik y Darío Domínguez Xodo.
En la primera parte se interpretarán “Estancia -Suite-” (con música de Alberto Ginastera y coreografía de Carlos Trunsky), Grand Pas de Deux de “El Cascanueces” (con música de Piotr I. Tchaikovsky y coreografía de Mario Galizzi, basada en la original de Marius Petipa), Dúo de Amor de “Coppelius, el Mago” (con música de Léo Delibes y coreografía de Marcia Haydée) y el Dúo “Aguas Primaverales” (con música de Sergei Rachmaninoff y coreografía de Asaf Messerer, repuesta por Mario Silva). En la segunda y última parte se ofrecerá el Tercer Acto de “El Lago de los Cisnes” (con música de Piotr I. Tchaikovsky y coreografía de Mario Galizzi, basada en las originales de Marius Petipa y Lev Ivanov).
UN ENFOQUE ACTUAL
Consultado por el enfoque que le dio a la obra de Alberto Ginastera, el coreógrafo Carlos Trunsky aseguró que su planteo surgió a partir de una contradicción. “Partí de la contradicción de ser un argentino que, como muchos, es nieto de los barcos, con un toque lejano de nuestra tierra americana. Pensé en aquel ‘granero del mundo’ coexistiendo con la desnutrición. En tribus arrasadas y bosques desmontados, ayer por el trigo y la carne, hoy por la fiebre de la soja. El interior dependiente de Buenos Aires y su puerto. Y en aquellas emblemáticas estancias, transformadas hoy en espacios de turismo”, aseguró.
En su versión incluyó ocho danzas de las originales. “Las cinco más vibrantes y las tres más líricas. En el escenario mujeres y hombres se trenzan en danzas puras que trasuntan alegría y rabia, mientras resuenan las voces de un Hernández que pertenece a las contiendas del recuerdo. La danza no pretende contar una historia pero sí se enmarca dentro de los parámetros que planteó el compositor: la idea del paso del tiempo, la dicotomía entre campo y ciudad con la nota del amor entre hombre y mujer de bandos distintos. Me permití también añadir la alegoría de una Argentina gringa llorando a los pies del hombre original de nuestras tierras”, concluyó Trunsky.
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