Sábado 22 de diciembre de 2012 | Publicado en edición impresa
Teatro
Por Pablo Gorlero | LA NACION
La imagen es ésta: los actores de Casilda sobre el escenario de la sala María Guerrero, llorando emocionadísimos, con Carlos Gorostiza -autor de Los hermanos queridos, obra que acababan de representar bajo la dirección de Alejandro Ullua- en la platea, aplaudiéndolos. Además, otras personalidades del mundo teatral y cultural como José Miguel Onaindia, Salo Pasik, Juan José Jusid, Regina Lamm, Claudio Da Passano, Malena Figó, Ana Padilla y Alejandra Rubio, entre muchos otros. La emoción de esos actores al ver repleto el imponente Teatro Nacional Cervantes (cuanto más imponente sería si se lo restaurara), aplaudiéndolos, contagió notablemente a la platea. Es producto de lo que genera el ciclo Teatro del País, producto de todos los planes que desembocan en distintas puestas en diferentes ciudades argentinas.
Los planes federales del teatro nacional dejan a la vista que es una de las mejores ideas en los últimos años de integrar a los artistas de cada rincón del país. Según el decir de autores, directores y periodistas, la experiencia en cada ciudad es única. Desde el proceso de selección de los actores -siempre locales o de ciudades vecinas- hasta la puesta en escena de la obra, la experiencia en cada lugar es ciento por ciento productiva, con un broche de oro en la sala principal del Cervantes. El Ciclo Teatro del País es la fiesta teatral que cierra cada año la temporada de Cervantes Federal, el programa que incluye el Plan de Coproducciones, el Plan de Giras Nacionales, El Cervantes va a la Escuela, la Escuela va al Cervantes y El Cervantes por los caminos. Todas estas variantes pensadas para hacer valer el papel de "teatro nacional".
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