sábado, 15 de octubre de 2011

Sabrina Garciarena Glam night

Revista LOOK 241 - Octubre de 2011

La actriz celebra la decisión de volver a la Argentina, confiesa sus ganas de hacer teatro e impacta con un recorrido íntimo por sus últimos tres años en Europa

Vestido con exhuberantes proporciones (Fabián Zitta). Pendientes Art Nouveau (Oleana).

La esperaban decenas de vestidos de fiesta tendidos sobre la cama, un dressoir con una veintena de anillos, brazaletes y gargantillas, un staff de productores, peinadores y maquilladores, listos para entrar en acción. De repente, tras el eco de unos pasos apurados, Sabrina Garciarena abrió la puerta de la Suite Royale de la Mansión Algodón con su perro de raza maltés en brazos. No es que la actriz se considere una diva -si hasta por momentos se sintió abrumada por la gala del vestuario- pero la ocasión le proponía un personaje glamoroso y ella no dudó en jugar a la estrella de Hollywood, en una impecable interpretación.

“Este es un personaje más, si bien me gusta la elegancia, sólo uso vestidos así cuando tengo festivales o entregas de premios. En general prefiero la comodidad”, dijo y se subió a unos tacos altísimos.

Pero aquél era un día especial. La redacción de celebraba su aniversario y Sabrina Garciarena, que supo ser tapa de la revista en repetidas ocasiones, fue la elegida para protagonizar los festejos.

Más allá de sus logros profesionales, de su proyección internacional, de su carrera que, paso a paso, la posicionó como una de las grandes actrices argentinas, fue la indicada por su personalidad transparente, por toda su magia actoral que en un parpadeo devuelve destellos de personajes soñados.

Fue la elegida porque, aunque los últimos tres años triunfó en Europa, volvió a la Argentina donde, para empezar, sublimó su talento en un personaje de alto impacto en el primer capítulo de Maltratadas. Es la tapa de este especial porque aún conserva los valores que le inculcó su familia en Ramos Mejía, porque tiene un mundo interior aún más fantástico que el exterior, porque le gusta la moda y la femineidad pero tampoco es algo que la estresa, porque sus respuestas hablan del lado más sencillo de una gran artista.

Crecimiento en paralelo

En 1991 cuando editaba sus primeras páginas Sabrina todavía jugaba con muñecas. Inventaba sus mundos de fantasía, exploraba universos que, entre juego y realidad, hacían que sus tardes pasaran volando. “Desde muy chica soy así. Me gusta estar sola, puedo estar todo el día en mi casa sin aburrirme un segundo. Soy muy tranquila, muy independiente”, dijo.

Tan independiente que a los 15 ganaba su propio dinero y a los 18 ya se había ido a vivir sola. Fue demasiado rápido pero, como todo en su vida, lo tomó con muchísima tranquilidad. Uno a uno se sucedieron los éxitos: Verano de 98, Rebelde Way, Son Amores, Costumbres Argentinas, Amor en Custodia. Mientras las tapas de , mes tras mes, ofrecían estilos glamorosos, sus proyectos se multiplicaban, su vida tomaba nuevos rumbos. Pero crecer en lo profesional no implicó perder su esencia, sus espacios más íntimos, sus tardes de escritura, de música, de dulce soledad.

Apuesta por el cambio

Nunca lo había imaginado. Si bien se fue de su casa muy chica, creía que sería imposible volcar su vida en un par de valijas para irse a vivir afuera. Pero así fue. En 2007, a partir de una gira por Europa que presentaba el film Tocar el cielo con las manos -que protagonizó con Facundo Arana- una serie de propuestas la hicieron abandonar su mundo conocido para embarcarse en una nueva apuesta profesional.

Entre risas y maquillaje, Sabrina habló con sobre estos años. Una serie de sucesos, de logros, de destinos que invitan a un viaje por una vida multitasking.

Es que si uno pudiera filtrarse en la agenda de Sabrina Garciarena encontraría una gran variedad de “eventos impostergables” que oscilarían entre una gala en Londres y una visita a lo de su hermana que está embarazada y será mamá de Nachito, el primer sobrino de la actriz. Esta agenda imaginaria revelaría que los últimos años Sabrina vivió en Madrid, Tunez, Bilbao, Roma y Florencia. Que extrañó muchísimo pero que cada dos meses tomaba un avión rumbo a Buenos Aires para visitar a su familia o intercalar algún trabajito aislado -como la campaña de Sol y Oro en la que mostró su lado más sensual-. Cada 19 de julio -su cumpleaños- tendría una anotación en letras grandes que diría “Festejo de cumple lejos de casa” y entre sus páginas habría más de una foto de Atilio, su pequeño perro maltes.

Ese sería su diario privado. Un anotador en el que el último año habría pocas salidas con sus amigos madrileños, muchas galas y festivales -presentó sus films protagónicos Felicitas y Pagafantas-, tardes de shopping por la Gran Via, rutinas de gimnasia y algún que otro curso de canto o actuación.

Una agenda en la que el último mes después de terminar de grabar Física o Química, para Canal 3 de España, habría escrito “me vuelvo a casa”, presentando una nueva etapa.

“Tenía ganas de volver a la Argentina, de verme en la pantalla local, de reencontrarme con el público”, dijo Sabrina sobre su vuelta a la televisión. Sostuvo que disfrutó participar del primer capítulo del unitario Maltratadas ya que no sólo pudo componer un personaje complejo sino que además tuvo la posibilidad de brindar un mensaje interesante.

Pero a pesar de la buena repercusión que tuvo su interpretación de una mujer que sufría acoso sexual, aquel retorno fue sólo un suspiro ya que el deseo de Sabrina de volver al país sigue haciéndose esperar.

A fin de mes se muda “con auto, perro y todo” por seis meses a Montevideo donde filmará la segunda parte de la miniserie Tierra Rebelde para la RAI. Si bien pasará allí el verano, luego planea instalarse definitivamente en Buenos Aires donde tiene ganas de hacer teatro.

“Sigo en la búsqueda, todavía estoy muy curiosa, con ganas de ponerle mucha energía a esto. Es cierto que viví grandes desafíos pero todavía no ha llegado el personaje que me realice, todavía queda mucho por recorrer”, dijo aunque admitió que cada uno de sus papeles ha sido una experiencia de mucho disfrute. Confesó que la actuación tiene la ventaja de hacer las veces de catarsis, sirve no sólo para expresar el carácter propio del personaje sino también para exteriorizar todo lo que va por dentro. “Mientras algunos hacen catarsis a través de la terapia o peleándose por televisión, los actores tenemos la bendición de poder expresarnos a través de los personajes”.

Así, expresiva, romántica, realista y soñadora se la verá en Solos en la Ciudad, la película de Diego Corsini que protagoniza junto a Felipe Colombo y que se estrena el 13 de octubre. Así, expresiva y soñadora, se despidió con un “hasta pronto” para luego desearle a un muy feliz cumpleaños.

Por Agustina Vissani
Producción: Esteban Vedia
Fotos: César Casco

Fuente: http://www.revista-look.com.ar/ed_0241/nota1.html

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