
Jueves 9 de setiembre de 2010 | Publicado en edición impresa LA NACION
El público recorre las salas de ensayo, en los subsuelos del teatro. Foto Teatro Argentino
120 - Máquina lírica. Intervención de Buenos Aires Sonora. Martín Liut (idea y dirección general), Buenos Aires Sonora (música y puesta sonora), Juan Peltzer (puesta en escena). El sábado, en el Teatro Argentino.
Nuestra opinión: muy bueno
El último fin de semana, el colectivo artístico Buenos Aires Sonora volvió a hacer una de sus travesuras escénicas. Fue en el Teatro Argentino de La Plata, donde presentó el trabajo 120 - Máquina lírica , que está planteado a partir de una visita guiada al edificio, por sus salas de conciertos y ensayos, pasillos, escaleras, ascensores y foyer.
¿Es una ópera, una pieza teatral, un espectáculo, un recital? Nada de eso o parte de todo eso. Quizá pueda ser entendido como una metaópera, pero eso se verá un par de párrafos más adelante. La propuesta entra dentro del rubro "intervenciones", que es lo que Buenos Aires Sonora viene realizando desde hace años. Y la confirmación está antes del comienzo, cuando el personal del teatro le dice al público que espera en el hall que forme fila por ahí. Pero ¿dónde es por ahí? Puede ser al pie de la escalera o un poco más allá. No es una cuestión de desorganización. Es sólo que da lo mismo acá o allá porque todo el edificio es parte de la obra. La anfitriona y guía (Nora Oneto) dirá después: "El espectáculo es el teatro en sí mismo". Y luego explicará que en la ópera hay una convención: el intérprete canta una historia y el público se conmueve. "Cada voz es una máquina lírica desarrollada durante 400 años", agrega.
Aquí aparece el primer dato interesante. No todo estará explicado de esta manera. Sin embargo, Buenos Aires Sonora hace de este recorrido algo para todo público (a fin de cuentas, esto es una visita guiada). No es necesario ser un erudito en tecnologías sonoras para saber lo que allí sucede. Y otro dato interesante es que, como es costumbre de este colectivo de docentes, investigadores y artistas, se trabaja con varios mensajes en simultáneo. Es decir: en un guión que incluye nueve cuadros se habla de la historia del teatro (que en realidad son dos: el viejo, incendiado en 1977, y el nuevo), de la producción operística y de la voz humana.
Sigamos. Se escribió, en párrafos anteriores, que no es una ópera. Y lo cierto es que no cuenta una historia lineal que uno, antes de sentarse en la butaca del teatro ya conoce de memoria. En la ópera, conocer o no es lo de menos, lo importante es cómo se verá y sonará toda esta historia; cuánto emocionará esta versión. 120-Máquina lírica hace foco, por momentos, en la ópera, casi de manera paródica. En la escena inicial, en el foyer de la sala Alberto Ginastera, una cantante es asesinada. Tardará varios minutos en morir mientras el resto de los cantantes se preguntan (cantando, por supuesto) "¿por qué?". Eso no es la vida misma; es la ópera misma, con todas sus tragedias, sus desencuentros, sus héroes y heroínas.
Al principio, el público no sabrá bien dónde ubicarse. Pero en los siguientes cuadros sintonizará con la propuesta. El humor es una herramienta fundamental en el recorrido. Hay desde pequeños gags hasta cuadros completos, como el desopilante ensayo de la doble (sí, de riesgo) de Tosca , en su salto al vacío desde el paredón del castillo. Pero no todo es risa. Uno de los momentos más delicadamente logrados es cuando entre chistes sobre la voz humana y datos formales sobre las instalaciones del teatro se recuerda el incendio que destruyó casi totalmente el edificio original del Teatro Argentino.
Con 120-Máquina lírica buena parte del edificio actual está intervenida, por eso no debe llamar la atención que mientras se desciende a la sala Pettoruti las brutalistas paredes de concreto hagan de frontón por donde rebotan los sonidos de trompetas, trombones y redoblantes. Más allá habrá cantantes entretenidos con un vals, y más abajo huecos de escaleras con parlantes y voces que refieren a la historia de la Virgen de las Cenizas, "sobreviviente" de aquel incendio.
En el último cuadro Buenos Aires Sonora desplegará todo su arsenal: una misma pieza interpretada por músicos y cantantes que estarán en dos salas distintas, unidos por un sofisticado sistema de audio y video.
Otra vez los cuatro cantantes de la primera escena. Quizás haya otra muerte, o una manera distinta de representar la de la primera escena. Quizá: porque no es cuestión de contar el final del cuento. Esto no es una ópera. Además, es de esperar que esas tres funciones del último sábado tengan un bis más adelante, cerca del 10 de noviembre, fecha en la que el Argentino de La Plata cumplirá 120 años. El público, el teatro y Buenos Aires Sonora se lo merecen.
Mauro Apicella
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1302620
Van a volver a presentarse??? Ya que en dos semanas, voy a estar yendo al hotel Loi suites arenales, en la ciudad de Buenos Aires, muy cerca de allí...y me encantaría poder ir a verlos!!!
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