FEBRERO - MARZO 2009
- José "Pepe" Podestá y el Politeama Olimpo
- "Pepino el 88" Un musical argentino
Archivo virtual destinado a difundir la Actividad Teatral de la Ciudad de La Plata, Capital de la Provincia de Buenos Aires, República Argentina
Presentación de Il Trovatore, ópera en cuatro actos (ofrecida en dos actos y ocho cuadros), con música de Giuseppe Verdi y libreto de Salvatore Cammarano (completado por Leone E. Bardare), sobre la tragedia homónima de Antonio García Gutiérrez. Con el Coro Estable (dirección: Miguel Fabián Martínez) y la Orquesta Estable del Teatro Argentino, con dirección de Carlos Vieu. Dirección escénica, diseño escenográfico e iluminación: Marcelo Perusso; vestuario: Stella Maris Müller. Cantantes: Luis Gaeta, Haydée Dabusti, Gustavo López Manzitti, Alejandra Malvino, Ricardo Ortale, Vanesa Thomas, Sergio Spina, Claudio Rotella y Francisco Bugallo. En el Teatro Argentino de La Plata. Próxima función: domingo 31 del actual, a las 17.
Nuestra opinión: buena
Un espectáculo que visual y musicalmente rescata en varias oportunidades la inagotable fuente de inspiración melódica de Il Trovatore , obra maestra del período medio de Verdi, acaba de ofrecer la temporada lírica del Argentino de La Plata. Su arduo vocalismo, requerimiento que el compositor comunicó al ininterrumpido flujo dramático que brota desde el comienzo mismo de la ópera, encontró no pocas interpretaciones felices -y algunas excelentes- para convalidar este drama trágico. Su sencilla grandeza fue muy bien reflejada por los diseños escenográficos de Marcelo Perusso, aprovechando el amplio marco escénico con un criterio realista ágil y prolijo a la vez, con sobria originalidad en telones y decorados, a lo que se suma un buen desplazamiento de cantantes y masas corales.
El incidente surgido la noche del estreno a comienzos del primer acto, con la súbita indisposición sufrida por el barítono Luis Gaeta, tras una breve y eficaz aparición en escena, obligó a efectuar sobre la marcha su reemplazo por Luciano Garay, hecho que fue aclarado durante el primer intervalo de la función. Pero al cabo del primer acto había quedado en la audiencia el clima generado por un excelente desempeño orquestal guiado por la sensible y atinada batuta de Carlos Vieu, que había ya generado un acertado equilibrio entre el foso y la escena. A ello se sumó el óptimo rendimiento vocal de Ricardo Ortale (Ferrando) al referir el relato del drama a los soldados y la primera aparición de Haydée Dabusti (Leonora), que valorizaría a lo largo de la representación el lado humano de su personaje, en medio de una lucha entre enconados rivales, potenciando con su armoniosa voz la rica expresividad melódica de Verdi. Su excelente línea de canto, sin fisuras, tuvo un alto nivel de rendimiento y conmovedores acentos expresivos en todo su desempeño.
Algo desparejo, a pesar de su soltura escénica, resultó el rendimiento del barítono Luciano Garay (Conde de Luna); asimismo, Alejandra Malvino (Azucena) no manejó siempre con equilibrio sus dotes vocales, no obstante el vigor y la hondura trágica que supo comunicar a su personaje en escenas clave. El tenor Gustavo López Manzitti (Manrico) potenció con vehemencia y convicción su papel de trovador, que tuvo vocalmente momentos logrados. Vanesa Thomas (Inés) reeditó la calidad expresiva de su voz con naturalidad escénica, y el resto del elenco cumplió con eficacia. Mención especial debe hacerse del excelente desempeño de los coros.
El lago de los cisnes. Coreografía de Mario Galizzi, repuesta por Sabrina Steiff, sobre originales de Marius Petipa y Lev Ivanov. Música: Piotr Tchaikovski. Por el Ballet (director: Rodolfo Lastra) y la Orquesta (Javier Logioia Orbe) Estables del Teatro Argentino de La Plata. Primeros bailarines invitados: Natalia Lazebnikova y Jan Vana. Escenografía: Augusto González Ara. Vestuario: Eduardo Caldirola. Iluminación: Gabriel Lorenti. Duración: 135 minutos. Próximas funciones: domingo 29, a las 18.30; el sábado 4 de abril, a las 20.30, y el domingo 5, a las 18.30.
Nuestra opinión: muy buena
El Teatro Argentino de La Plata inauguró el fin de semana pasado su temporada 2009 con un programa de ballet, el primero de un año que asoma prometedor. Fue con El lago de los cisnes , la inicial y más emblemática de las obras para danza que escribió Tchaikovski, según Mario Galizzi, versión que el coreógrafo local resumió del original y que ha probado su éxito en las principales compañías de nuestro país.
En principio, no hay mayor incentivo para el nuevo director del Ballet Estable que ver en escena cumplida su primera meta. "Quiero lograr un cuerpo de baile homogéneo, de calidad, disciplinado", decía Rodolfo Lastra días atrás. Y, sin dudas, el nivel de la compañía platense -en las coloridas escenas palaciegas, pero más aún a orillas del lago, en la que dos docenas de cisnes interpretaron al unísono sus pasos- fue de gran lucimiento. No es excepcional: ya el año último este mismo elenco daba cuenta de su afinado rendimiento, que habrá que procurar mantener.
El argumento de este clásico es bien conocido: Sigfrido está en edad de casarse y la reina madre organizó un baile en su honor al que asistirán cinco princesas, una de las cuales deberá convertirse en su esposa. Pero antes, el príncipe y sus amigos se internan en el bosque de cacería y, entre los cisnes que pueblan el lago, la belleza de Odette, convertida en ave por el mago Von Rothbart, lo enamorará. El nudo de la historia es el engaño de este hechicero, que irrumpirá en el castillo y hará pasar a su hija Odile por Odette para lograr que Sigfrido le jure amor eterno. Frente a la verdad revelada, y ya sin remedio, la doncella y el príncipe se arrojarán a las aguas, encontrándose más allá de la vida.
Con una pareja de bailarines invitados de la Opera de Ucrania, Jan Vana y Natalia Lazebnikova, el primer acto cuenta con actuaciones para destacar. Si un bufón es, por definición, el alma de las fiestas, Martín Quintana compone un papel de carácter efectivo, que no sólo entretiene a cortesanos en escena, sino que divierte a la platea con elocuencia y generosos saltos. Es para destacar, además, el desempeño de Esteban Schenone en el pas de trois , así como el famoso pas de quatre de los pequeños cisnes.
Lazebnikova se entregó a la interpretación en este rol desdoblado que tanto apasiona a las primeras figuras que afrontan el desafío. Ella tiene sus extremidades aladas por el movimiento, es delicada y liviana, como las mismas plumas. Vana, de figura estilizada y elegante, prolijo y con técnica limpia, tiene, no obstante, una actitud ininmutable. ¿Acaso se enamoró de esa mujer-ave?, y más tarde, ¿no es desesperación lo que teóricamente invade al príncipe cuando se reconoce engañado? La elaboración dramática del personaje es el talón de Aquiles de este jovencísimo bailarín checo.
Artista de la casa, Víctor Filimonov encarnó con personalidad a Von Rothbart, al que le da un tinte más maléfico que poderoso. Por otra parte, la caracterización de este villano da pie para detenerse en las bondades del vestuario, que, como la escenografía, fue realizado en los talleres del teatro bonaerense.
Con el segundo acto, la narración regresa al palacio. Si fuera por sus cualidades de bailarina, la princesa húngara (Alejandra Baldoni) debería ser la elegida de Sigfrido para casarse. Pero ya se sabe como es esto y el colorido despliegue de danzas (española, napolitana, czardas, mazurca) que se suceden como ofrenda terminará con la sorpresiva llegada del mago y su hija. Ahora como cisne negro, la ucraniana da muestras de mejores herramientas expresivas que su compañero para modular su interpretación Odette-Odile, y sobresale por sus virtudes dancísticas con los 32 fouettes que coronan un pas de deux que ratifica el entendimiento que desde Kiev trae la pareja.
Se sabe que El lago... es una obra que otorga especiales oportunidades de lucimiento a la figura femenina y al cuerpo de baile. Ambos, verdaderos protagonistas de esta producción.
Constanza Bertolini
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