Tenía 89 años y deja en la memoria una exitosa y extensa carrera en cine, teatro y televisión coronada con numerosos premios. Estaba enferma desde hace tiempo y ayer sufrió un paro cardíaco.
viernes, 26 de mayo de 2006
Nacida en Buenos Aires el 10 de febrero de 1917, Aída da Lus de Roca (tal su verdadero nombre) se inició en el teatro en 1936 y ese mismo año debutó en el cine con una destacada participación en “Loco lindo”, junto a Luis Sandrini.
Poco antes se había lanzado como cantante en radio La Nación, que luego fue Mitre. Pero su inclinación por la actuación la volcó de lleno al cine y al teatro, donde sobresalió por su gran ductilidad.
En el escenario se destacó en obras duras, de gran contenido, que le exigían toda su formación actoral como “Un tranvía llamado deseo”, “Mamá”, “La voz de la Tórtola”, “Flores de acero”, “Hijos”, “La mujer del año”, “El patio de la morocha”, “El inglés de los güesos”, “La reina de la belleza”, “Mi bella dama”, entre otras.
Junto a su hermano, Jorge Luz, con quien en sus comienzos formó una dupla paradigmática de la comedia argentina, Aída participó del elenco inicial del teatro Caminito, bajo la dirección de Cecilio Madanes, a principios de los años 30.
Su prestigio en el ambiente, ganado a base de talento, una honestidad proverbial y trabajo perseverante, le valió numerosos premios como el Martín Fierro, el ACE de Oro, el Konex, San Gabriel, Estrella de Mar, Blanca Podestá y Cóndor de Oro.
Pero fue el cine el que consiguió popularizar su figura gracias al mercado internacional ganado por las películas nacionales.
Su vasto recorrido cinematográfico se inició con papeles secundarios en películas como la ya citada “Loco lindo”, "Palermo" (1937), "Una prueba de cariño" y "De la sierra al valle" (ambas en 1938) y continuó en los años 40 y 50 ya en papeles importantes y dentro de la etapa de oro del cine argentino.
“Los celos de Cándida” (1940), junto a la inolvidable Niní Marshall, "Cuando canta el corazón" (1941), "Bruma en el Riachuelo" (1942), "La piel de zapa" (1943), "La honra de los hombres (1946) y "Pobre mi madre querida" (1948), son solo algunos de los títulos de la década del 40 en los que participó.
Los años 50 siguieron siendo prolíficos para la producción nacional y el rostro inconfundible de Aída Luz se proyectó en "El último payador" (1950), "Deshonra" (1952), "El grito sagrado" (1954), "Los tallos amargos" (1956), "Aquello que amamos" y "Simiente humana" (ambas en 1959).
En los '60 siguió transitando la comedia y el drama con la misma eficacia en "El crack" (1960), "El rufián" (1961), "Canuto Cañete y los 40 ladrones" (1964), "Mi primera novia" (1966) y "Villa cariño" (1967)
En las últimas décadas su aparición en la pantalla grande empezó a mermar, pero aún así registró títulos como "En una playa junto al mar" y "Juguemos en el mundo" (ambas en 1971), "Gran Valor en la Facultad de Medicina" (1981) y "Gallito ciego" (2000).
También tuvo una importante participación en la televisión donde, tal vez, sea mayormente recordada por su intervención en “Matrimonios y algo más”.
Por decisión de su familia no será velada. Sus restos serán inhumados hoy a las 11 en el panteón de actores del cementerio porteño de la Chacarita.