TEATRO: EMME (MARIELA VITALE)
Nadie diría que esa chica que emana sensualidad —un poco sobreactuada, pero sensualidad al fin es Mariela Vitale, hija de los nada provocativos Lito Vitale y Verónica Condomí. Más le cuadra Emme, ese seudónimo que ella eligió para andar por la vida y que remite a lo que, parece, pretende ser: una femme fatale (de hecho, Femme es el nombre de su primer disco). Tiene 22 años, los mismos que Juana González cuando empezó a sacarse la ropa para transformarse en Rita, la salvaje. Para Emme también será una edad iniciática: no tiene experiencia en teatro y mucho menos, en strip tease. Ahora encabeza una comedia musical en la que, además de actuar, cantar y bailar, debe hacer un desnudo. "Me da pudor", confiesa. Y confirma que algo de mujer común queda debajo de esa armadura sexy bautizada Emme.
Hizo talleres de improvisación de los 5 a los 15 años con Hugo Midón y Nora Moseinco, pero dice que lo suyo, por linaje y vocación, es la música. Irrumpió en el mundillo artístico hace dos años con Femme y, más que por su ritmo, llamó la atención por su imagen: un videoclip insinuante, apariciones públicas con microfaldas y macroescotes, publicitados romances (oficial con Joaquín Furriel, supuesto con Gastón Pauls). Todo indicaba que en algún momento sería carne de televisión, cine y/o teatro. Vía Marcela Guerty, guionista de Pol-ka y actual esposa de su papá, este año consiguió un papel secundario en Una familia especial, la serie de Canal 13. Fue su debut absoluto como actriz; su segunda experiencia es un protagónico en el Maipo.
"En un momento creí que no iba a poder, que esto había sacado lo peor de mi personalidad. No podía pasar la puerta del teatro y cumplir con lo que me pedían: que mi vida personal desapareciera. Soy temperamental y sensible a la vez, por más que parezca que tengo una coraza y no me importa nada. Hay que ser realmente muy profesional para ser actor, y yo no tengo todavía la disciplina". Emme sabe que es una novata en este mundo, y que aquí su apellido no la respalda tanto. Por eso habla una y otra vez de aprendizaje y respeto, respeto y aprendizaje. Menciona con agradecimiento a todo el elenco y a los responsables de la puesta, y se detiene en Fanny Bianco, que hace de stripper en El graduado y le enseñó a hacer el ventilador humano. "No lo podía creer cuando vi moverse las tetas de acá para allá", se ríe.
Ese es el único truco de Rita que Emme hará sobre el escenario. Además del desnudo total: como si se hubiera dado cuenta de que su público y constante jugueteo erótico se transformó en algo serio, ella insiste en que no le resulta fácil. "Calculo que me convocaron porque me vieron desinhibida, pero, por ahí, una modelo tendría menos inhibiciones. Yo nunca hice fotos en malla, ni me había sacado la ropa".
Pero siempre diste una imagen sexy.
Sexies o no, todos tenemos nuestras inseguridades; el que está seduciendo todo el tiempo lo hace porque está pidiendo que lo quieran. Y acá estoy más expuesta que nunca.
Para la verdadera Rita, sus piernas son motivo de orgullo; Emme confiesa que las suyas no le gustan, y se queja de su celulitis. Cuenta que, para arengarla, Ricky Pashkus le decía todos tenemos nuestra puta adentro. Sacala. Ella recogió el mensaje: "Todos tenemos nuestro aparato sexual que nos mueve. Es así, hay que despertarlo. Pero el desnudo no fue lo más difícil. Lo que más me costó fue entender que estoy encarnando a otra persona. Tuve muchos momentos de quiebre emocional, porque carezco de la seguridad que hay que tener para actuar. No es tan fácil como creía".
Descubrió algunas diferencias entre la música y la actuación: "Los actores por ahí se llevan mal y actúan juntos igual. Los músicos somos de otra raza: casi nunca vas a cantar con alguien si no tenés buena onda. Mi camino en la música fue menos pensado, más natural. Canto temas propios y con los mismos músicos desde que tengo 17 años. Arriba del escenario sos vos mismo, y es difícil mentir. Como actor, si sos temperamental, tenés que poder poner la mente en blanco para seguir. Y tenés que satisfacer a mucha gente además de a vos mismo. Yo crecí entre músicos... Acá me costó mucho encontrar el personaje".
Por falta de tiempo, no pudo hablar con la Rita real. Este año, sus días transcurrieron de 7 a 18 en Pol-ka y de 19 en adelante en el Maipo, con un único día libre, el domingo, dedicado a preparar su segundo disco.
La próxima vez lo vas a pensar un poco mejor antes de aceptar.
Es mucha presión... No sé si va a haber próxima vez.