LA OPERA DE VERDI -CON PUESTA MUY COMENTADA- ABRIO LA TEMPORADA DEL ARGENTINO DE LA PLATA
25.05.2004 | Ficha técnica: "Aída", ópera en cuatro actos. Libro: Antonio Ghislanzoni. Música: Giuseppe Verdi. Cantantes: María Prosperi, Daniel Muñoz, Cecilia Díaz, Ricardo Ortale, Nino Meneghetti, Oreste Chlopecki, Enrique Folger y Vera Golob. Coreografía: Julio López. Iluminación, escenografía y vestuario: Marcelo Pont-Vergés. Regie: Eduardo Rodríguez Arguibel. Ballet, Coro (Luis Clemente) y Orquesta Estables del Teatro Argentino (Reinaldo Zemba). Teatro Argentino de La Plata, domingo 23.
Cuando la pasión propia de la ópera italiana se despliega con potencia en todo el ámbito del teatro, y el auditorio recibe con abierta sensibilidad esa carga emocional, es innegable que por encima de cualquier análisis técnico, el espectáculo está logrado. Este fenómeno desgraciadamente no tan frecuente en el hecho lírico, tuvo lugar una vez más el domingo, en la inauguración de la temporada de ópera del teatro Argentino, oportunidad en la que se ofreció una versión de "Aída", de Verdi, que a partir de un comienzo musical un tanto intrascendente, fue afirmándose progresivamente debido a la entrega y la superación artística de los cantantes, hasta culminar en el tercer acto y el primer cuadro del siguiente con escenas que conmovieron en forma tocante a una sala colmada.
VALORES DE RANGO
Los artífices principales de este resultado fueron sin duda nuestros compatriotas el tenor Daniel Muñoz (Radamés) y la mediosoprano Cecilia Díaz (Amneris). Aplomado y eficiente, dueño de un pasaje y de agudos sólidos y vibrantes, Muñoz realizó una labor muy profesional, que le permitió sortear airoso los difíciles escollos de la partitura, y aún cantar los dos últimos actos sin pausa alguna, pese al inusitado esfuerzo que ello entraña. En cuanto a la mezzo entrerriana, cabe destacar que cumplió una de las mejores actuaciones de su carrera, no sólo por la inteligente graduación de sus medios vocales y la belleza de su color y de sus armónicos, sino también debido a la homogeneidad de su registro, su temperamento dramático y la facilidad para desplazarse con la misma naturalidad a las zonas más graves y a las más agudas de su tesitura (su cometido en el cuadro del juicio fue por cierto de alto impacto).
LA LLAMATIVA PUESTA
Dejando de lado una puesta realmente descabellada (el elemento principal de ese verdadero mamarracho escénico fue una suerte de mangrullo pampeano), diseñada por Eduardo Rodríguez Arguibel y Marcelo Pont-Vergés, el resto de los elementos musicales de esta velada platense ofreció en general interesante relieve. Preparado nuevamente por ese capacitado maestro que es Luis Clemente, el coro estable hizo oír su encanto tímbrico y canoro de conjunto, mientras que en el foso estuvo Reinaldo Zemba, un director con experiencia antes sinfónica que operística, que sin perjuicio de ciertos desacoples con el tinglado y de la ausencia de detalles expresivos o de fraseo, consiguió plasmar una ejecución decorosa y de aceptable nivel, al frente de una orquesta por sobre todo atenta y afinada.
RESUMEN DE LOGROS
En los demás papeles, la soprano italiana Maria Prosperi (protagonista) mostró una voz de buena formación, con algunos problemas de rigidez en la emisión y reducción del volumen a partir del "sol" del pasaje alto; el barítono Ricardo Ortale (Amonasro) sorprendió por la tersura, elocuencia y flexibilidad de su metal, y tanto Oreste Chlopecki (Rey) como Enrique Folger (Mensajero) y Vera Golob (Sacerdotisa) cantaron con esmerada corrección. Párrafo aparte merece el veterano bajo ítalo-argentino Nino Meneghetti (Ramfis), quien brindó una traducción ejemplar, de estentórea sonoridad y redondez en el papel del sumo sacerdote de Amón, cuya determinación implacable termina por destrozar el alma enamorada de la desdichada princesa de Egipto.
Carlos Ernesto Ure
Fuente: http://www.laprensa.com.ar/299963-Una-Aida-con-cantantes-valiosos.note.aspx
25.05.2004 | Ficha técnica: "Aída", ópera en cuatro actos. Libro: Antonio Ghislanzoni. Música: Giuseppe Verdi. Cantantes: María Prosperi, Daniel Muñoz, Cecilia Díaz, Ricardo Ortale, Nino Meneghetti, Oreste Chlopecki, Enrique Folger y Vera Golob. Coreografía: Julio López. Iluminación, escenografía y vestuario: Marcelo Pont-Vergés. Regie: Eduardo Rodríguez Arguibel. Ballet, Coro (Luis Clemente) y Orquesta Estables del Teatro Argentino (Reinaldo Zemba). Teatro Argentino de La Plata, domingo 23.
Cuando la pasión propia de la ópera italiana se despliega con potencia en todo el ámbito del teatro, y el auditorio recibe con abierta sensibilidad esa carga emocional, es innegable que por encima de cualquier análisis técnico, el espectáculo está logrado. Este fenómeno desgraciadamente no tan frecuente en el hecho lírico, tuvo lugar una vez más el domingo, en la inauguración de la temporada de ópera del teatro Argentino, oportunidad en la que se ofreció una versión de "Aída", de Verdi, que a partir de un comienzo musical un tanto intrascendente, fue afirmándose progresivamente debido a la entrega y la superación artística de los cantantes, hasta culminar en el tercer acto y el primer cuadro del siguiente con escenas que conmovieron en forma tocante a una sala colmada.
VALORES DE RANGO
Los artífices principales de este resultado fueron sin duda nuestros compatriotas el tenor Daniel Muñoz (Radamés) y la mediosoprano Cecilia Díaz (Amneris). Aplomado y eficiente, dueño de un pasaje y de agudos sólidos y vibrantes, Muñoz realizó una labor muy profesional, que le permitió sortear airoso los difíciles escollos de la partitura, y aún cantar los dos últimos actos sin pausa alguna, pese al inusitado esfuerzo que ello entraña. En cuanto a la mezzo entrerriana, cabe destacar que cumplió una de las mejores actuaciones de su carrera, no sólo por la inteligente graduación de sus medios vocales y la belleza de su color y de sus armónicos, sino también debido a la homogeneidad de su registro, su temperamento dramático y la facilidad para desplazarse con la misma naturalidad a las zonas más graves y a las más agudas de su tesitura (su cometido en el cuadro del juicio fue por cierto de alto impacto).
LA LLAMATIVA PUESTA
Dejando de lado una puesta realmente descabellada (el elemento principal de ese verdadero mamarracho escénico fue una suerte de mangrullo pampeano), diseñada por Eduardo Rodríguez Arguibel y Marcelo Pont-Vergés, el resto de los elementos musicales de esta velada platense ofreció en general interesante relieve. Preparado nuevamente por ese capacitado maestro que es Luis Clemente, el coro estable hizo oír su encanto tímbrico y canoro de conjunto, mientras que en el foso estuvo Reinaldo Zemba, un director con experiencia antes sinfónica que operística, que sin perjuicio de ciertos desacoples con el tinglado y de la ausencia de detalles expresivos o de fraseo, consiguió plasmar una ejecución decorosa y de aceptable nivel, al frente de una orquesta por sobre todo atenta y afinada.
RESUMEN DE LOGROS
En los demás papeles, la soprano italiana Maria Prosperi (protagonista) mostró una voz de buena formación, con algunos problemas de rigidez en la emisión y reducción del volumen a partir del "sol" del pasaje alto; el barítono Ricardo Ortale (Amonasro) sorprendió por la tersura, elocuencia y flexibilidad de su metal, y tanto Oreste Chlopecki (Rey) como Enrique Folger (Mensajero) y Vera Golob (Sacerdotisa) cantaron con esmerada corrección. Párrafo aparte merece el veterano bajo ítalo-argentino Nino Meneghetti (Ramfis), quien brindó una traducción ejemplar, de estentórea sonoridad y redondez en el papel del sumo sacerdote de Amón, cuya determinación implacable termina por destrozar el alma enamorada de la desdichada princesa de Egipto.
Carlos Ernesto Ure
Fuente: http://www.laprensa.com.ar/299963-Una-Aida-con-cantantes-valiosos.note.aspx
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