viernes, 28 de mayo de 2004

Aquella rubia debilidad

Viernes | 28.05.2004

TELEVISION: ENTREVISTA CON MARIANA KARR

Después de 25 años en la TV argentina, hace 12 viajó a México para hacer un unitario. Y terminó instalada allá.

Adriana Bruno.

Quién, mayor de 25 años, no se acuerda de esa rubia de piel blanquísima y ojos celeste agua que transitó más de veinte telenovelas, haciendo ya de maldita, ya de noviecita buena... sufriendo a veces y "haciéndole el bocho" (como se decía entonces) a más de un televidente varón con su sensualidad de miradas y gestos más que de talla de soutien.

Mariana Karr se fue de la Argentina hace 12 años, después de haber protagonizado junto a Arnaldo André y Patricia Etchegoyen la telenovela Corazones de fuego. De paso por Buenos Aires para visitar familia y amigos, Mariana cuenta cómo es su vida en México, donde llegó invitada para participar en un capítulo de un unitario y terminó instalada, trabajando sin parar para Televisa y rodeada por algún que otro amor, muchos amigos, su hija que se instaló allí y dos nietas mexicanas, de 6 y 2 años.

¿Tuviste que adaptarte a un tipo de actuación menos natural, como la que se ve en las novelas de allá?

Yo actúo como yo actúo y estoy en Televisa desde hace 12 años. Actúo... como acá, por eso creo que me ha ido muy bien.

Una buena dosis de suerte (para Mariana) llevó a don Emilio Azcárraga, el mítico dueño de Televisa (ya fallecido) a pasear por los estudios justo cuando ella grababa como "artista invitada". El hombre quedó impresionado, felicitó a la actriz y se fue a su despacho. A los dos meses, ya en Buenos Aires, Mariana Karr recibió una propuesta laboral desde México: contrato por un año y tratamiento, casi, de diva. La novela era La dueña.

¿Qué dejaste en Buenos Aires?

A mi hija. Que ya tenía 20 años, y viajaba cada tres meses. A los dos años se fue a vivir allá ella también, y empezó a trabajar en Televisa como diseñadora de vestuario. Ahora se independizó.

¿Rearmaste rápido tu vida afectiva y social?

Al mexicano le cuesta, tal vez, quererte. Pero cuando te quiere, te quiere. Y es muy respetuoso, jamás nadie me hizo sentir mal. En estos años he tenido algunos novios. Pero hace más de uno que ando suelta.

Antes habías vivido dos años en España, ¿es cierto que hiciste una película porno allá?

La revista que lo publicó (Libre) tuvo que retractarse. La de la foto era una gorda morocha, de espaldas. Y la demanda no la hice por moral sino por estética. ¡Si hubieran puesto a Claudia Schiffer!

¿Te gustaría volver a trabajar en la Argentina?

Claro que me gustaría. Algún unitario, teatro, cine. No una tira, claro. Pero el placer mayor es que la gente se siga acordando de una.

De todo, aquí y allá

Fue hija de Susana Campos en Lo mejor de nuestra vida: nuestros hijos, una historia con subtemas que se cerraban en el día, con textos de Marcia Cerretani y dirección de Diana Alvarez. Ese ciclo es uno de los mejores recuerdos de la actriz, que también pasó por La comedia de Abel Santa Cruz, Compromiso y mucho teatro en TV. En materia de telenovela, hizo desde Tramposo, con Pablo Alarcón, hasta Quiero morir mañana, con Gabriel Corrado. También supo ser la esposa torturada de Raúl Taibo (por entonces su pareja en la vida real) en Venganza de mujer. En México pasó por exitazos como Lazos de amor, con Lucero, donde protagonizó la historia de amor maduro, y, el más reciente, Clap, el lugar de tus sueños, un Fama mexicano.

BIOGRAFÍA DE Mariana Karr:

En el cine perteneció al grupo de las mujeres fatales de la nueva ola debutando en el año 1969 en "Corazón Contento " de Palito Ortega, luego volvieron a juntarse en "Que linda que es mi familia "(1980) , luego continuó en la década de 1970 en los generos del cine picaresco en la película "La noche del hurto "(1976), del bizarro como "Escalofríos "(1978)una coproducción Argentinaespañola y policiales como "Sucedió en el internado"(1985)

En televisión debutó en el año 1968 con el teleteatro costumbrista "Rafael Heredia gitano", convirtiendose en una gran heroína que luchaba contra todo tipos de males, en la década de 1970 ingresó en canal 13 para formar parte del elenco estable de las comedias de Dario Vittori entre ellas figuran "Esto es teatro: jaque a la juventud" (1971), "Teatro de humor" (1974), de las novelas de Nené Cascallar en la nueva versión "El amor tiene cara de mujer" (1976) y en los unitarios de "Las 24 horas" (1981) de Marcia Cerretani y "Vinculos" (1987) de Mario Millan.

También participó en el año 1987 en dos cooproducciones la primera con Puerto Rico en "Quiero morir mañana" de Luis Gayo Paz con Alicia Zanca, Jorge Mayorano y Amneris Morales y la segunda con México en "Como la hiedra" protagonizada por Luisa Kuliok y Salvador Pineda. Entre los años 1991 y 1992 realiza sus últimos trabajos en Argentina que son "Alta comedia" en canal 9 y los teleteatros "Es tuya Juan" y "Corazones de fuego" para Argentina Televisora Color.

Cuando se instaló en México graba su primeras novelas con las divas del teleteatro mexicano que son Angélica Rivera en "La dueña" 1995, Angélica María en "Bendita mentira" (1996), Lucero en el primer episodio de "Lazos de amor" (1996) y Silvia Pinal en el unitario "Mujer, casos de la vida real".

Fuente: http://edant.clarin.com/diario/2004/05/28/espectaculos/c-00201.htm

jueves, 27 de mayo de 2004

"Aida" regresó al Teatro Argentino

Dado que no había nada interesante para mirar, el público se pudo concentrar en la obra musical Foto: Teatro argentino

Jueves 27 de mayo de 2004 | Publicado en edición impresa LA NACION

Opera "Aida", de Giuseppe Verdi. Elenco: María Pía Prosperi (Aida); Daniel Muñoz (Radamés); Cecilia Díaz (Amneris); Ricardo Ortale (Amonasro); Nino Meneghetti (Ramfis); Oreste Chlopecki (Faraón); Enrique Folger (Mensajero) y Vera Golov (Sacerdotisa). Orquesta, coro y ballet estables. Director de coro: Luis Clemente. Diseño escenográfico, vestuario e iluminación: Marcelo Pont-Vergés. Coreografía: Julio López. Régie: Eduardo Rodríguez Arguibel. Director de orquesta: Reinaldo Zemba. Teatro Argentino de La Plata. Nuevas funciones: mañana y el viernes 4 de junio, a las 20.30, y los domingos 30 del actual y 6 de junio, a las 17.
Nuestra opinión: bueno

La inauguración de la temporada lírica del Teatro Argentino de La Plata se realizó en medio de una justificada expectativa, ya que se había elegido para la ocasión a la singular y fastuosa "Aida", de Giuseppe Verdi, que por más de un motivo está considerada entre las obras de mayor exigencia del repertorio italiano. Al mismo tiempo se palpó una natural alegría al ponerse en marcha una institución que tiene en la ópera la base de su actividad, con la utilización de todo el potencial artístico y técnico representado por sus cuerpos estables.

Por fortuna, los aspectos fundamentales referidos a la faz musical fueron dignos de elogio, a partir de la batuta del director Reinaldo Zemba, que ofreció una versión enjundiosa y en buen estilo, expresiva y con el refinamiento requerido para una partitura en la que abundan pasajes con delicados efectos orientales, así como grandiosos clímax sinfónicos.

Fue muy bueno el rendimiento del coro, principalmente del sector femenino, por su ajuste rítmico e impecable sonoridad, y por el empaste logrado en las grandes escenas, virtudes que seguramente han de estar vinculadas con el retorno de Luis Clemente como su maestro titular.

La labor del cuadro de cantantes fue eficaz por un trabajo llevado a cabo con arrojo, seriedad, seguro conocimiento de sus respectivas partes y buena expresión en el decir, mas allá de algunas debilidades de emisión provocadas por el natural nerviosismo de los primeros momentos de la aparición de cada personaje.

A la soprano María Prosperi hay que reconocerle el mérito de una segura musicalidad y de haber logrado vencer con aplomo el momento naturalmente difícil de un debut frente a un público desconocido en una sala de grandes proporciones, de las que no abundan en Europa. Después de algunos pasajes algo débiles en cuanto a sonoridad y firmeza, la cantante italiana fue creciendo hasta cantar con buen rendimiento toda la escena final, en dúo con el tenor.

Daniel Muñoz fue Radamés en una actuación tan positiva y decorosa que se ubica entre lo mejor de sus contribuciones a los teatros argentinos. En este sentido fue una grata sorpresa escuchar su buen volumen sonoro, desplante vehemente en los pasajes heroicos y cuidadoso sentido del fraseo en los momentos de mayor lirismo.

Por su parte, Cecilia Díaz como Amneris reiteró su seguridad musical, buen volumen y definida personalidad, destacando recursos y experiencia como para regular su actuación de un modo inteligente hasta lograr una excelente escena del juicio, que requiere tanta pasión, entrega y esfuerzo de todas las mezzosopranos que la interpretan.

Nino Meneghetti gestó una noche histórica al reiterar su Ranfis, en el que tiene años de experiencia durante su fecunda carrera artística, dejando escuchar el color característico de su potente voz de bajo, en tanto que el barítono Ricardo Ortale, igualmente poseedor de una voz privilegiada, fue un convincente Amonasro, y el bajo Oreste Chlopecki, un sonoro Faraón. Por último resultó eficiente Enrique Folger como el mensajero, y solvente la voz de la sacerdotisa a cargo de Vera Golob.

No alcanzó el mismo nivel de corrección la puesta escénica, ya que la idea aplicada por los responsables de la escenografía, la elección del vestuario e iluminación fue utilizar una planta fija con un único elemento destacado, especie de armazón que parecía un enorme mangrullo medio derruido para todas las escenas, fabricado con el siempre antiestético andamiaje de tubos metálicos y tornillos, causa principalísima del tedio visual que se impuso a los espectadores. La insistente presencia de la instalación durante toda la representación provocó una natural falsedad de los ambientes en que se plantea la acción dramática de cada cuadro, en contradicción con el texto del libreto.

De ahí que tampoco se pudo lucir la dirección de actores y masas asumida por Eduardo Rodríguez Arguibel, ya que con un escenario limitado en su posibilidad de crear los climas de cada escena en lugares y espacios diferentes, Rodríguez Arguibel sólo pudo obtener una buena cuota de credibilidad en el comportamiento teatral de los personajes en las escenas de relaciones intensas como, por ejemplo, la que se establece entre padre e hija en la escena del Nilo y entre Amneris y Radamés en el momento del juicio.

Exito de Verdi

Pero como no hay mal que por bien no venga, la estaticidad escénica produjo un hecho que no parece menor y es, en cierto sentido, una sutil lección para que los escenógrafos tengan en cuenta antes de dibujar sus bocetos. Cuando el público comprendió la inmutabilidad del criterio visual adoptado, comenzó a generarse una tangible atmósfera de concentración y de gozo por la música de Verdi.

Ya no había nada interesante para mirar. Ahora, sólo crecía la atención en la obra musical y la apreciación del empeño y la seriedad del cuadro de cantantes. El estado de quietud y silencio imponente concluyó en una sostenida ovación y manifestaciones de un entusiasmo generalizado.

Es posible que en el Teatro Argentino de La Plata se haya extendido un certificado de defunción a las puestas a contrapelo del contenido de los textos, porque en esta "Aida", la misma imagen del mangrullo ya mencionado fue palacio en Menfis, templo de Vulcano, aposento de Amneris y espacio para la gran recepción a las puertas de Tebas donde no hubo llegada y desfile de soldados, ni pueblo jubiloso, ni ninguna entrada triunfal de Radamés.

También llamó la atención que los varios momentos para la danza ideados por el autor carecieran de valor coreográfico y de los espacios adecuados para su lucimiento. Por estas razones el espectáculo fue más bien un concierto disimulado por vestuarios y luces de colores, cuyo resultado fue una muy digna versión musical de "Aida", de Verdi, ópera que reina en soledad dentro de su inmortal producción.

Juan Carlos Montero
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=604676

miércoles, 26 de mayo de 2004

Junio llega con la mejor música

Aída continúa en el Argentino

Las escuelas van al teatro

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2004/05/26/pdf/19-c.pdf

martes, 25 de mayo de 2004

Una "Aída" con cantantes valiosos

LA OPERA DE VERDI -CON PUESTA MUY COMENTADA- ABRIO LA TEMPORADA DEL ARGENTINO DE LA PLATA

25.05.2004 | Ficha técnica: "Aída", ópera en cuatro actos. Libro: Antonio Ghislanzoni. Música: Giuseppe Verdi. Cantantes: María Prosperi, Daniel Muñoz, Cecilia Díaz, Ricardo Ortale, Nino Meneghetti, Oreste Chlopecki, Enrique Folger y Vera Golob. Coreografía: Julio López. Iluminación, escenografía y vestuario: Marcelo Pont-Vergés. Regie: Eduardo Rodríguez Arguibel. Ballet, Coro (Luis Clemente) y Orquesta Estables del Teatro Argentino (Reinaldo Zemba). Teatro Argentino de La Plata, domingo 23.

Cuando la pasión propia de la ópera italiana se despliega con potencia en todo el ámbito del teatro, y el auditorio recibe con abierta sensibilidad esa carga emocional, es innegable que por encima de cualquier análisis técnico, el espectáculo está logrado. Este fenómeno desgraciadamente no tan frecuente en el hecho lírico, tuvo lugar una vez más el domingo, en la inauguración de la temporada de ópera del teatro Argentino, oportunidad en la que se ofreció una versión de "Aída", de Verdi, que a partir de un comienzo musical un tanto intrascendente, fue afirmándose progresivamente debido a la entrega y la superación artística de los cantantes, hasta culminar en el tercer acto y el primer cuadro del siguiente con escenas que conmovieron en forma tocante a una sala colmada.

VALORES DE RANGO

Los artífices principales de este resultado fueron sin duda nuestros compatriotas el tenor Daniel Muñoz (Radamés) y la mediosoprano Cecilia Díaz (Amneris). Aplomado y eficiente, dueño de un pasaje y de agudos sólidos y vibrantes, Muñoz realizó una labor muy profesional, que le permitió sortear airoso los difíciles escollos de la partitura, y aún cantar los dos últimos actos sin pausa alguna, pese al inusitado esfuerzo que ello entraña. En cuanto a la mezzo entrerriana, cabe destacar que cumplió una de las mejores actuaciones de su carrera, no sólo por la inteligente graduación de sus medios vocales y la belleza de su color y de sus armónicos, sino también debido a la homogeneidad de su registro, su temperamento dramático y la facilidad para desplazarse con la misma naturalidad a las zonas más graves y a las más agudas de su tesitura (su cometido en el cuadro del juicio fue por cierto de alto impacto).

LA LLAMATIVA PUESTA

Dejando de lado una puesta realmente descabellada (el elemento principal de ese verdadero mamarracho escénico fue una suerte de mangrullo pampeano), diseñada por Eduardo Rodríguez Arguibel y Marcelo Pont-Vergés, el resto de los elementos musicales de esta velada platense ofreció en general interesante relieve. Preparado nuevamente por ese capacitado maestro que es Luis Clemente, el coro estable hizo oír su encanto tímbrico y canoro de conjunto, mientras que en el foso estuvo Reinaldo Zemba, un director con experiencia antes sinfónica que operística, que sin perjuicio de ciertos desacoples con el tinglado y de la ausencia de detalles expresivos o de fraseo, consiguió plasmar una ejecución decorosa y de aceptable nivel, al frente de una orquesta por sobre todo atenta y afinada.

RESUMEN DE LOGROS

En los demás papeles, la soprano italiana Maria Prosperi (protagonista) mostró una voz de buena formación, con algunos problemas de rigidez en la emisión y reducción del volumen a partir del "sol" del pasaje alto; el barítono Ricardo Ortale (Amonasro) sorprendió por la tersura, elocuencia y flexibilidad de su metal, y tanto Oreste Chlopecki (Rey) como Enrique Folger (Mensajero) y Vera Golob (Sacerdotisa) cantaron con esmerada corrección. Párrafo aparte merece el veterano bajo ítalo-argentino Nino Meneghetti (Ramfis), quien brindó una traducción ejemplar, de estentórea sonoridad y redondez en el papel del sumo sacerdote de Amón, cuya determinación implacable termina por destrozar el alma enamorada de la desdichada princesa de Egipto.

Carlos Ernesto Ure

Fuente: http://www.laprensa.com.ar/299963-Una-Aida-con-cantantes-valiosos.note.aspx

domingo, 23 de mayo de 2004

"Aida" abre la temporada platense

La célebre obra de Verdi se presentará desde hoy, a las 17, en el Teatro Argentino

Domingo 23 de mayo de 2004 | Publicado en edición impresa LA NACION

Por razones diversas, el canal de Suez, inaugurado fastuosamente el 17 de noviembre de 1869, promovió derivaciones que van más allá de su condición de vía de comunicación entre el mar Mediterráneo y el Mar Rojo. Es que el proyecto movilizaba enormes intereses comerciales que comprometían no sólo a Egipto, sino a la comunidad internacional. Es en esa circunstancia cuando se produce la apertura de un gran teatro lírico, con la presentación de "Rigoletto", de Verdi.

Que el gobierno de Egipto, en plena efervescencia frente a un acontecimiento tecnológico de semejante dimensión político-económica, haya buscado dotar a su país, al mismo tiempo, de un templo para el arte lírico no resulta extraño. En el siglo XIX, la ópera era sentida como una de las manifestaciones más ostentosas de la cultura europea, lo que explica que asociar el arte a la técnica haya sido una pretensión que el nuevo khedive (virrey) Ismail Bajá estaba en condiciones de consolidar.

Pero el hecho de que "Rigoletto" fuera objeto de una gran representación era menos de lo que el khedive deseaba para su teatro, de manera que solicitó a Camille Du Locle, libretista del "Don Carlo" verdiano, que interesara al músico para componer una obra sobre un tema del antiguo Egipto que acababa de proponerle el egiptólogo francés Auguste Mariette. La respuesta desde Italia fue negativa. Sin embargo, astutamente, Du Locle le envió a Verdi una síntesis de cuatro páginas del tema de Mariette. Pero si la respuesta amenazaba nuevamente con un rechazo, lo que dio en el blanco fue la posdata, en la cual el libretista le informa que su alteza egipcia le habría solicitado, ante el rechazo, golpear otras dos puertas, la de Gounod o la de Richard Wagner. Resultado: Verdi aceptó conversar sobre contrato y honorarios. Fijó una suma muy elevada para entonces, 150.000 francos pagaderos en París, en oro. Tres días después le llegaba el telegrama de aceptación.

Para 1870, el tema estaba en el vértice de los intereses culturales del mundo. Auguste Mariette era por cierto un egiptólogo de moda y a través de sus hallazgos para el Louvre pudo enorgullecerse y beneficiarse con su descubrimiento de un templo del siglo II. Pues bien, fue este Mariette quien concibió en 1869 el drama de Aida, Amneris, Radamés y Amonasro. Es cierto que, pese a ser un científico, no deja precisiones sobre la época exacta en que transcurre la acción por él imaginada. Apenas si aclara que "la escena transcurre al borde del Nilo, en tiempos del poder de los faraones". Fue tarea de los musicólogos ubicar luego una época posible, la de Ramsés III.

En medio del hechizo que provocaba el antiguo Egipto en la cultura occidental, tampoco preocupó a Mariette la exactitud documental, pues era al parecer impensable que en la rígida sociedad faraónica un héroe como Radamés pudiera poner sus ojos en una esclava. Pero Mariette liberó su fantasía y recurrió a fuentes literarias exóticas y prestigiosas. Sobre esta idea le tocó después a Du Locle realizar el libreto en francés, que luego Antonio Ghislanzoni tradujo y puso en verso con destino a la ópera. Pero además está la mano del propio Verdi, que no se privaba de introducir modificaciones, tras interrogar a los especialistas, y ante todo a Mariette, sobre las divinidades egipcias, las ceremonias, las danzas, el ritmo y el carácter de la música que las acompañaba. Así nació "Aida", cuyo estreno tuvo lugar en El Cairo el 24 de diciembre de 1871, ante una vibrante audiencia internacional.

Un nuevo Verdi

Pero, ¿dónde han quedado los héroes verdianos empapados por los ideales del "Risorgimento" italiano? Porque "Aida", sin la menor duda, marcó un cambio, pues, como razonó Patrice Henriot, ahora la patria, lejos de ser una madre amante, es una cruel madrastra que demuele a los suyos, tanto a Aida y a su padre, Amonasro, porque el patriotismo de los etíopes resulta destrozado, como a Radamés, que traiciona la fidelidad de los egipcios. Algo así como una desintegración de ese heroísmo que hasta entonces había dado sentido a su obra desde "Nabucco". Pero si un Verdi nuevo y realista, alejado de las grandes utopías de ayer, se proyecta a partir de 1870, el aliento creador en cambio se agiganta y supera sus propias cumbres. Fiel a principios nunca desmentidos, crea con "Aida" una ópera "egipcia" sin convencionalismos, pero sin la pretensión -ni el interés- de hacer arqueología musical. Con originales recursos de composición, proyecta el ambiente sonoro, la "tinta", como decía Verdi, de esta obra de impresionante perfección. Porque nada es superfluo en "Aida", donde todo responde a una exigencia superior de unidad teatral y expresiva, desde la célebre romanza de Radamés, "Celeste Aida", hasta el sepulcro que sirve como escenario del célebre dúo con que concluye la obra, allá donde los amantes encuentran una muerte mística, lejos de las leyes humanas. Como tal hay que aproximarse a esta nueva propuesta del Teatro Argentino de La Plata, que inaugura con ella su temporada lírica 2004.

Pola Suárez Urtubey

Funciones y elenco

"Aida" tendrá dirección musical de Reinaldo Zemba y régie de Eduardo Rodríguez Arguibel, y la participación de la orquesta, coro y ballet estables. Actuará un reparto de cantantes integrado por María Prosperi/Alla Avetisian (Aida), Daniel Muñoz (Radamés), Cecilia Díaz/María Luján Mirabelli (Amneris), Ricardo Ortale/Leonardo López Linares (Amonasro), Nino Meneguetti/Carlos Esquivel (Ramfis) y Oreste Chiopecki/Omar Brandán (Rey). La escenografía y el vestuario son de Marcelo Pont-Vergés y la coreografía, de Julio López. Las funciones están previstas para mañana y el domingo 30, a las 17, y el viernes, a las 20.30, y, en junio, para el viernes 4, a las 20.30, y el domingo 6, a las 17.

El Teatro Argentino informa, además, que partirán con ese destino servicios de ómnibus desde dos lugares de la ciudad de Buenos Aires (Callao 235 y la esquina de Viamonte y Cerrito) dos horas y media antes del horario previsto para cada función. Las reservas deben realizarse en los teléfonos de boletería (0221) 4291732/3.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=603546

Agenda Teatro La Plata

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2004/05/23/pdf/20-c.pdf

Carolina Peleritti: Una obra de arte

Domingo, 23 de mayo de 2004 |

Audaz y provocadora, en La señorita de Tacna, obra recientemente estrenada, la ex modelo se luce con un desnudo descomunal. Paso a paso, la escena más jugada del teatro nacional de nuestros días.

Por Cora Debarbieri Fotos: Carlos González y Archivo Atlántida


Diez y cuarto de la noche. Teatro Maipo. Ultimas escenas de la obra La señorita de Tacna. La sala está a media luz. Carlota, personaje que interpreta Carolina Peleritti (33), ingresa nuevamente a escena. Esta vez, con el pelo suelto sobre sus hombros, sin chal y con gran parte del vestuario a medio abrochar. Se para detrás del abuelo Pedro (Julio López), mientras éste comienza un monólogo en donde confiesa haberle sido infiel a una mujer. Mientras tanto, ella, deja caer el vestido, se acuesta boca arriba sobre una mesa cubierta con un mantel color manteca que llega hasta el piso y, sí, ya totalmente desnuda, comienza a recorrer su cuerpo con las manos. Gira hacia el público. Vuelve a tocar su cuerpo, se acaricia e insinúa... Con una gran angustia en su voz, Pedro finaliza su monólogo. Carlota baja de la mesa, se vuelve a parar detrás de él, recoge su vestido y, muy lentamente, se retira del escenario.

UNA CHICA QUE VA AL FRENTE. Desde que Peleritti bajó de las pasarelas y se alejó por completo del mundo de la moda, se dedicó de lleno a la actuación. Comenzó a tomar clases de teatro y, de a poco, fue haciendo carrera en televisión y más tarde en teatro. ¿Quién puede olvidar los audaces personajes y escenas que interpretó en Tiempo Final y 099-Central? En el unitario de los hermanos Borenzstein, la actriz participó de varias escenas de sexo y desnudez junto a Pablo Echarri. En cambio, en la tira de Pol-ka interpretó a Marisa, una lesbiana que seducía al personaje de María Eugenia Tobal, donde también hubo besos y escenas fuertes al por mayor. Carolina, sin dudas, no le tiene miedo a nada. Es más, se destaca por su profesionalismo y valentía a la hora de componer a sus personajes. "Desde siempre quise ser actriz. Cuando se lo dije a mis padres, no me creían. Si los vieras ahora, ¡están tan orgullosos! Sabía que mi carrera de modelo no sería eterna, y por eso entré en crisis personal. Quería actuar y me bajé de la pasarela para eso. Ahora se ven los resultados. ¿Si extraño el mundo fashion? No, para nada", comentó Carolina.

HISTORIA DE UNA OBRA. En su tercera temporada, siempre protagonizada por la brillante Norma Aleandro, la historia de Mario Vargas Llosa sigue siendo aplaudida de pie por el público. En el '81 fue Camila Perissé quien interpretó a Carlota. Por ese tiempo, la actriz tenía 27, lucía una figura infartante (95-63-95) y estaba de novia con Alejandro Borenzstein, el hijo del reconocido capocómico Tato Bores. Luego, por problemas contractuales, tuvo que abandonar el elenco, y dos años más tarde, Katja Alemann se hizo cargo del personaje. A los 24, la hermana del ex titular del Palacio de Hacienda mostraba sus increíbles curvas (94-65-97) arriba del escenario y declaraba: "El desnudo es algo natural en mí. Me gusta estar desnuda".


De Mario Vargas Llosa 
Intérpretes: Norma Aleandro, Marzenka Nowak, Ernesto Claudio, Iván Espeche, Beatriz Spelzini, Julio López, Carolina Peleritti, Marcos Montes y Carlos Portaluppi.
Escenografía: Jorge Sarudiansky.
Vestuario: María Julia Bertotto.
Iluminación: Roberto Traferri.
Dirección: Oscar Ferrigno (sobre una puesta original de Emilio Alfaro).
Producción artística: Lino Patalano.
Lugar: Teatro Maipo, Esmeralda y Av. Corrientes. Funciones: miércoles a viernes a las 20.30; sábado 19.30 y 22.00, y domingo a las 19.30.


martes, 4 de mayo de 2004

¿El Select, nuevo espacio INCAA?

La sala platense conseguiría a la brevedad este nombramiento, gozando así de beneficios para la proyección de filmes nacionales

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2004/05/04/pdf/19-c.pdf

domingo, 2 de mayo de 2004

Ultima función

BALLET EN EL TEATRO ARGENTINO

Hoy a las 17 en la Sala “Alberto Ginastera” del Teatro Argentino (51 e/9 y 10) se realizará la última función del primer programa de ballet de la temporada 2004.

Se interpretarán “Divertimento”, con música de Benjamín Britten (sobre temas de Gioacchino Rossini) y coreografía de William Dollar; el pas de deux “Melodía”, con música de Christoph Gluck y coreografía de Assav Messerer; “Annabel Lee”, con música de Byron Schiffman y coreografía de George Skibine (basada en un poema de Edgar Allan Poe) y “Bolero”, con música de Maurice Ravel y coreografía de Aurel Milloss.

Entradas de $10 a $50.

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2004/05/02/pdf/20-c.pdf

Agenda La Plata: Teatro

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2004/05/02/pdf/20-c.pdf

Las tablas le hicieron fuerza a la motosierra

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