jueves, 17 de julio de 2003

Una mirada profunda al angustiado siglo XX

TEATRO CRITICA / EL CERCO DE LENINGRADO

Dos jóvenes actrices platenses protagonizan con éxito un texto de Sanchís Sinisterra, proponiendo una estética que sorprende casi tanto como la elección de la obra

Por Ana M. Tótoro
Especial para Hoy.

José Sanchís Sinisterra (1940) es un director y dramaturgo valenciano que ha escrito una treintena de obras teatrales entre las que se destaca -Ay, Carmela!.

Su producción participa a la vez de la tradición del realismo fantástico español y de la línea literaria de Kafka, Brecht y Beckett. La dramaturgia de Sinisterra, en constante evolución, explora los límites del teatro y cuestiona los mecanismos de la teatralidad.

En El cerco de Leningrado, un viejo edificio teatral, que están a punto de derribar, es el pretexto para reflexiones sobre el teatro y la vida. Presentado el año pasado en el Festival de Teatro y Memoria, permitió disfrutar con una actriz de excelencia como lo es Lidia Lamaison, acompañada por una eficaz Alejandra Boero.

Por eso resultaba extraño, antes de presenciar la presente puesta, que dos jóvenes eligieran un texto que propone una mirada al angustiado siglo XX a través de sus personajes, dos viejas actrices, testigos y partícipes de una época en que cayeron ilusiones, ideales, utopías e imperios.

Sin prejuicios

Pero el prejuicio se derrumba ni bien comienza el espectáculo porque la estética propuesta se aleja considerablemente de cualquier fijación realista y atrapa al espectador en un universo cerrado, en el que nada sobra ni falta, y en el que ficción y realidad se enredan extrañamente.

En tanto las figuras coreográficas que arman las actrices hablan de enfrentamientos y alianzas que remiten a la resistencia en las propias convicciones.

La dirección de Omar Musa no descuida detalles y consigue un espectáculo sólido y coherente que constituye, quizás, uno de sus mejores trabajos como director. No pretende emocionar, pero juega, en cambio, con el alejamiento propicio para la transmisión
de un claro mensaje.

Música, vestuario, maquillaje, escenografía e iluminación contribuyen eficazmente en la creación de un clima especial y sostenido a lo largo de toda la obra. Los colores tampoco han sido descuidados. El gris del vestuario se corta con el rojo de una enseña partidista y con el verde de todos los recuerdos.

Dos cubos negros son los únicos elementos que se usan para sugerir ámbitos espaciales de encierro y, cuando se evoca a la ciudad sitiada, sólo unas bolsas son suficientes.

Destacado

Pero lo mejor del espectáculo es, sin duda, el trabajo actoral, que desborda vitalidad sin dejar de lado el cuidado expresivo. Gestualidad y dicción acompañan a un despliegue corporal de lograda calidad. De esta manera las jóvenes actrices reafirman con creces el placer del espectador frente a una buena actuación y confirman al actor como presencia medular en el espectáculo teatral.

Ficha Técnica:
Obra: El cerco de Leningrado.
Autor: José Sanchís Sinisterra.
Intérpretes: María Guimarey y
Ayelén Días Carreia.
Iluminación, vestuario
y escenografía: Julieta Sargentoni.
Música: Nina Rapp.
Dirección: Omar Musa.
Lugar: Almacén El Obrero.
Funciones: sábados 21.00

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2003/07/17/pdf/22.pdf

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