Velada solidaria con mucho público en el Teatro Argentino
Miércoles 30 de julio de 2003 | Publicado en edición impresa
LA PLATA (De nuestra corresponsalía).- Se puede trazar la historia de la noche del domingo último, en el Teatro Argentino de La Plata, sobre la historia del entusiasmo de una veterana profesora de literatura.
Esa noche tuvo lugar un espectáculo solidario, a beneficio de la Institución de Apoyo Integral a las Personas con Capacidades Diferentes (Idani). La primera parte consistió en una selección de composiciones de Mozart y de Carlos Guastavino (fallecido hace tres años), interpretadas por miembros de la Orquesta y el Coro Estables del teatro. La segunda fue la "Suite de ángeles", una puesta sobre música de Astor Piazzolla, con coreografía de Omar Saravia y a cargo de jóvenes bailarines argentinos, muchos de ellos actualmente se desempeñan en compañías en el exterior.
María Isabel Platero, profesora de literatura, quedó encantada con la "Suite". Enamorada de la danza, pero sobre todo de Piazzolla, jura que su música fue lo mejor. De la primera parte rescata "Se equivocó la paloma", sobre el famoso texto de Rafael Alberti, y la "Milonga de dos hermanos", adaptación de un poema borgeano. Fueron, para ella, los puntos fuertes de una noche mágica, que destaca con una permanente sonrisa.
Quince minutos de Mozart, media hora de Guastavino y, por último, el deslumbrante espectáculo final, vigilado por un ángel gigantesco dibujado en el escenario. Fue una hora y cuarto en total, que el mar de miradas suspendidas sobre el escenario siguió en silencio.
Todo empezó poco después de las 20. La introducción, los "Seis nocturnos", de Wolfgang Mozart, estuvo a cargo de la soprano María Rosa Hourbeigt, la mezzosoprano Susana Paladino y el barítono Alberto Jáuregui Lorda, con Juan Pablo Scaffidi al piano. Para las composiciones de Guastavino se les sumó Diana Gasparini, con su viola.
Juntos o separados, interpretaron "El clavel del aire blanco", "Cortadera, plumerito" y "Ya me voy a retirar", de León Benarós; "Cita", de Lorenzo Varela; "Pampamapa", de Hamlet Lima Quintana; "Encantamiento", de Gabriela Mistral; "La rosa y el sauce", de Francisco Silva, y los textos de Borges y Alberti.
El homenaje a Guastavino, exponente del nacionalismo romántico argentino, tuvo lugar en una sala bautizada con el nombre de su contemporáneo, Alberto Ginastera. Aunque los separaron diferencias de estilo (Ginastera siempre acompañó las tendencias modernistas y el compositor homenajeado el domingo último estuvo más apegado a la música del siglo XIX), cada uno de ellos dejó su huella en la música nacional. Hoy es frecuente que sus nombres aparezcan juntos en reelaboraciones y retrospectivas discográficas.
Después de esa primera parte, que tuvo una escenografía y una iluminación minimalistas, el telón se cerró y se convirtió, por un minuto, en una gran llamarada roja, bajo los potentes focos del teatro.
Durante los veinticinco minutos de la suite, dividida en seis partes, los jóvenes intérpretes (los hombres vestidos de blanco y negro, las mujeres sumando franjas de rojo) se fueron pasando la posta del protagonismo. Daniel Proietto, Federico Moreno y Christian Pérez llevaron la delantera en la "Introducción al ángel", en la que abundaron los cuerpos voladores y los aleteos de pájaro. La escena viró luego al rojo intenso para que Silvia Cortés y Diego Poblete protagonizaran el "Tango del ángel": transmitieron lujuria y pasión.
Siguieron la "Milonga del ángel", protagonizada por Proietto, y luego la "Muerte del ángel", a cargo de Isaías Haller, Federico Moreno y Carla Vincelli.
El segmento siguiente, "Resurrección del ángel", contó con la participación de Aldana Bidegaray, Juan Manuel Ortiz, Stefanía Vallone, Christian Pérez y Leticia Latrónico.
Finalmente, todos los bailarines se unieron para el último segmento, "Michelangelo", donde los cuerpos volvieron a volar.
Con una asistencia inusual de público, el espectáculo solidario fue una noche para recordar. En los oídos del público quedó una frase de Piazzolla que Jáuregui Lorda citó y que dio marco al evento: "Tengo que decir la más absoluta verdad. Yo puedo contar una historia de ángeles, pero no sería la verdadera historia. La mía es de diablos mezclada con ángeles y un poco de mezquindad. Hay que tener algo de todo para seguir adelante en la vida".
Sebastián Lalaurette