La jornada fue organizada por la Cámara de Diputados. En los debates estuvieron Pérez Esquivel y Pelloni
Si alguien fue a ver a Leo Sbaraglia o a Federico Luppi o a Patricio Contreras, o a escuchar a Olga Orozco, se habrá llevado un fiasco. Porque faltaron a la cita. Pero la música de León Gieco y las voces de Inda Ledesma, Raúl Rizzo, Alberto Segado, el padre Hugo Mujica y el poeta Boccanera alcanzaron para llenar de emoción la noche. Fue en el Coliseo Podestá, donde un nutrido público, mayoritariamente joven, asistió -en varios pasajes con lágrimas- al acto de clausura de la jornada contra la impunidad organizada por la presidencia de la Cámara de Diputados de la Provincia.
El principal objetivo del cierre cultural fue exponer las conclusiones a las que se arribó, luego de un día de discusión y debate, destacando principalmente "las cercanas relaciones entre la impunidad y el poder".
En esos debates participaron el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, Estela de Carlotto (Abuelas), los jueces Leopoldo Schifrin y Ernesto Domenech, la hermana Martha Pelloni, Rosa Schonfeld de Bru y Gladys Cabezas, Sergio Bursteyn (Amia) y Thierry Ipliejiande (Amnistía Internacional), además de gremialistas y legisladores.
En el Coliseo, todo comenzó con la lectura, detrás de un escenario de sombras, de los poemas "Ausente", "En la niebla" y "Sentada". Y continuó con cuentos de Ana Frank, en los que narró su mundo reducido a paseos por una escalera caracol.
"Mi país limita al norte con Uruguay, al este con el Atlántico, al oeste con Chile. Luisa se pudre en una celda de dos metros", se escuchó antes de que el actor Raúl Rizzo recitara un fragmento de Rayuela, de Julio Cortázar, ése donde la Maga imagina un país de hombres cuerdos pero inhabitado.
Mientras los actores estaban en escena, las madres de Plaza de Mayo circulaban gigantes por detrás. Pero no eran de carne y hueso sino imágenes de sombras proyectadas.
Inda Ledesma expresó su apoyo prestándole su voz a un poema de Federico García Lorca, de su etapa más intensa y apasionada. Hugo Mujica, poeta y sacerdote, en una silla pequeña y aún más pequeña en el escenario, se hizo grande leyendo sus poemas y entre las frases se le escapó que "hay días en que nombrar no basta".
La mayor participación de la gente se dio cuando se proyectaron, mezcladas, fotos de víctimas de la represión, el gatillo fácil o la impunidad -Miguel Bru, el soldado Carrasco, José Luis Cabezas-, que eran aplaudidas a rabiar, y de personajes como Videla, Massera y Yabrán, silbadas con la misma intensidad.
Un pasaje de la obra de Bertol Bretch sobre la vida de Galileo Galilei fue actuado por Alberto Segado. Y luego se proyectó el film de Chaplin "EL gran dictador".
Luego de las actuaciones subieron al escenario los artistas y algunos de los panelistas de las mesas de debate. "Tenemos la necesidad de no sentirnos solos cuando estamos peleando. Rescatemos el ideal de trabajar unidos como el único modo de lograr la justicia; estos crímenes no son casos aislados sino producto de un sistema de impunidad, porque el poder es cómplice de esa impunidad", señaló entonces el presidente de la Cámara de Diputados, Alejandro Mosquera.
Y para cerrar, León Gieco hizo lo suyo. Como lo sabe hacer. Con ganas.
Fuente: http://www.eldia.com.ar/catalogo1/19990623/laciudad2.html