Domingo 26 de enero de 1997 | Publicado en edición impresa LA NACION
Es casi una pregunta insoslayable en todo festival internacional de teatro: "Y en Buenos Aires... ¿cuándo?" Darío Lopérfido, subsecretario de Cultura del Gobierno de Buenos Aires, ya tiene la respuesta.
A partir del 2 de octubre, Buenos Aires va a tener su Primer Festival Internacional de Teatro, acontecimiento que cuenta con el respaldo de varias instituciones, como el Instituto Goethe, el British Council y probablemente la Alianza Francesa.
La entrada al caluroso nuevo año hizo presumir al joven funcionario que su agenda iba a veranear.
Está lejos de esa presunción. Visiblemente cansado, pero satisfecho, esta entrevista con La Nación fue una charla más de teatro.
"El festival va muy bien, tanto por la organización como por las expectativas que despierta en el mundo. Esto último me alegra y sorprende. A veces me desborda. Se encaró como una tarea más de la Secretaría de Cultura, pero al llegar a Europa la gente de teatro me decía con mucho entusiasmo: «¡Están preparando el festival de Buenos Aires!» "Otra cosa que me alegra es lograr que el festival se convierta en eje del año teatral en Buenos Aires: un «Ricardo III», con Alcón y Alezzo, Robert Sturúa haciendo una puesta de Brecht y después, como colofón de un año plagado de títulos, de personalidades importantes, el festival, que tiene entidad propia. Tratamos de convocar a todas las personas que están vinculadas con el quehacer. En este contexto creo que este hecho va a ser estratégico. Buenos Aires no podía seguir sin tener un festival internacional de teatro. Será un propicio inicio de un ciclo. No me cabe duda de que dentro de cuatro o seis años va a ser mucho mejor."
-¿Tendrá frecuencia anual?
-Bianual. La idea es que haya otro acontecimiento internacional alternando con el de teatro. Mi opinión y mi gusto es que haya un festival de cine alternativo. La organización de cualquier festival de estas características de por sí implica un gran esfuerzo de organización, tanto en los aspectos económicos como en la mecánica de convocatoria.
-Con esta perspectiva, ¿cuánto va a costar a la ciudad?
-Está bien administrado y es austero. Creo que no va a pasar de los 700 mil pesos. Hay un presupuesto base que pone la Secretaría de Cultura y nos manejaremos con sponsors.
-¿Hay sponsors para el teatro?
-Trabajamos sobre una lógica de sponsoreo muy fuerte. El ciclo de rock de verano que hicimos este mes contó con sponsors en un 40 por ciento; el resto lo puso la Secretaría de Cultura. Creo que esta relación es la que debe ser. Claro que si tuviera sponsors por 800 mil dólares el festival sería más suntuoso.
-En concreto, ¿cuánto aporta la secretaría para el festival?
-Cerca de 450 mil dólares. El resto lo ponen los sponsors, que no siempre representan valores en efectivo, por ejemplo en el sector hotelería. Por otra parte, estamos dándole a entender a todo el mundo que éste es un festival sobrio, no por eso malo, de un país con dificultades económicas.
-¿Cuál es la respuesta de las compañías internacionales?
-Muy buena, en términos de no cobrar los cachets habituales. Han mandado valores muy altos y nuestra respuesta fue que no podíamos afrontarlos. Ahora estamos concretando con compañías internacionales muy importantes a un cachet infinitamente menor de lo que fue la primera propuesta, porque quieren venir a Buenos Aires. Para ellos es un punto clave.
La ventaja que ofrece Buenos Aires, como otros países, es la cercanía de las salas, que permite un rápido desplazamiento. Los teatros que estarán afectados durante los diez días que durará el Festival Internacional de Teatro serán el San Martín, con sus tres salas; el Alvear, el Regio, De la Ribera, el Paseo La Plaza, el Payró, Andamio `90, Babilonia y algunos espacios no convencionales.
Estamos esperando que lleguen las necesidades de planta para ver si hay que agregar alguna otra sala tradicional. A mí me gustaría que fuera el Maipo.
-¿Para la danza, ¿se usará el Teatro Colón?
-El Colón participa. Estoy hablando con Kive Staiff para ver si durante los días en que se realiza el festival, en la programación del Colón hay algún espectáculo que se pueda ofrecer como noche de gala para los invitados.
Todo festival cuenta con un cuerpo de curadores, que son los que estudian y evalúan las propuestas. Ellos son Ernesto Schoo, Alberto Félix Alberto, Rubén Szchumacher y Javier Grosman. La asesoría de danza es de Inés Sanguinetti.
La producción ejecutiva estará a cargo de Javier Grosman, de Babilonia; la dirección técnica corresponderá a Héctor Calmet, del Teatro San Martín; la administrativa quedará en manos de Hugo Fara, del Alvear; una parte de la coordinación (workshop, talleres, seminarios, becas) será realizada por la Fundación Antorchas, y SOMI preparará un curso de dramaturgia argentina.
-¿Habrá autores argentinos?
-Están previstos dos estrenos oficiales: "Un guapo del novecientos", de Samuel Eichelbaum, y "La malasangre", de Griselda Gambaro. Habrá dos coproducciones con el Festival de Porto Alegre. Además, se convocará a grupos independientes para que participen.
A la luz de los resultados de la última experiencia festivalera, el tema económico sigue siendo urticante, al menos para la sensibilidad de los contribuyentes.
"Hay que aprender -señaló Lopérfido- que no se puede pensar más en política cultural sin el aporte privado. Nunca se supo conseguir sponsor para el teatro. De cualquier forma, me comprometo a presentar las cifras que se invertirán en el festival con todo el desglose. Desde ya garantizo que va a ser un festival sobrio, austero y bien administrado."