viernes, 12 de noviembre de 2010

“Mal o bien, hago cine de autor”

César Jones, La Plata

César Jones, el director porno que llegó a las salas de arte

11-11-2010 / Su obra experimental se exhibe en una retrospectiva. Enemigo de Víctor Maytland, el decano del triple X local, sueña con filmar a Lopilato, Grandinetti y Oscar Martínez.

Por Diego Rojas

Es difícil reconocer a César Jones, director de cine porno. Con ese nombre y esa profesión, lo menos que se espera es que la entrevista se realice al borde de una pileta cristalina, con el director vistiendo una camisa setentista de cuellos puntiagudos, rodeado de chicas voluptuosas y aspirando, cada tanto, unos nariguetazos de cocaína sin discreción. Sin embargo, el encuentro se realiza en Buttman, la distribuidora de sus películas, y –aunque el lugar esté lleno afiches XXX, DVDs explícitos, consoladores de todo tamaño y otros juguetillos sexuales– cuesta darse cuenta de que el muchacho flaquito, de flequillo inocente y con un aspecto joven a lo Dorian Grey es la nueva promesa de la pornografía argentina. Una promesa que excede al género hot, ya que durante los sábados de noviembre a las 22, la obra de Jones será exhibida en una retrospectiva en el complejo Arte Cinema, una sala dedicada al cine de calidad. Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la cinefilia local.

–¿Qué pensó cuando lo convocaron para esta retrospectiva?

–Hubo cierto grado de sorpresa, pero mitigado. Por un lado, si me visualiza dentro del género, creo que en el país soy el exponente de una mirada autoral. Mal o bien, es así. Por otro lado, la reticencia del cine no porno hacia el porno ha menguado y se produjeron gestos de acercamiento, por lo que la retrospectiva no me sorprende tanto.

–¿Cómo llegó a la industria del cine porno?

–Realicé mi primera película a mediados del 2000. Tenía 29 años. Estaba terminando la carrera de cine en la Facultad de Bellas Artes de La Plata. Con un grupo de compañeros hacíamos unas performances en las que combinábamos imágenes porno en Súper 8, música electrónica y textos grabados. Los cortos que hacíamos también poseían los códigos del género. Sólo hacía falta un pequeño paso para llegar al porno. Y alguna vez alguien preguntó: “Che, ¿y si hacemos una?”. Todos dijimos que sí.

–¿Un director de cine porno se mueve al ritmo del dinero, el sexo, las drogas y el rocanrol?

–No puedo hablar por los demás, pero en lo que a mí respecta, los ingresos son exiguos. Y nunca usé mis películas para acceder a ciertos placeres o licencias sexuales. Lo que yo hago no está directamente relacionado con ese desenfreno de sexo, drogas, locuras y demás. Si eso ocurre u ocurrió en mi vida, no tiene nada que ver con el hecho de dirigir películas. De hecho, lo bueno de tener una vida sexual tan oscilante como la de cualquier persona es que, a la hora de rodar, las imágenes a mí también me estimulan.

–¿Se inspira en su vida sexual para los guiones?

–Todo cuanto volqué en una pantalla surgió inexorablemente de mí. La mayor parte de las veces no de mi experiencia, pero sí de mí: de mis ideas, reflexiones, fantasías en relación al sexo y al cine de sexo. Es todo un conjunto de elementos retroalimentados. Cuando filmo, ahí estoy yo.

*La nota completa, en la edición impresa de Veintitrés

Fuente: http://www.elargentino.com/nota-113989-seccion-114-Mal-o-bien-hago-cine-de-autor.html

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